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—¿Y tú? ¿Por qué te ves como si te hubieran dado una paliza? —preguntó burlón el peli-menta.

Hoseok le dedicó una mirada amenazante. Gracias a su hermano, ahora le tocaba que servir como esclavo de cierto omega castaño, y aunque no se quejaba, ya que podía pasar mucho tiempo con él, Taehyung parecía que le había agarrado cierto odio por la mentira de la que ahora era participe.

—Todo es tu culpa —le gruñó—. Taehyung hizo que fuera hasta el último piso solo porque, según él, había olvidado sus pinceles allá arriba, oh pero, ¿Sabes qué? NO ENCONTRÉ NADA —Sollozó, sentándose junto a su hermano, abrazándolo mientras llevaba las manos a su pecho—. Le he estado ayudando con sus tareas y con la limpieza de su habitación.

Yoongi sintió pena por su pequeño hermano. — Lo siento. Si quieres puedo hablar con Taehyung.

—¡Ni se te ocurra! —chilló rápidamente, poniéndose recto en su asiento.

—¿Pueden callarse? —bufó Baekhyun desde su cómoda cama.

Ambos hermanos ignoraron al omega, siguiendo con sus pequeños dramas. Baekhyun sólo bufó molesto y alcanzó sus audífonos para poder dejar de escuchar los lamentos de ese omega peli-rosa.

—¿Estonces por qué te quejas? —cuestionó confundido, sacando una bolsa de frituras de el primer cajón de la mesa de noche.

—Por qué si hablas con él, posiblemente me deje de hablar y ya no quiera ser mi amigo —comenzó a llorar de nuevo, estirando su mano para poder robarle frituras al pálido, metiéndose un gran puñado en la boca para luego volver a sollozar—. Si quiero que sea mi omega tengo que ganarmelo poco a poco.

Yoongi se quedó unos minutos pensativo. Cada vez las frituras iban desapareciendo de su bolsa cuando el ni siquiera había probado un bocado, pero no le dijo nada a Hoseok, no quería que hiciera más drama. Por otro lado, pensaba si lo mejor sería confesarle a Jimin que era un alfa, tal vez este se lo tomara mejor de lo que el pensaba, o tal vez no. Aunque algo le decía que tenía que hacerlo más temprano que tarde. Taehyung no lo había tomado tan mal después de todo, solo y solo tal vez Jimin fuera igual.

—¿En qué piensas? —Hoseok se chupaba los dedos, intentando quitar los restos de grasa después de haberse comido toda la bolsa de frituras.

—¿Y si le confieso todo a Jimin? —musitó inseguro.

Hoseok abrió sus ojos completamente. Él no creía que Jimin se lo fuera a tomar muy bien que dijera, TaeTae le había dicho que su amigo era “especial”.

—Yo no te aconsejaría que lo hicieras —opinó—. Taehyung dijo que Jimin odiaba las mentiras y a la mayoría de alfas idiotas.

Yoongi frunció su ceño. —Tal vez soy un poquito mentiroso, pero no soy un idiota.

El peli-rosa llevo una de sus manos hacia su boca, tratando de aguantar la carcajada que quería salir.

—¿De qué te ríes? —chasqueó su lengua—. El único idiota aquí eres tú, Min Hoseok.

—Ni siquiera dije algo —paró de reír—. Mira, Taehyung me confesó que Jimin es muy reacio a conocer alfas y a convivir con ellos, no me dijo el por qué, ya que eso es algo que le toca a Jimin contar —dijo, para después acostarse sobre la cama y comenzar a estirarse como gato—. Pero sea lo que sea, debe de ser algo que lo ponga muy sensible.

No entendía del todo las palabras de su hermano, puesto que él veía muy normal a Jimin. No es como si el chico le tuviera miedo a los alfas o los aborreciera a todos por igual. Pero ahora estaba más curioso por saber por qué el chico no le gustaba convivir con los alfas. Un montón de ideas cruzaron por su cabeza, y la última no le gustó para nada. Tan solo pensar en que un alfa ha abrazado al chico, le ha dado besos en su mejilla, o lo ha hecho reír, le daban náuseas.

Un Omega De Mentira - YoonminWo Geschichten leben. Entdecke jetzt