CAPITULO 9

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Hice una mueca.
No me gustaban las ostras a pesar de que Darien había pedido una orden completa para él.

—¿No vas a probar? —mencionó tomando una y ponerle algunas salsas.

La mueca en mi rostro seguía ahí.
Definitivamente las ostras es como comer mocos, la consistencia y textura de eso no me gustaba.
Obviamente Darien estaba en contra de mi gusto, porque tomó una y la tragó.

—Que asco —murmuré—. No pienses besarme durante un buen tiempo.

Eso lo hizo reír a carcajadas.

—Debes estar bromeando ¿verdad? Nena estamos en la playa disfrutando de un buen festín. Deberías probar un poco.

—No gracias, prefiero esperar mi hamburguesa de pescado.

Volvió a reírse.
Me gustaba verlo alegre, nos merecíamos estas vacaciones, después de algunas discusiones por parte de los padres de Darien y Seiya, en contra de Kakyuu. La relación entre ellos dos ya no era la misma después del aborto que tuvo Kakyuu además de saber que Seiya tenía espermas defectuosas. Era algo que me impactó un poco, yo no era la culpable de nada, podía tener a mis bebés con el hombre indicado, y ese hombre estaba enfrente de mí tomándose unas vacaciones conmigo además de complacerme cada noche.

Cuando mi hamburguesa llegó, le di el primer mordisco gimiendo ante el sabor.
Darien se mantuvo mirándome fijamente no sin antes sonreír.

—Disfrutas más de la hamburguesa que de mi.

—Hace mucho que no como una delicia como esta —limpié mi boca—. Esto es mucho mejor

—¿Mucho mejor que yo? —alzó una cena indignado.

Me pensé la respuesta y asentí.

—Si, en definitiva.

Sé puso una mano sobre el pecho ofendido ante mi comentario.

—Nena eso me ofende.

Me reí alzando mi mano y atrapar la suya.

—Eres mi comida favorita cariño.

Él sonrío de oreja a oreja dejando en claro la emoción que le daba cuando yo le hacía un comentario cariñoso.
Me había mantenido un poco alejada cuando de mostrar sentimientos se trataba pero poco a poco empecé abrirme sentimentalmente con Darien, el hombre que me hacia sentirme querida, amada y apoyada.
Así que hace un par de semanas empecé con los comentarios cariñosos para él, y Darien se mostraba emocionado, justo como hoy.

—Te quiero preciosa.

Le sonreí pues sabía perfectamente que en sus labios querian pronunciar otras dos palabras pero no podía, Darien me estaba dando tiempo para acostumbrarme a esta nueva relación. Habíamos dado el paso al sexo, si pero para la frase fuerte necesitábamos esperar un poco más.

La comida fue agradable, a parte de tener que ver a Darien comer esos asquerosos hostiones.
Pasamos por un marcadito en donde vendían de todo, de las artesanías más hermosas de las que había visto.
Me detuve para observar un pequeño caballo de madera, era un juguete para niños y me gustó como estaba pintado. Sin pensarlo lo tomé para comprarlo, Darien a mi lado lo miró pero no mencionó ni una sola palabras, solo asintió. Después de eso decidimos ir a nuestra habitación de hotel, nos quedaba solo un día para disfrutar de la tranquilidad y regresar a nuestros labores.

Darien dejó las bolsas de compras sobre una mesa y se fue al cuarto de baño, pensé que se daría una ducha pero solo tardó dos minutos en salir, en seguida salió y sonrió estirando sus brazos hacia mi.

—Me he lavado los dientes, ahora reclamo mi beso.

Me reí retrocediendo tan solo unos pasos.

—¿De verdad?

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