CAPITULO 18

554 65 3
                                    

—¡Feliz cumpleaños a ti!

Incliné a Darla para que soplara la vela de su pastel pero realmente no lo prestaba atención a la vela, su absoluta atención estaba en la decoración.
Disimuladamente soplé la vela lo cual hizo estallar a los invitados entre aplausos.
Serena a mi lado se rio y aplaudió, en un momento de distracción Darla tomó un puño del pastel y se lo puso en la boca, su rostro ahora estaba lleno de pastel.

—Mi niña ahora tiene un año —mamá apareció quitándome a mi hija de los brazos—. El tiempo pasa demasiado rápido.

Papá se acercó pinchando la mejilla de Darla. Y así poco a poco nuestra familia se acercó para mimar a nuestra pequeña.
Serena a mi lado se hizo cargo de repartir trozos de pastel.

—Llevaré los regalos a la habitación de Darla ¿de acuerdo?

Mi prometida asintió y me dio un beso en los labios.
Prometida, sonreí cuando vi el anillo sobre el dedo de Serena.
Ya habían pasado cinco meses desde que le propuse matrimonio, habíamos tomado este tiempo para organizar la boda. No queríamos nada lujoso ni grande, solo algo pequeño con invitados a nuestra familia y amigos cercanos.

Seiya se acercó a mi y me sonrió.

—De seguro necesitarás ayuda, son demasiados regalos.

Me reí.

—De acuerdo.

Entre los dos tomamos cajas y bolsas de regalo. En su primer año Darla había recibido demasiados regalos.
Dejamos los regalos sobre el sofá de la habitación, Seiya miró a su alrededor y sonrió.

—Es hermoso. Tú y Serena hicieron un gran trabajo con la decoración.

Asentí.

—Fue idea de Serena sobre esa pintura —señalé—. Un cielo con angelitos.

Nueve angelitos a su alrededor, significando los bebés que Serena había perdido. Fue algo conmovedor como liberador para ella, recuerdo que la había visto llorar un par de veces mientras pintaba.
Mi hermano sonrió de boca cerrada.
Después de más de un año, Seiya al fin había regresado a la ciudad como visita, y parecía que este año le había ayudado en mucho.
Lucía más diferente, e incluso había traído a una compañera de trabajo, los ojos de mi hermano brillaban cada vez al ver aquella mujer.
Quería verlo feliz, él merecía ser feliz.

—Gracias por la invitación —me miró—. Y por recibirnos en tu casa.

—No te preocupes y deja de repetir eso, ya me lo has dicho anteriormente. Gracias por venir.

—Si bueno, tenía ganas de visitar a mi familia y conocer a tu adorada hija —se rio—. Darla tiene un parecido físico a Serena pero tiene absolutamente tu personalidad. Una niña seria con otras personas, pero feliz y risueña con las personas que ama. Es el tipo de hija que imaginé qué tendrías.

Ambos sonreímos.
Desde su llegada ninguno comentaba cosas del pasado, e incluso Él se disculpó con Serena pero mi mujer comentó que lo pasado había quedado atrás, ahora solo nos queda disfrutar del presente y futuro.

—Por cierto ¿cuando será la boda?

Salimos de la habitación y nos detuvimos en la puerta corrediza del jardín.

—Dentro de tres semanas —Miré a Serena—. Queremos algo pequeño, los mismo invitados —señalé a los invitados que estaban en el jardín—. La ceremonia y una simple comida aquí en casa, nada pesado o grande.

Seiya asintió.
Su boda fue a lo grande pero ahora eran tiempos diferentes.
Serena y yo ya habíamos tomado la decisión a pesar de que nuestras madres deseaban hacerlo como una boda tradicional pero era nuestra boda, nosotros decíamos que hacer y que no.

Quédate Conmigo Where stories live. Discover now