CAPÍTULO 13

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Mis Pies estaban hinchados, usaba pantuflas porque eso era lo más comodo y sencillo para mí. A veces se me complicaba ponerme algunas sandalias o tennis, mi hija ya no me dejaba amarrarme los cordones de los zapatos.
No podía quejarme, esto del embarazo es una bendición y milagro para mi. Esto era lo que yo tanto había deseado y ahora lo estoy viviendo con plena alegría.
Estaba a tan solo semanas de conocer a mi hija, de tenerla en mis brazos y que conozca el mundo.

Me había tomado mi licencia por maternidad hace semanas así que estaba sola la mayoría de los días en casa, sino fuera porque a veces mi madre o la de Darien suelen venir y visitarme.

Mordí mi sándwich de Nutella, moví mis pies hinchados y observé la novela. En estos días mis tardes se basaban en comer y ver novelas coreanas, eran entretenidas debo admitir.
El timbre de la casa hizo su sonido, suspiré sin ganas de abrir la puerta por que eso tenía el proceso de ponerme en pie y no quería, estaba cómoda en mi posición, pero lo pensé. Podría ser mi madre, o la de Darien, así que suspiré y me puse en pie.
Mi hija protesto golpeándome.
Al abrir la puerta no era a quien imaginé.

—Oh Hola.

Sonreí de boca cerrada.
No lo había visto en meses.

—Ah Hola Seiya.

Él sonrió e inevitablemente su mirada se posó en mi vientre demasiado hinchado y difícil de ocultar. En su mirada noté el dolor.

—Yo, solo quería visitarlos. Hablé con mi hermano y dijo que estaría bien.

Asentí.

—Si, hizo doble turno así que no debe tardar en llegar —me hice aún lado—. Pasa, estas en tu casa.

Asintio, dejo su abrigo en el perchero y me miró. Ahí estaba ese dolor en sus ojos.

—¿Quieres algo de beber? ¿Agua? ¿Cerveza sin alcohol?

—Oh no, no, así estoy bien. No quiero ser una molestia, estoy bien, no te preocupes.

Asentí caminando hacia la sala y poner en pausa la novela.

—¿Ahora te gustan las novelas Coreanas? —preguntó tomando asiento.

—Son entretenidas. Dramáticas pero entretenidas —me encogí de hombros—. Es lo que nos mantiene tranquilas.

Deslicé mi mano sobre mí vientre, y Seiya siguió mi movimiento.

—Yo... Ahm... Felicidades —sonrió de boca cerrada—. Mamá me comentó que es una niña. Me alegra saber que tendré una sobrina.

Sus hombros mostraban la acumulación de tensión, en aquel comentario no me miró a los ojos, mantuvo su vista clavada en sus manos pero estaba segura que si me miraba estaría el dolor y la tristeza en sus ojos.

Fue Darien quien le dio la noticia a Seiya de que estaba embarazada.
Darien no me permitió estar en esa charla de hermanos, él me comentó que solo necesitaba hablar con su hermano y hacerlo entender todo lo que había pasado. Después de eso, Darien regreso y le pregunté que había pasado, solo comentó que Seiya lo había entendió y que se alegraba por nosotros, por mi pero que aún así necesitaba tomarse un tiempo y poner en orden su cabeza, así que se marchó.
Sé comunicaba con Darien a través de mensajes de texto o rara era la vez que compartían una llamada.
No lo había visto en, prácticamente en unos ocho meses y ahora me era extraño verlo tan decaído y arrepentido.

—Oh, Uhm, ¿gracias?

Me encogí de hombros.

—Yo, bueno, me alegra saber que Darien aún no está aquí porque yo necesito hablar contigo pero no se por donde iniciar —pasó sus manos por el cabello largo—. Hay muchas cosas de las que quiero hablar contigo.

Quédate Conmigo Where stories live. Discover now