CAPITULO 21

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London, Stella y Darla estaban en mi cama.
Mis tres hijos abarcaban gran parte de nuestra cama.
Suspiré mirando a Darien quién solo se encogió de hombros.

—Creo que a nosotros nos tocará dormir en la alfombra —se rió—. O podemos dormir en las esquinas, aún que eso correría el riesgo de ser lanzado al suelo.

Está vez sonreí.

—No dejaremos que dos niños de seis meses y una niña de dos años estén solos en una cama. Podemos estar en los sillones y esperar a que alguno se digne a quedarse dormido en sus habitaciones

Darien asintió y juntos tomamos asiento sobre el sofá que teníamos en nuestra habitación. Sin esperarlo mi  Esposo me tomó de la cintura y me hizo sentarme en su regazo, una posición cómoda para ambos.
Contemplamos a nuestros hijos.
Era tan maravilloso poder observar en la vida real lo que tanto habia deseado en la vida.
Mis pequeños gemelos habían nacido con las características idénticas a su padre, cabello negro y ojos azules. Stella era demasiado activa, le gustaba observar todo a su alrededor pero aveces se ponía quisquillosa al ser cargada por otra persona, si la tomabas en brazos y ella no lloraba entonces te habías ganado su confianza pero si Lloraba, bueno, debías esforzarte para ganar esa confianza. Mientras que London era más tranquilo, normalmente dormía y rara era la vez que lloraba. Él ha sido un niño tan tranquilo y calmado, a diferencia de sus hermanas.

—La invitación a la boda de Seiya ha llegado esta tarde —le hice saber a mi esposo—. Pensé que Seiya se quedaría con aquella mujer, ¿recuerdas?

Darien asintió.
Ambos recordábamos a la mujer que Seiya había traído al primer cumpleaños de Darla, entre ambos parecía haber una química, un posible amor pero no lo era, o al menos no era lo que creíamos.
Resulta que aquella mujer tenía una hermana quien era la directora de un orfanato. Cuando Seiya y aquella hermana se presentaron hubo un Click mágico que los atrajo el uno al otro.
Seiya quedó enamorado del orfanato, aparecía en ese lugar a diario provocando a que no sólo los niños lo querían sino que poco a poco Usagi —el nombre de la chica—, quedó de igual manera enamorada de él.
Según lo que Darien me contó, Seiya se sentía un poco mal e indeciso por no corresponder a los sentimientos de la hermana de Usagi pero creo que todos entendieron. Al final después de citas, amor, al fin Seiya había encontrado su amor verdadero y felicidad, iniciando de nuevo con un matrimonio.

Me alegraba bastante por Seiya.
Al fin ambos éramo felices de nuevo y nos alegrabamos por la vida del otro.

—Lo sé, pero me gusta ver a mi hermano feliz —Darien me abrazó—. Ya era momento de que alguien lo amara de verdad.

Asentí acurrucada en su pecho, nuestras manos acariciando piel a la vista, no era un acto sexual, era un acto tranquilo.

—Nena

—Uhm...

Darien suspiró y me miró.

—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. No sé porqué pero cada vez que miro a nuestros hijos o a ti, siento que al fin realmente soy feliz —se rió alzando la vista y mirar a nuestros hijos dormir—. Me gusta llegar a casa y escuchar los gritos y llantos de los niños. Para muchos padres es una completa locura pero para mí no. Siempre deseo llegar a casa temprano para pasar tiempo con mi familia, ayudarte con los gemelos y jugar con Darla.

Bajó su mirada y tomó mi mano izquierda donde empezó a juguetear con mi anillo de bodas.

—Esta casa se siente llena de vida desde que tu decidiste vivir conmigo para liberarte del daño. —me sonrió—. Y me alegra bastante saber que tu le diste motivación y alegría a mi vida. Siempre que llegaba del trabajo me encontraba solo, comía solo, dormía solo, nunca considere este lugar como una casa. Pero tú le diste un completo sentido cada vez que llegaba a casa. Te veía haciendo la cena, limpiando y decorando la casa reclamando este lugar como tuyo. Después de eso te enamoraste de mi, y bueno, el resto de la historia ya la sabemos.

Quédate Conmigo Where stories live. Discover now