CAPITULO 17

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—Pero... No, como...

Darien sonrió, no podía reírse a carcajadas ya que Darla dormía y no queríamos interrumpir su sueño nocturno.

—Amor, un fin de semana sólo nosotros dos, diversión, relajación.

—Pe...pero ¿Los dos? ¿Tu y yo? ¿Que hay de Darla? ¿Quién la cuidará?

Lo Miré mientras él parecía estar de lo más calmado del mundo, entró de nuevo al Cuarto de baño para secarse el cabello, después salió al desnudo.
Mierda.
Tomé el valor en desviar la mirada, pero no voy a negar que me sentí excitada de solo verlo.

—¿Solo vas a mirar? —sonrió con picardia.

—Solo...solo ponte algo, necesitamos hablar respecto a ese viaje.

Esta vez se rio con fuerza.
Tomé una bocanada de aire tratando de no pensar en lo que acababa de ver. A los pocos segundos apareció Darien vestido con calzoncillos, se fue a la cama y palmeo mi lado para que me sentara a su lado.
Con protestas hice lo que me indicó.

—¿Este fin de semana?

Asintió.

—Este fin de semana, tenemos dos días para empacar, —me sonrió—. Tranquila, solo un fin de semana.

—Me preocupa un poco Darla. Sería algo extraño para ella.

—No te preocupes, mi madre la cuidará y seguro mi padre estará más que feliz. —me tomó de la mano—. Se que nos sera difícil separarnos de nuestra hija, pero en estos meses hemos batallado demasiado, no estaría mal tomarnos un tiempo entre tu y yo.

Hice una mueca. Si habían sido unos meses complicados en llevar la vida como padres primerizos, no voy a negar que a veces deseaba tomarme un descanso o les agradecía a la señora Chiba y a mi madre cuando llegaban y ellas se hacían cargo de Darla mientras yo me tomaba un descanso.

—¿Cuál sería el destino?

—Es una sorpresa.

—Darien...

—Solo déjate sorprender nena, lo averiguaras el viernes por la mañana..

Me guiñó el ojo.
Suspiré y asentí.
Unas vacaciones no serían tan malas.

—Bien.

—¿Eso es un si?

Asentí.

—Un fin de semana fuera de casa y sin nuestra hija —le Miré—. Solos tu y yo.

Darien me sonrió con satisfacción e incluso jaló de mi mano para acercarme a él, caí en su pecho.

—Solos tu y yo.

Con caricias perezososas su mano pasaba de mí espalda hasta mi cabello. Había algo en las caricias de Darien que me hacia sentirme tan tranquila y en paz, además poco a poco me estaba quedando dormida, hasta que un llanto provino del monitor de bebé.

—Iré yo, tu descansa cariño.

Besó mi mejilla y se fue de la habitación.

• • •

Hace mucho tiempo que no viajaba, años tenía que no salía del país, pero aquí estaba. Esperando cual sería nuestro destino ya que Darien no había querido decirme.
Esta mañana fue difícil para mí, separarme de mi hija fue tan doloroso como tan tranquilo, sabía que Darla estaría bien en el cuidado de sus abuelos pero extrañaría a mi bebé.
Darien me aseguró que todo estaría bien y que si sucedía algo mal, sus padres nos avisarían.

Bien, ahora sólo me quedaba pasar tres días a lado del maravilloso hombre y disfrutar de lo se me ofrecía.
Darien apareció ofreciéndome un café junto con un cupcake, un desayuno ligero.

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