Los años han pasado y en Kensington ha perdurado la paz y la tranquilidad, sin embargo, de entre las cenizas surgirá un nuevo enemigo -¿o varios?- que busca recuperar lo que "por ley" le pertenece.
¿Serán capaces Daniela y María José de darle frente...
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Narrador
Qatar
Sun Tzu fue un general, estratega militar y filósofo de la antigua China, tradicionalmente se le conoce como el autor de El arte de la guerra, un influyente tratado sobre la estrategia militar.
Él una vez dijo: "El arte supremo de la guerra es someter al enemigo sin luchar", el pensamiento centralizado alrededor de ésta frase es absolutamente fascinante, no solo por el simple hecho de la veracidad de sus palabras, sino porque es una forma corta y precisa de decir que no se necesita de armas o de muertes para ganar una guerra. Basta tan solo con encontrar el eslabón más débil, ese punto frágil de tu enemigo donde puedas ahincar todo el peso de tu poder.
Milán había aprendido la lección. Y sabía perfectamente cómo ganar esta batalla contra Faraz. Tan solo tenía que tener el momento exacto, el tiempo perfecto para enfrentarlo.
— Estamos a 5 kilómetros de la base, general –un agente comunica a través del auricular.
— Todos prepárense de acuerdo al plan, debemos entrar sigilosamente por la entrada secreta que está señalada en el mapa. –responde Milán a todos.
Milán se había encargado todo este tiempo de recabar toda la información pertinente a Faraz, todo acerca de su fortaleza casi blindada en medio del desierto. Es por eso que tuvo tantas reuniones secretas con antiguos coroneles.
Los todoterrenos se detienen a medio kilómetro de la entrada secreta de la fortaleza de Faraz, que más allá de parecer solo una simple estructura, era más bien como esos antiguos monumentos árabes de siglos pasados.
Una maravillosa estructura de tres pisos con enormes pilares y montones de esculturas.
— Parece un oasis en medio del desierto –murmura Russo terminando de acomodarse su casco al tiempo que baja del auto y prepara su fusil.
El recién rescatado equipo de la FSM ya se encontraba mucho mejor. Habían bebido la suficiente agua y habían recobrado energía con algunos suplementos alimenticios que acostumbraban a llevar en misiones de alto riesgo.
— ¿Todos están listos? ¿Escuchan fuerte y claro? –la voz del general resuena por todos los auriculares de su equipo, quienes, mirándolo, asienten —muy bien, todos conocen el plan, saben muy bien que hacer y cómo debemos actuar, así que...
— ¿Milán? –una voz se empieza a escuchar por los auriculares haciendo que los agentes fruncen el ceño confundidos —¿Milán me escuchas? –es la General Daniela.
— Sí, mi General. –contesta enseguida Milán con su fusil en la mano.
— ¿Todos están bien? –es la primera pregunta que sale de su boca haciendo referencia a su propio equipo élite.
— Estamos bien, mi General –Aida es la encargada de responder.
Desde Venezuela, la coronel Elena siente un profundo alivio en cuanto escucha la voz de su hermana.
