Los años han pasado y en Kensington ha perdurado la paz y la tranquilidad, sin embargo, de entre las cenizas surgirá un nuevo enemigo -¿o varios?- que busca recuperar lo que "por ley" le pertenece.
¿Serán capaces Daniela y María José de darle frente...
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[N/A: Hoola, picarones... solo quiero decirles que los tengo pillados. En los +21 no los veo comentando jajajaja, traviesos/as. Igual los quiero!]
Narrador
Más tarde ese día – Los Roques
(+21)
08:23 p.m.
— Abre un poco más...
Un murmuro suave... ronco.
— Tenemos que terminar de arreglarnos.
Una respuesta llena de picardía que trataba de esconder una sonrisa traviesa.
— Solo abre un poco las piernas, yo haré el resto –repite —además, tú no necesitas arreglarte, eres una diosa sin siquiera proponértelo.
Daniela Rinaldi sonríe.
Adora ser el centro de atención de su BOSS.
Ambas mujeres se encontraban en el vestier de su habitación, Daniela frente al espejo largo mientras que Poché estaba detrás de ella sosteniéndola por la cintura. Hundía con posesión sus dedos en su piel descubierta. Rinaldi había optado por un vestido con escotes en los costados y un pequeño escote a nivel de los senos. ¿El color? Negro. Tal y como el traje hecho a la medida y sin corbata que llevaba la BOSS.
Las dos imponían grandeza.
El cabello de Daniela estaba suelto y en ondas perfectas que explotaban mucho más la sensualidad que por naturaleza posee.
La BOSS llevaba su cabello lacio y suelto, completamente peinado hacia atrás. Sus únicos accesorios eran, en su muñeca derecha, el reloj de oro y una delgada cadena de oro que llevaba los nombres de sus hijos. En su mano izquierda su anillo de matrimonio.
Y en su cuello... la cadena que portaba con gran orgullo la letra D.
— Bien... -Daniela accede mordiendo su propio labio y echando su cabeza hacia atrás mientras se apoya en su esposa.
