Los años han pasado y en Kensington ha perdurado la paz y la tranquilidad, sin embargo, de entre las cenizas surgirá un nuevo enemigo -¿o varios?- que busca recuperar lo que "por ley" le pertenece.
¿Serán capaces Daniela y María José de darle frente...
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María José (LA BOSS)
Los Roques – Venezuela
Muchas personas tienen una opinión errada acerca de Venezuela. Pecan en la ignorancia y piensan que este país es el más pobre en el mundo cuando en realidad es todo lo contrario.
Venezuela fácilmente podría llegar a la altura de Reino Unido. O, ir más allá de eso y posicionarse como el rey en su propia región.
Es un punto geográficamente estratégico para estar, tiene entradas de fácil acceso por aire y por mar, además de contar con muchos lugares que servirían para crear una fortaleza nunca antes vista. Es por esa y otras razones, que en entre cualquier otro país de Suramérica, elegí a Venezuela.
Desde aquí —luego de construir por completo la sede de G-World— podré iniciar con mi plan para hacerme con un mercado más estable. Ampliaré mis inventos para adueñarme del suelo venezolano y de todo el continente americano.
Mi plan va más allá de acabar con todos los Petrov, mi plan se basa en que sea tan poderosa que nadie jamás se vuelva a atrever a tocarme y mucho menos a mi familia.
— Poché, ¿estás de acuerdo? –siento la mano de mi mujer en la mía sobre la mesa.
Desde que bajamos de nuestra habitación hemos estado en la sala de reuniones que tiene Nela en su Villa. Desistimos de ir a G-World porque el tiempo apremia, además, los de la FSM apenas llegaron hace unas horas.
— Conociendo a Irina, no será tan fácil atraparla como puedan imaginar. –comento y veo a los ojos a Daniela —¿siempre habrá un plan B? –ella me sonríe.
— Siempre. –confirma.
— Ooook –escucho la voz de Alek alargando la palabra —no sé qué jueguitos se cargan ustedes con sus miraditas, pero yo ya estoy cansado de toda esta mierda. Además, me cansé de ser la niñera del coronelito –volteo a verlo a un lado de la sala, ésta recostado en la pared con sus brazos cruzados —necesito más acción.
— Para ser niñera haces muy mal tu trabajo, siempre supe que estabas siguiéndome –le responde Milán desde el otro lado de la mesa en un tono de voz tranquilo pero seguro.
— Maldito hijo de...
— Ya basta –hago callar a Alek que solo tensa la mandíbula mordiendo su lengua —este no es momento para sus problemas maritales, poco y nada me importa lo que puedan pensar, desear o querer, así que se callan sino quieren que les pegue un tiro en la frente a cada uno.
Mi voz sale fría y carente de emociones.
Saben que lo que digo es verdad.
Pueden ser los mejores en sus áreas, pero no estoy para aguantar pendejeras de nadie.
— El mejor plan es ir hasta Londres y acabar con la sede que tiene Irina allí –Elena interviene luego de un rato, yo vuelvo mis ojos hasta ella que está a un lado de Milán —si Irina está o no allí sería lo de menos, tú y yo conocemos que, si debilitamos sus fuertes, ella caerá.
