01| Kim

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ᰔᩚ

Si bien la vida no nos viene preparando para esto desde que nacemos, todos somos conscientes de que en algún momento seremos los mismos monstruos de los cuales le temíamos cuando teníamos cinco años. En este caso, el propio Kim se convirtió en una pequeña imagen perversa de su monstruo de cuando tenía tres años.

Su monstruo era el miedo a la pérdida o tal vez al abandono. Kim nunca quiso que todo aquello sucediera, le rogó al cielo mar y luna, que haya donde Porchay se encontrará, que estuviera bien, aun si él ya no se encontraba en sus planes en un futuro, aunque él supiera su posición delante de Porchay.

No se rindió. Le rogó a la luna todas las noches para que él se encontrara a salvo; le rogó al cielo que lo protegiera con sus alas azules; le rogó al mar que con sus aguas lo lavaran de todo aquel sufrimiento causado; le rogó… simplemente le rogó más al mismo vacío de su interior para dejar de ser aquel monstruo que odiaba ser. Lo peor… lo peor es que esa era una de tantas caras que había tenido durante su vida y eso ya nadie se lo cambiaría.

Entonces en aquel lugar tan lejano donde se encontraba, lo único que pudo lograr fue con un suspiro largo y agonizante, susurrarle a la luna el nombre de su amado, a ver si así suspensas se calmaban y lentamente se iban muriendo… Aunque tal vez el agonizante era él… por sus tantos dolores de la miseria vivida hace meses.

Pasó por días, semanas hasta que fueron meses donde se sentía profundamente ignorado por el corazón. Pensó varias veces en como iniciar la vida fuera de su mente. En aquel entonces Kim se encontraba inerte en su mente, muerto.

Kim murió gracias al dolor de sus caídas. O tal vez no. Vivió por mucho tiempo hasta que sus huesos se hicieron tierra y un árbol creció de él hasta ser devorado por la contaminación.

Kim pensando y dudando de todas aquellas veces que hizo algo y después se arrepintió de haberlo hecho… pero sin duda esa fue la última vez que le había dolido tanto.

Entre las cobijas el miedo abunda de la tristeza inalcanzable para la felicidad y tranquilidad.

—Si seguimos mirándonos a los ojos durante la eternidad, si sigues tomando mi mano; si hoy el mundo entero se apaga, esta bien.

Susurraba entre sus dientes Kim, con las manos colgando a sus lados y la oscuridad mirándose a lo lejos.

—Si el mundo entero se apaga, está bien.

Se decía a sí mismo una y otra vez.

—Pero no está bien. Mis manos se sienten frías y mis ojos buscan la luz. —Se dijo, entrando en razón porque Porchay no estaba con él en sus manos.

Lentamente… miró como el mundo se apagaba ese mismo día, pero no estaba bien. Solitario entre el mundo, mirando como las luces se apagan, no encontró lo que tanto buscaba, sin embargo, encontró otra cosa tan dura como verdadera: el sabor amargo de la cruda vida sin luz ante sus ojos marchitos que miraban al abismo sin una pisca de amor, sin un sentimiento de felicidad, sin una vida de luz… Pero con la vida tan amarga que simplemente, dentro de sus sueño, murió.

Pero el amor no te puede matar… Por eso los sueños eran tan crueles como la vida elegida entre sus ojos. Como el dolor que tanto hierve su sangre, como la flor marchita de su jardín o simplemente como los ojos y manos gélidas adyacentes de la pérdida.

Why Don't You Stay? - KimChayWhere stories live. Discover now