07| Cuidate bien

340 40 0
                                    

ᰔᩚ

Ante aquellos días de felicidad absoluta los dos se mantuvieron completos, aquellas rasgaduras de sus cuerpos por fin habían sanado las grietas y ahora no quedaba más que una marca de recuerdo.

No todo era feliz pues pronto se dieron cuenta de que a pesar de que Kim se esforzará cada día más en proteger a Porchay, nada sería lo mismo, cada día había más peligro. Aunque siendo ellos unos chicos tan orgullosos como lo eran, sólo intentaron evitar el tema que tantas frustración les causaba.

Por parte de Porchay, este se sentía con un poco de miedo, pero a él no le importaba lo que le pudieran hacer, si no que le importaba más lo que le pudiera pasar a Kim mientras estaba afuera, haciendo cosas que Porchay ni se imaginaba ya que eran tan turbias como reales. Eso solo le causaba más pánico sobre que le pudiera pasar a Kim.

Por la otra parte, Kim se sentía temeroso sobré lo que le pudiese suceder a Porchay en su ausencia, algo como lo que pasó en el almacén o en el bar meses atrás. Kim recuerda ese día con claridad, el pánico que recorría su cuerpo y la desesperación de llegar a tiempo. Sintió que todo se le iba encima, la punzada en su pecho cuando lo vio tirado en el suelo.

Los dos siempre fueron iguales solo que se tardaron meses de sufrimiento en entenderse a sí mismos y cuando lo hicieron supieron que era lo mismo que el otro sentía, me refiero a igual de doloroso, porque la forma de pensar muchas veces era diferente a la del otro.

En un día muy lejano probablemente puedan hablar de las cosas con más tranquilidad, en esos momentos los dos estaban alterados por lo mismo que no los dejaba dormir. A veces era tanta la desesperación de no poder dormir que Porchay terminaba levantándose de su cama e intentando hacer el menor ruido posible para escabullirse en la había de Kim, donde ya los guardaespaldas ni se inmutaba por verlo llegas a tan altas horas de la noche a tocar la puerta de la habitación de Kim, pidiendo que lo dejara quedarse con él ya que no podía dormir por algún otro problema, siempre era una mentira, no quería dejarse llevar por el miedo y terminar expresando sus sentimientos hacia él en un momento en el que no lo deseaba hacer.

Si Porchay no llegaba con él, era Kim quien iba hasta la habitación de Porchay. Se recostaban juntos, abrazados el uno al otro para poder calmar esa gran preocupación que no los dejaba dormir.

Siempre había una que otra mentira, ninguno de los dos deseaba mentir pero cuando lo hacían, lamentablemente, se daban cuenta muy tarde, ya cuando los dos habían convencido al otro de la mentira. Eran iguales en muchos aspectos, tal vez por eso se amaban tanto; sus mentiras.

En esta pareja, así de sufrible como suena, nunca se terminarían los problemas porque dentro de los dos, estaban conscientes de que siempre cometian un error.

Al final del día, ese día tan extraño, Kim decidió por el bien de los dos abrir la boca para por fin liberar aquel tema que siempre los estaba atormentando.

—Tengo miedo de que algo malo te pueda pasar. —dijo Kim mientras sostenía con fuerza las manos de su amante.

—A mí nada me va a pasar siempre y cuando estes conmigo… Cuidate bien y yo también lo haré. —finalizó el menor mientras enredaba sus manos en el cuello de su novio para hundirse en un beso de esos que solo ellos sabían cómo darse. En los que los besos hablaban por ellos, donde sentían cada beso en el alma y sus cuerpos hundiéndose en la sensación placentera de sus bocas.

Why Don't You Stay? - KimChayWhere stories live. Discover now