14| Como antes

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Kim fue un tanto extraño, en ciertos puntos no lograba entenderse a sí mismo, no sabía ni siquiera qué era lo que quería y al final terminaba fijándose en cualquier cosas que le sirviera de tapadera, en eso eran diferentes él y Porchay; Kim buscaba algo que tapara sus verdaderos sentimientos y Porchay simplemente nunca lograba esconderlos.

Recuerdan perfectamente esa época en la que estaban confundidos, no de su amor, si no que había un cuanto de desconfianza, no se podían ver todos los días, Porchay ocupado en sus estudios y Kim ocupado en esos trabajos que solo él y los demás sabías pero Porchay no.

Eso nunca le llegó a afectar verdaderamente a Porchay pues sabía que Kim no le decía nada ya que intentaba protegerlo y a parte si es que se llegaba a enterar de todos esos negocios en los que estaba metido, entonces Porsche armaría un escándalo contra Kim por haberlo metido en esas cosas. El problema de Kim y Porsche era que sus personalidades chocaban entre sí, pero tenían un mismo propósito y era proteger a Porchay de cualquier persona que le pudiese hacer daño.

Ese día Kim había llegado tarde, casi daba media noche y esta vez Porchay había decidido quedarse con Khun en su habitación para ver películas, no fue hasta que se dio cuenta de lo tarde que ya era que decidió irse ya a dormir. Khun le insistió por un tiempo, demasiado, pero Porchay simplemente no accedió por más que le insistiera; primero tomó rumbo para su habitación pero a mitad de camino decidió ir con Kim a pesar de que sabía que verlo le haría tanto daño en ese momento.

Apenas llegó a la habitación se percató de que ya en la cama yacía Kim durmiendo plácidamente. Intentó no hacer mucho ruido pues no quería despertarlo. Porchay sintió tantas emociones en su interior, la culpa lo estaba comiendo vivo porque sabía que regresar ahí en el estado en que se encontraba sería totalmente estúpido y lo haría sentir peor de lo que ya se sentía.

El problema de Porchay siempre era el mismo, la inseguridad del trauma causado por la misma persona a quien amaba tanto. Tanta su inseguridad que a tal punto le parecía estúpida, pensaba a cada rato lo mismo, se repetía en la cabeza el intentar ser mejor y se regañaba a sí mismo por sentirse tan ingenuo y despreciado, incluso, hasta cierto punto comenzó a sentir que Kim ya no lo amaba como antes. Tal vez era porque los dos estaban tan agotados de sus pensamientos que no tenían tiempo para pensar en el otro.

Porchay se recostó cuidadosamente a un lado de Kim, dejando unos centímetros entre ellos para no tacar porque en ese momento a Porchay le fastidiaba a más no poder el contacto físico, se sentía asqueroso por alguna extraña razón que aun no terminaba de encontrar. Le dio la espalda a su novio quien en secreto había fingido estar dormido ya que no lograba conciliar el sueño de tantas preocupaciones que llevaba en la cabeza.

Kim, inconforme con la posición de Porchay, estiro un brazo para intentar jalarlo hacia él pero se llevo la sorpresa de que Porchay se puso tenso de inmediato e incluso dio un pequeño brinquito del miedo. —¿Qué pasa? —preguntó Kim mientras cambiaba su expresión rigorosa.

—Nada… pensé que dormías. —Porchay intentó disimular su disgusto tras el toque de su amado. No era que le fastidiara él, sino que en ese preciso momento se sentía tan incomprendido de sí mismo que no lograba estar conforme con él y cada toque de cualquier persona hacia él se convertía de inmediato en una quemadura.

—No podía dormir… —volvió a hacer el intento de atraerlo hacia él pero el otro volvió de nuevo a rechazarlo— ¿Seguro que no pasa nada?

Porchay se hizo pequeño en su lugar, sentía tanto dolor que aquellas palabras fueran dirigidas hacia él pues no soportaba la idea de mentirle una vez más. El ya le había mentido muchas veces pero Porchay nunca lo había hecho y eso solo le causaba más fuerza a su inseguridad. —No.

Mientras Kim escuchaba esa palabra salir de la boca de su novio supo de inmediato que nada estaba bien y que él era el causante de ese extraño comportamiento en su novio. Se sentó en la cama con el torso inclinado hacia adelante para poder alcanzar a mirarlo. Tenía un brazo cruzado por el pecho haciéndole de almohada, las piernas pegadas a su torso y su cabeza estaba inclinada hacia abajo para hundirla entre su propio cuerpo.

—Cuéntame qué es lo que pasa… intentaré ayudarte. —susurraba cerca de su amado quien miraba a la nada. Kim se tragó con tanta fuerza aquel nudo en su garganta que era causado por el mismo sentimiento que tanto lo atormentaba. El mismo de la culpa y de la incomprensión hacia su pareja. Al parecer Porchay no era el único que estaba sufriendo; los dos sufrían por lo mismo pero de diferente manera.

Porchay se levantó cuidadosamente, acomodando sus piernas en posición de loto para poder mirar a su amado justo por frente, qué caso tenía ocultarlo ya, los dos lo sabían y estaban conscientes de ello.

—Lo siento tanto… —dijo Kim estando consciente de que la razón de su forma de actuar era por eso mismo que le daba tanto miedo admitir en voz alta. Kim estiraba la mano para acariciar la mejilla de su pareja quien mantenía una expresión seria pero si lo mirabas a los ojos era fácil percatarse de que su alma pedía ayuda a gritos dentro de su cabeza.

Por fin Porchay soltó todo su sufrimiento, aun con su expresión seria no pudo evitar que una lágrima se escapara de sus ojos y fuera resbalando hasta chocar contra la mano de Kim que aun sostenía su mejilla como si fuera suficiente para borrar todas las manchas de inseguridad que se guardaban en su piel.

—Ya no es como antes.

—Lo sé. —dejó caer su brazo que rebotó un par de veces sobre el colchón.

Why Don't You Stay? - KimChayWhere stories live. Discover now