Capítulo 16: Jin ZiXuan

118 24 7
                                    

Pese a que no retrocedió cuando Lan XiChen cogió su mano y a que había aceptado que —muy a su pesar— necesitaban hablar, Jiang Cheng no tardó en soltarse de sus dedos cubiertos por el cuero tratado de los guantes. Fue la propia sirena quién guio el camino por las escaleras a la habitación que ambos compartían. Sin embargo, los dos fueron muy conscientes del vistazo que sus hermanos les lanzaban. Decidieron ignorarlo.

Había muchas cosas que necesitaban ignorar. De lo contrario, una tormenta de rayos violetas devastaría Caiyi, la haría arder y el mar embravecido inundaría los restos. Y si bien habría sido una solución de lo más rápida y efectiva al problema de los piratas Wen, Lan XiChen preferiría no condenar inocentes a la catástrofe por haber tensado de más los límites de su querida sirena.

La puerta de su habitación compartida se cerró tras el brujo. El cuarto tan solo disponía de una cama, amplia y, por suerte, de una cierta calidad. No se parecía a las del castillo de Gusu, pero por lo menos no era un catre destartalado. Ante la efusividad de Wei WuXian, siempre dispuesto a demostrar su cariño dependiente por Lan WangJi, el posadero había entendido que se hallaba ante dos parejas y les había encasquetado sendas habitaciones. A Lan XiChen no le importaba, aunque temía por la reacción de Jiang Cheng cuando fuesen a acostarse. Esperaba poder evitar un enfrentamiento directo a ese respecto, aunque el precio fuese desatar uno en aquel preciso instante.

Lan XiChen respiró hondo y forzó una sonrisa conciliadora. Parecía fuera de lugar, pero Jiang Cheng no dijo nada al respecto. Para sorpresa del brujo, la sirena se sentó al borde de la cama, con las piernas cruzadas y los brazos de la misma forma, sobre el pecho. A la defensiva. O...

Escondiéndose. Lan Huan necesitó hacer gala de todo su autocontrol para no fruncir el ceño, preocupado. Llevaba notándolo desde que se enfrentaron al Penitente. Desde antes, de hecho; desde que partieron de Gusu en aquella aventura suicida. Jiang Cheng no estaba bien. Y aunque odiaba aquellas ideaciones, más propias de Meng Yao que de él, podría usarlo a su favor si con ello lograba ponerle a salvo mientras Lan WangJi y él exploraban el puerto. Después le pediría a Wei WuXian que se quedase. No quería dejar a la sirena sola. No se fiaba de lo que podría ocurrir si lo hacían.

-Querías que hablásemos, ¿no? -dijo Jiang Cheng, arrogante y preparado para cualquier tipo de disputa-. Hablemos.

La sirena apretaba los dientes. Cada músculo, cada retazo de su postura, se hallaba en tensión. Lan XiChen suspiró. Intuía el por qué de su nerviosismo. La última vez que quiso hablar con ella en una habitación ante una hoguera acabó desnudando su corazón y rompiéndoselo en el proceso. Lo habría preferido a lo que tenía que decirle. A lo que iba a plantearle y que, lo sabía, no le gustaría.

-Después de lo que hemos visto hoy en el puerto -comenzó Lan XiChen, y hubo un instante en el que la postura de Jiang Cheng se relajó, porque en nada influían ahí sus sentimientos, mutuos o no, ni tampoco había hecho el brujo mención a la espada de plata en su cuello- me parece imperativo que actuemos cuanto antes.

-Veo que en algo estamos de acuerdo. -Lan XiChen asintió. Abrió la boca, pero no le dio tiempo a contestar-. ¿Cuándo salimos? ¿Me has traído aquí para que le demos esquinazo a tu hermano y a Wei Ying?

Lan XiChen maldijo para sus adentros. Aquello era justo lo que se temía. Jiang Cheng no iba a aceptar quedarse a salvo, protegido del peligro, tan fácilmente. Pero su hermano tenía razón en algo: era una bomba. Los dos lo sabían, pero Jiang Cheng no era consciente de que el brujo se había percatado de ello. Era una bomba, e iba a explotar de un momento a otro.

-No vamos a darles esquinazo, A-Cheng -suspiró con ese tono conciliador y suave que hizo que la sirena volviera a tensarse de golpe. Zidian lanzó una única chispa de advertencia-. Han corrido riesgos terribles para ayudarnos con esto.

Espuma de mar [XiCheng]Where stories live. Discover now