Prólogo

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Mire el delicioso pastel que acababa de sacar del horno, masa de chocolate, cobertura de chocolate y relleno de menta. Lo sujete con cuidado para no quemarme o arruinarlo y me lo acerque a la nariz para olerlo, a pesar del horrible olor a agua estancada y a estiércol que sentí, hice una mueca de satisfacción y solté un sonoro mmm.


A quedado perfecto, Lulú dije sonriendo y mire a la niña que junto a mi trabajaba en su propia versión de cupcakes de chocolate y cereza, Lulú me sonrió entusiasmada.


Los míos también están listos.


Pues entonces, no hagamos esperar a nuestros invitados y sirvamos el té dije como una verdadera anfitriona y acerque mi pastel hacia la mesa en medio del jardín, en la que con Lulú habíamos ubicado a todos nuestros invitados, estaban uno por uno el señor Teddy, Missy la muñeca, Sr. Orejas y Stuart el gato de peluche de Lulú.


Con mi amiga tomamos las tazas de porcelana china y servimos el té de pasto a nuestros invitados, preguntándole a cada uno si les gustaría un poco de crema y azúcar con él, solo Missy y Stuart aceptaron, yo ya lo sabía por supuesto, Señor Teddy era demasiado sofisticado para la crema y El Sr. Orejas disfrutaba el sabor del pasto más que ningún otro conejo del país.


Con Lulú repartimos nuestros pasteles y nos sentamos a disfrutar de la reunión, hablando sobre la política, la importancia de comer helado y por supuesto del horrible vestido con el que Barbie apareció en la fiesta de Ken.


Entonces la vi, parada en la entrada del jardín. Mi tía Cordelia, que hoy había venido a ver a mamá que estaba muy cansada. Sonreí entusiasmada y tome el plato con los restos de mi pastel para correr a mostrárselo.


Tía Cory, Tía Cory gritaba alegre He cocinado un pastel ¿quieres probarlo?


Solo cuando estuve junto a ella y sentí el dolor en mi mano, mientras mi pastel y su plato quedaban destrozados en el suelo, me di cuenta de la expresión de furia y censura que me daba mi tía, debí haber hecho algo muy malo, pensé que esa era la única razón por la que ella me hubiera abofeteado en la mano.


¡¿Cómo es posible?! Grito enfurecida y yo instintivamente me encogí de hombros asustada- Tu madre está allí dentro muriendo y todo lo que tú puedes hacer es perder el tiempo aquí ensuciándote junto a los empleados.


La mire con los ojos muy abiertos, sin acabar de entender sus palabras. ¿Dijo Muriendo?


Por lo menos podrías intentar ser un poco más perfecta como tú madre continuo ella tomándome del tirante de mi jardinera y sacudiéndome La pobre solo vino a este mundo a sufrir por culpa tuya y tú, niña egoísta, estas empeñada en ignorar todo su sacrificio, mientras juegas a adquirir costumbres de pobretones que solo te puede enseñar la bastarda de la cocinera.


Los gritos y los reproches siguieron y lo único que mi mente de cuatro años pensaba era qué mi mamá estaba muriendo y que yo era una egoísta que ni siquiera se daba cuenta de su sufrimiento.


Nunca podría ser tan perfecta como mamá, no si seguía comportándome así.


La infancia es el único momento en el que tenemos permitido ser felices, porque nuestras almas son buenas, porque somos inocentes y frágiles. Tan frágiles que cualquier palabra puede destrozarnos para nunca volver a ser los mismos.

Perfecto ErrorWhere stories live. Discover now