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Jimin había vivido durante años con la idea de que no era más que un desgraciado, las situaciones en su vida sólo lograron confirmarlo más e incluso creyó que no tendría ninguna esperanza de ser libre de su destino hasta que conoció a Yoongi.

En cierto punto aquel hombre le había dado el coraje que necesitaba, no sólo lo había salvado, le había devuelto las ganas de vivir y sobre todo de acabar con aquellos quienes lo habían hecho sentir miserable. Había jurado odiar a los hombres el resto de su vida, creyó que jamás podría encajar al lado de uno, pero una vez más Yoongi le demostró lo equivocado que estaba, y es que con él encajaba tan bien que creía que habían nacido para estar así.

Yoongi era una persona con demasiados problemas, había estado luchando consigo mismo durante toda su vida, con sus trastornos, sus pensamientos, sus creencias y hasta su forma de ser, pero en el momento exacto que vio a Jimin en aquel casino, con una mirada que imploraba por alguna salvación deseó ser la mejor versión de sí mismo al menos para una persona. Probablemente se había obsesionado, quizá lo que sentía no era del todo sano pero aún así eso no quitaba lo real que era el amor que sentía por el pelirosa.

Y ahora Jimin viendo a Yoongi allí de pie frente a él con su rostro inexpresivo, también estaba más seguro que nunca de que se había enamorado de ese póker face.

— ¿Qué tanto piensas? —preguntó el pelinegro dándose la vuelta en dirección a la cafetera que había avisado que el café ya estaba listo.

—Hay un lugar al que quiero ir —informó Jimin mirando directo a la espalda de Yoongi mientras servía café en un par de tazas.

— ¿A dónde? —cuestionó Yoongi pasándole una taza a Jimin antes de sentarse junto a él en la barra.

—A una tienda de tatuajes —respondió con seguridad y Yoongi alzó una ceja.

— ¿Quieres hacerte un tatuaje? —volvió a preguntar sin entender muy bien, aun así, a él no le quedaba de otro más que cumplir los deseos de su pequeño.

—Lo verá cuando estemos allí —respondió con un asentimiento, Yoongi sonrió.

—De acuerdo. Yo también tenía ganas de hacerme un tatuaje nuevo —dijo el pelinegro en acuerdo y luego comenzaron a beber el café en silencio.

Habían vuelto de Las Vegas ya hacía un par de días y todo parecía haber vuelto a la normalidad, Jimin y Taehyung se habían mantenido tranquilos, la ansiedad que los acechaba constantemente parecía haberse apaciguado y eso también mantenía tranquilos al resto de los chicos.

Realmente Jimin y Taehyung sentían que se había liberado de una gran carga al haber acabado con todos aquellos tipos, era cómo si las huellas de todas esas manos sobre su piel desaparecieran cada vez más, permitiéndoles sanar poco a poco. La enfermedad de Taehyung también se había mantenido a raya gracias a los medicamentos, ahora podía dormir mejor (siempre acompañado por Jungkook) y de a poco iba recuperando su vida normal.

Después de tantos años al fin podían decir con sinceridad que se sentían bien. Y esperaban que de ahora en adelante todo se mantuviera así, ya era hora de empezar a vivir las cosas buenas.

 Y esperaban que de ahora en adelante todo se mantuviera así, ya era hora de empezar a vivir las cosas buenas

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Poker Face. | Yoonmin. | +18 [PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora