Capitulo Uno.

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-Stiles-

—¡Chuchos estupidos y pulgosos! —murmuré, dandole una patada a una papelera al pasar a su lado y logrando que todo su contenido se esparciera por el pasillo.

Miré el desorden que había hecho con el ceño fruncido, tal vez podía culpar a Scott o Isaac de ello. Un par de horas en detención harian que los pulgosos tuvieran tiempo para repensar lo de ignorarme como habían estado haciendo. ¿Pueden creer su descaro al ignorarme, a mi, el gran Stiles Stilinski? Ya iban a acordarse de mi cuando necesitaran salir de un problema e iba a ignorarlos como ellos estaban haciendo conmigo.

Si, eso era lo que iba a hacer, devolverles lo mismo.

Miré el suelo lleno de basura nuevamente y sonreí, y tambien iba a encontrar la manera de culparlos de eso. ¿Que? Nadie dijo que yo jugaba limpio. Además, ellos eran los que se habían marchado sin decirme nada, dejandome solo en la escuela e ignorandome completamente cuando les pregunté lo que sucedia. Mirando a mi alrededor, saque una de mis libretas y escribí una rápida nota informando la falta de los chuchos en sus respectivas clases y di un pequeño paseo por enfrente de la puerta del director, empujando la misma debajo de la puerta.

Bien, eso había logrado satisfacer mi sed de venganza lo suficiente por el día. Enganchando mejor mi mochila, me dirigí a la puerta principal, no tenía ganas de entrar a otra aburrida clase donde lo único que hacia era pensar en que estaba haciendo la manada. Mierda, ellos hasta se habían llevado a Lydia con ellos. ¡Ella tambien era humana! Y entre nosotros, era una mierda defendiendose. Si, podia gritar como una jodida cantante de opera pero vamos, eso no compite con mi amado bate. Nadie sabia apreciar un buen arma de defensa cuando la veian.

¡Que se jodan los lobos, todos ellos!

Saliendo del edificio, me dirigí directamente a mi viejo y amado jeep. Arrojando mi mochila hacia el asiento del copiloto, me trepé detrás del volante y giré la llave, sonriendo al escuchar el ronroneo del motor. El sonido del mismo siempre había logrado calmar mis nervios, tal vez eso era lo único que necesitaba. Eso y golpear a uno de los peludos con mi bate de beisbol como si se tratara de una piñata.

Okey, tal vez si necesitaba un poco de aire. Un paseo por el bosque podia hacerme bien, borrar mis ganas de atentar contra la manada era una buena idea.

Saliendo del estacionamiento, me dirigi a la carretera. Encendí la radio, subiendo apenas el volumen solo para escuchar alguna otra voz que no fuera la mía propia dentro de mi cabeza, exigiendo venganza.

Funcionó... en parte. Aún queria golpearlos pero la consciencia estaba siendo una perra conmigo por la nota que le había dejado al director. Tal vez me había pasado un poco con eso. Solo un poco.

Estacionando en una parte del bosque, lo suficientemente alejada para que nadie descubriera mi auto y fuera de chismoso con mi padre, me bajé del mismo y comencé a caminar entre los árboles. Podía no tener los super sentidos de los hombres lobos pero adoraba escuchar la naturaleza a mi alrededor, el aroma a tierra humeda y los animalitos corriendo eran como un balsamo para mi mente.

El bosque siempre estaba calmado, me gustaba eso. Me gustaba la calma. Cada día estaba más seguro de que eso era lo que necesitaba, recuperar el control de mi vida y volver a respirar con tranquilidad. Si lo pensaba de ese modo, el que los lobos me ignoraran no era tan malo. ¿No era eso lo que queria a fin de cuentas? ¿Ser una persona común, con una vida normal?

Miré a mi alrededor, al tranquilo bosque y decidí que sí, que era exactamente lo que quería. No más peleas con seres paranormales, no más Derek gritandome lo débil que era en las peleas, no más personas ignorandome porque ya no querría su atención. Hola al viejo y querido Stiles que pasaba sus horas jugando videojuegos estupidos y perdiendo la vista poco a poco por jugar en la computadora por horas. Sip, eso era lo que quería.

El obsequio de Stiles |Sterek|Where stories live. Discover now