Capitulo Treinta y Uno.

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-Lydia-

—¡Stiles!

Golpee el volante con mis palmas cuando vi la cabeza de Stiles caer inerte a un lado. Las lagrimas aún caian por mis mejillas mientras forzaba mi pie sobre el acelerador, llevandolo a toda la velocidad que podia por la carretera. La luz de las farolas a los lados me cegaban mientras intentaba ver a traves de mi vista empañada.

—Stiles —musité—. Contestame, por favor.

El lado del pasajero siguió en silencio. Enviando una mirada rapida en su dirección, observé el rostro impasible del castaño. Esto estaba mal en muchos niveles. Rebuscando mi celular, en mis bolsillos, solté un chillido de frustración al recordar que el aparato se me había caido cuando grite.

—Por favor, que tenga el suyo, por favor —llegando a través de la consola, metí mi mano dentro del bolsillo de la sudadera de Stiles, soltando un suspiro de alivio cuando encontré su celular.

Variando mi mirada entre la carretera y la pantalla, intenté encontrar el numero de Derek para llamarle. Un chillido escapo de mis labios cuando una silueta aparecio en la carretera, frente al auto. Apretando mis manos en el volante, solte el acelerador y pise el freno. En el momento que el vehiculo se detuvo, con las ruedas chirriando sobre el pavimento, observé con miedo como la silueta se apresuraba hacia el lado del pasajero.

—¡No! —chillé cuando abrio la puerta, inclinandome hacia ese lado enrosque mis brazos alrededor de Stiles—. No lo toques.

—Quiero ayudarlo —la voz era dulce y melodica, lo que logró que subiera la mirada hacia el chico moreno apenas iluminado por las luces que me observaba desde la puerta del pasajero—. El druida no podrá ayudarlo, yo sí.

—¿Como...como lo sabes? —tartamudee—. ¿Quien eres? ¿Como sabes estas cosas?

—Soy un amigo de Stiles —aseguro—. Estaba cerca cuando te escuché gritar y vine a ayudarlos. —lo miré por un momento, tratando de decidir que hacer. Un quejido de Stiles llevo mi mirada a él—. Debemos actuar ahora o los perderemos a los tres.

—No sé que hacer. —sollocé.

—Dejame ayudarlo —pidio suavemente, extendiendo su mano y acariciando mi cabello suavemente—. Te prometo que estara bien, Lydia.

—¿Como sabes mi nombre?

—Te lo explicaré todo luego de atender a Stiles —aseguró—. Ahora, ayudame a sacarlo del auto.

Aún dudosa, me baje del auto y corrí al lado del pasajero, ayudando al chico a bajar a Stiles y recostarlo sobre el pavimento. Extrañamente, el lugar estaba totalmente oscuro y calmado, nadie parecia estar cerca de donde estabamos. El chico me miró y saco algo de su bolsillo, como una pequeña botella.

—¿Que es eso? —hice un gesto hacia la botella cuando la destapo.

—Algo para ayudarlo —contesto, arrodillandose cerca de Stiles y abriendo sus labios, antes de dejar caer un oscuro liquido entre sus labios. Me movi inquieta sin saber que hacer, aún dudando del chico. Él me miró—. Siento tus emociones, Lydia, y estan por todos lados, intenta tranquilizarte.

—¿Como quieres que me tranquilice? —lloré—. No sé quien eres y no tengo idea de lo que le sucede a Stiles, se suponia que debia cuidar de él y lo único que hice fue empeorar las cosas.

—Escucha, aunque me encantaria presenciar una de tus crisis nerviosas, no es el momento, ¿si? —gruño poniendose de pie y acercandose al bosque, lo vi subir a uno arbol y volver con algunas hojas—. ¿Donde esta su pareja?

—No lo sé —musité—. Derek se fue hace unas horas con el resto de la manada y no han vuelto, no nos dijeron a donde fueron.

—Eso es malo —gruño antes de poner las manos alrededor de su boca y gritar:— ¡Liam!

El obsequio de Stiles |Sterek|Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora