Capitulo Cuarenta.

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-Stiles-

Acurrucandome más en la esquina de la habitación, observé mi entorno con cuidado intentando encontrar algo que pudiese usar para salir de allí. No había mucho. El lugar estaba practicamente esteril. Cuatro paredes blancas sin marcos o ventanas, una cama en el centro con palidas mantas y la puerta al otro lado. Esto era una jodida mierda.

Mi mente comenzo a maquinar, intentando hallar la manera de salir de allí. No había una jodida manera de que dejara a Gea utilizarme como un puto conejo, podia ser muchas cosas pero una maquina procreadora de principitos-culo-de-oro no era una de ellas. Mirando mis uñas brevemente para asegurarme de que tuvieran un poco de longitud, las lleve a la pared e intente rasguñar el material.

—Mierda. —masculle cuando las mismas se llenaron de la mierda de la que estuviesen echas las paredes. Esa no había sido buena idea pero si era capaz de conseguir algo con lo que romper la pared, la cual parecia estar echa de algo parecido al barro, podria salir de allí y correr lejos.

Poniendome de pie, me acerque a la puerta y golpee mis nudillos sobre la misma. Cuando nadia me contesto, comencé a golpearla con mi puño entero mientras le pegaba patadas. Okey, nunca había sido una persona paciente, ¿si?

—¡Deja de golpear la puerta! —una voz masculina que no logré reconocer gruño desde el otro lado.

Me detuve.

—Oye, carcelero —grité—. Debo regar las flores.

—¿Eh?

—¿Debo ir a plantar un arbolito?

—¿De que rayos hablas?

—¡Que me meo, animal, necesito ir al baño! —gruñi, olvidandome de los modales que papá me había enseñado.

La puerta se abrio unos centimetros y una botella volo dentro. Miré el insultante objeto de plastico con una mueca.

—¡Haz en eso!

—Ni una mierda —grité—. O me llevas a un baño o te meo la puerta, ¿como la ves?

Lo escuché mascullar algo referido a los modales antes de que el sonido de la cerradura inundara la habitacion. La puerta se abrio, dejando ver a un tipo grande y con cara de comer dulces gatitos para el desayuno. Dios, ¿de donde sacaba Gea a estos tipos? ¿Acaso los iba a buscar directo a la carcel más cercana?

—Te llevaré al baño, humano —gruño cerca de mi cara, golpeandome con su agrio aliento. Okey, no era humano era un buen dato—. Si intentas algo, quebrare tu cuello como un palillo, ¿entendido?

—Tu me matas y Gea te va a meter un utero por el cu... —me detuve al ver filosos colmillos sobresaliendo de su labio superior y apoyandose sobre el inferior—. ¿Vampiros? ¿En serio? ¿Que otra jodida cosa me voy a encontrar? ¿Hay unicornios acaso? Dime, porque si hay me encantaria conseguir uno para mis gemelos. ¿Crees que a los varones les gusten? No recuerdo si a mi me gustaban de niño pero siempre dicen que esas cosas son de niña. No le veo el porque tienen que ser solo de niñas porque vamos, son caballos. Caballos, vaqueros, masculino, ¿ves?

Pude ver como al tipo se le cruzaban los ojos intentando seguirme el paso antes de que gruñera y me tomara de un brazo, arrastrandome fuera de la habitación y por el pasillo. El lugar parecia ser una casa vieja, las paredes del pasillo estaban pintadas de un tono celeste muy claro y parecia estar descascarandose en varios lugares. No pude ver mucho más antes de que el tipo-vampiro abriera una puerta y me arrojara dentro.

—Deja la puerta abierta. —gruño cuando intente cerrarla detrás de mi.

—¿Estas de broma? —jadee—. Tu no quieres ver mi mercancia, pervertido, esto tiene dueño.

El obsequio de Stiles |Sterek|Where stories live. Discover now