Capitulo Veintitrés.

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-Derek-

Solté un suspiro, observando la puerta por donde Stiles había entrado con el ceño fruncido. Dios, estar en una relación era mucho más dificil de lo que pensaba pero estar en una relación con Stiles era un desafio mental increible.

Pasandome una mano por el rostro, miré a Scott—. Dile a los demás que esten atentos, no quiero que nadie extraño se acerque a mi familia.

—¿Familia? —Scott elevo una ceja, mirandome con curiosidad.

—Si, Scott —me dirigi a la puerta del baño—. Stiles y mis hijos son mi familia y voy a usar mis uñas y dientes para mantenerlos seguros.

Él me miró por un segundo, como si estuviese intentando discenir algo antes de asentir—. Iré a decirle a los demás. —dijo antes de volverse y alejarse hacia la puerta.

Una vez que lo escuché bajar las escaleras, me voltee hacia la puerta del baño y golpee mis nudillos sobre ella suavemente—. ¿Stiles?

—¡Vete, Derek! —gruño.

—Stiles, cariño, abreme la puerta. —pedi con la voz más dulce que logré encontrar. No era una que usara mucho pero al parecer, Stiles lograba que una parte más tierna de mi saliera a la luz—. Vamos, Sti, dejame verte.

—No —chilló—. ¡Vete!

—Stiles, por favor, solo abre la puerta —pedi—. Por favor.

Escuche movimiento dentro de la habitación, apoye mi frente en la fria madera intentando concentrarme en el sonido al que ya me había acostumbrado de sus corazones en conjunto. Esa melodia seria algo que extrañaria cuando los bebes nacieran, ya que no podria escuchar sus latidos en conjunto nuevamente.

El pestillo giro un poco antes de que la puerta finalmente se abriera, haciendo que me apartara de golpe para no caer dentro de la habitación u encima del chico. Los grandes ojos, ahora grises del chico me miraron humedecidos por las lagrimas. Tomando una de sus manos, lo jale hacia mi pecho rodeandolo con mis brazos.

—¿Que sucede, pequeño? —acaricie su cabello, escuchando su suave llanto—. ¿Por que lloras, Stiles? Habla conmigo, por favor.

—No. —susurró, los sollozos ahogandolo mientras sacudia la cabeza.

—Sino me lo dices, no puedo repararlo, cariño —musite—. Dimelo para que pueda hacer que te sientas mejor.

—¿P-por que? —murmuró.

—¿Por que, qué? —tome su barbilla, levantando su cabeza para limpiar sus mejillas con mi pulgar.

Tomó un gran respiro antes de hablar—. ¿Por que te importa como este? —dijo con voz ahogada—. Nunca antes te ha importado, ¿por que ahora?

—Porque eres mi pareja ahora.

—¡Deja de decir eso! —chilló, golpeando mi pecho con sus manos mientras intentaba zafarse de mis brazos—. ¡Sueltame, dejame ir! ¡Dejame, Derek!

—Stiles, joder, ¿que te pasa? —aprete más mis brazos—. ¿Que dije mal, cariño?

—Dejame ir, Derek —pidio sollozando—. Sueltame.

—No, no voy a dejarte ir, Stiles, eres mío, no pienso soltarte jamás —aseguré besando sus mejillas humedas—. Eres mi familia, no voy a dejarte.

—Sueltame —murmuro con voz rota, revolviendose debilmente.

—No, no voy a soltarte —aseguré—. Dime que te pasa, por favor.

Stiles miró hacia arriba, a mis ojos un segundo antes de romper en sollozos aferrandose a mi camiseta. Dios, me dolia verlo de esa manera pero no tenia idea de como reparar lo que estaba mal. Ni siquiera sabia que estaba mal con él.

Tomandolo en brazos, me acerque a la cama y me senté, dejandolo suavemente en mi regazo donde se acurruco rapidamente. Envolviendolo con mis brazos, levante su rostro y bese suavemente sus mejillas, nariz y frente antes bajar nuevamente a su boca. Stiles detuvo su llanto, gimoteando suavemente mientras intentaba devolverme el beso.

—¿Que te sucede? —pregunté suavemente—. Dime que te sucede y lo arreglaré, lo prometo.

—No puedes arreglarlo —sacudio la cabeza, hipando en su intento de mantener el llanto en la bahía.

—Entonces lo mejoraré —aseguré—. Solo dime.

Él me miró, sus ojos enormes llenandose de lagrimas nuevamente—. Tu no me quieres —susurró finalmente, tan bajito que casi no lo escuche.

—¿Por que crees eso? —frunci el ceño.

—Lo sé —aseguro las lagrimas cayendo por sus mejillas nuevamente—. Solo estas conmigo por que tu parte lobo te lo dice, no quieres estar conmigo realmente. No lo estarias sino fuera tu pareja.

—¿En serio crees eso? —pregunté—. ¿Crees realmente que te daria todas las atenciones que te doy sino te quisiera?

—Yo...

—¿Me has visto preocuparme por alguien antes como me preocupas tu? —musité.

—Solo te preocupan los bebes —susurró, no muy convencido.

—Ambos sabemos que eso no es cierto, Stiles. —aseguré, colando una mano bajo su sudadera para acariciar su abdomen apenas distendido—. Los bebes solo son un bonús. Tu fuiste mi obsequio, Stiles, tenerte como mi pareja ha sido el mejor regalo que la vida me ha dado.

—¿En serio? —susurró.

Asenti—. Eres todo lo que no soy, Stiles, tu me completas —senti mi rostro arder al decir cosas tan cursis. Joder, nunca había sido una persona sentimental pero si mi pareja lo necesitaba iba a ser una maldita masa de caramelo—. Yo si te quiero, nunca pienses que no lo hago.

—Tu nunca olvides que lo haces, ¿si? —pidio suavemente—. No olvides que me quieres.

Sonrei—. No lo olvidaré, lo prometo.

—Bien. —se seco el rostro con sus dedos—. Seria malo que solo yo te quisiera.

Sonreí al notar que el chico había admitido que me queria sin realmente decirlo, eso no era exactamente lo que pedia pero como yo no había podido decir la verdadera palabra no iba a pedir más. Había profesado mi amor en vano a una persona antes, me costaba decirlo y cuando lo hiciera, queria que realmente significara algo.

—¿Me das a mis cachorros? —pidio con una sonrisa, extendiendo sus manos hacia sus peluches. Riendo entre dientes, le alcance los mismos, observando con curiosidad al lobo negro.

—¿Por que te dio estos peluches? —musite.

Stiles se encogio de hombros—. Creo que representan a nuestros bebes —dijo—. No sé porque me los dio en realidad, creo que queria decirme algo pero tu tiraste la puerta y lo asustaste.

Asenti suavemente, acariciando el pelaje de los peluches—. Tu no me abrias la puerta, estaba preocupado.

—Lo siento —musitó—. Estaba enojado contigo por decirme debil.

—No te dije debil, Stiles —explique—. Dije que no podias defenderte de algunas cosas, es distinto. Ese demonio pudo con tres hombres lobos sin esfuerzo, ¿te imaginas lo que puede hacer contigo?

Él me miró por un segundo antes de asentir—. Esta bien, lo entiendo.

—Bien —bese su frente—. Mantente alejado del peligro, Stiles.

—Lo dices como si estuviese metiendome en problemas a cada segundo. —se quejo.

—No digo eso pero tienes la extraña mania de correr directo hacia él —aseguré—. Intenta alejarte de situaciones de ese tipo, si los pierdo a ustedes seria capaz de volverme loco, ¿entiendes?

Asintió—. No prometo nada pero lo intentaré.

Lo bese suavemente—. Con eso me basta por ahora. 

El obsequio de Stiles |Sterek|Where stories live. Discover now