C19

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Mientras Taehyung estaba hablando en la tumba de su padre, Jungkook aprovecho el tiempo, realizando los pendientes del día. Ya que no iba estar en corea, debía ejercer su trabajo de igual manera.

No había un lugar en el mundo al que pudieran mover al alfa y que se olvidara de sus obligaciones. Ni de empresario, ni de jefe de la mafia.

— Lo que digo es, si las cosas están marchando bien ¿cuál es la necesidad de ir a Londres? — La sucursal en Londres era la tercera mejor de todas las sucursales de Di'varti enterprise. La misma que Jungkook nunca había visitado. Sí, había ido a fiestas, pero donde solo asistían los más altos ejecutivos.

— Los empleados de allá no lo conocen en persona, aún. Es una buena motivación para ellos que... — Intentaba aconsejarle Max.

— ¿Buena motivación? Su buena motivación es el elevado salario que les doy por su trabajo en la empresa. Pedir más, ya es vanidad.

— No está entendiendo mi pun...

— Ahmed, Ahmed.— Llegó rapido uno de los hombres.

Jungkook y Max estaban cómodamente, recostados del auto. Se enderezaron por la repentina voz con tono de preocupación.

— No... esta.— Transpiraba.— Harat, no esta.

— ¿Como que no esta?— Max se adelanto hacia él.

— No, no esta.

— ¿Que dicen los hombres infiltra...?

— Ninguno lo ha visto. No lo vieron salir. Ni siquiera lo vieron moverse de la tumba de su padre.

—Carajo.— Max maldijo y golpeó las llantas del auto. Miraron a Jungkook, quien increíblemente, se mantenía en calma. Todos sabían lo que pasaba cuando al líder de la mafia, se le salían las cosas de las manos.

Varios quilómetros a lo lejos, Taehyung estaba ya en un autobús en marcha, que era el que habitualmente tomaba para regresar a casa después de visitar la tumba de su padre.

Se las arreglo para fingir que había olvidado su tarjeta del bus, y que alguien mas pagara su boleto. Y funcionó.

Estaba sentado en el asiento del pasillo, con la cabeza bajada y más recostado de lo que normalmente alguien estaría. Para que nadie lo reconociera.

No levantó la cabeza para nada más que para bajar del bus en su parada correspondiente. Bajó, y tuvo que volver a hacer lo mismo de fingir haber perdido se tarjeta, ya que para llegar al diminuto apartamento donde vivía, tenía que tomar dos buses.

Después de quien sabe cuanto, había llegado por fin a su destino. Bajó del bus y empezó a caminar. Para llegar al apartamento, tenía que caminar veinte minutos hacia arriba en una colina bastante inclinada.

Iba con el paso bastante acelerado, casi trotando. La condición de su lobo y su propia condición física, lo dejaban transpirando con cada paso que daba. Pero eso no le importaba, estaba cerca, sino que ya, en la libertad que tanto extrañaba.

Sí, estaba explotado laboralmente, no había cumplido ni con la mitad de los sueños que se había propuesto desde joven, y era omega. Pero era libre, al menos, era libre.

Era libre de ir y venir. Y aunque era esclavo de su propia vida, era libre. Libre de ir donde quisiera y cuando lo quisiera.

Llegó al edifico y subió cuatro pisos, escalón por escalón. Cuando estuvo frente a su puerta, colocó la clave, dio error. Volvió a colocarla, y otra vez, dio error.

— ¿Pero que?— Tal vez había estado lejos mucho tiempo, pero jamás olvidaría esa contraseña, porque jamás olvidaría la fecha de cumpleaños de su padre.

Cautivo | Kookv (omegaverse)Where stories live. Discover now