#02 Viva la humildad / Ruby y su hermano Dimo.

78 9 17
                                    

Estaba perdido. Atrapado en la oscuridad. Con un dolor intenso en el rostro. Alguien lo llamaba. “Axel. ¿Axel eres tú?” decía la voz. “¿Lo conoces?” pregunto otra voz. “Si. Lo conocí hoy cuando fui a buscarte en la escuela. ¿Pero estará bien?” respondió la primera voz en un tono preocupado. “Ese canguro lo dejo noqueado. Deberíamos llevarlo a un hospital o a la casa para que se recupere”, “No lo sé Ruby”, “¡Por fa, Dimo! ¡Necesita ayuda!”. “Ufff, está bien”. La segunda voz se rindió e hizo caso a la primera voz. Entonces Axel sintió que alguien lo levantaba por las axilas y comenzaba a jalarlo, arrastrándolo por el suelo raspándose las nalgas, las piernas y los talones de las deportivas que traía puestas.
Ese día por la mañana. Axel, el gamer despreocupado por la vida conoció a una pequeña chica. Por primera vez Axel se dio cuenta de la belleza de una mujer y quedo deslumbrado por la resplandeciente lindura de esta pequeña loli, la cual su nombre era Ruby. Axel siguió pensando en ella incluso después de clases. Le contaba a su amigo su primera impresión sobre Ruby cuando fue atacado por el loco canguro mascota de un niño rico. Tur es un cobarde y abandono a su amigo que quedo a merced del furioso animal. ¿Y porque les cuento esto? Por si no se acordaban de lo que ocurrió en el capítulo anterior (XD). Continuemos con el episodio.
Axel estaba acostado en un sofá de una casa desconocida. Aún seguía inconsciente. Frente a él y sentada sobre un banquillo estaba una chica de cabello amarillo con un sweater con diseño felino. Ruby miraba con curiosidad al chico. Esa misma mañana había tenido una extraña conversación con él. Una extraña pero divertida conversación después de todo y fue gracioso intercambiar palabras con él.
—Sabes, mirarlo no hará que despierte. —comento Dimo desde el marco de la puerta de la cocina que estaba cerca del sofá. Cruzado de brazos y con cara de sicario y unos lentes muy geniales— Mejor deberías buscarle hielo.
—Ah, e-e-esta b-bien. —Ruby se levantó del banquillo y se fue corriendo a la cocina, pasándole al lado de su hermano—
—Y dime: ¿Cómo y cuándo lo conociste a él? —pregunto Dimo apuntando con su dedo pulgar al pobre diablo que estaba inconsciente sobre el sofá de su casa—
—He, ya te lo había dicho, fue esta mañana cuando fui a llevarte el almuerzo de mamá. —explicaba la loli sacando de la nevera un cubo de plástico lleno de trozos de hielo para luego colocar el hielo dentro de una bolsa de tela con ayuda de un cucharon de plástico— Hablamos un poco. Su nombre es Axel.
—Bien. ¿Pero porque lo estaría golpeando ese canguro?
—No lo sé, pero unas amigas del cole me dijeron que un chico rico del vecindario tenía un canguro mascota exportado desde áfrica. —explico Ruby pasando al lado de su hermano nuevamente con la bolsa de hielo en sus manos. Una vez que estuvo frente a Axel no supo bien lo que tenía que hacer— ¿Dimo?
—¿Si?
—¿Le pongo el hielo sobre el moretón así sin despertarlo?
—Hazlo, de todos modos se despertara más temprano que tarde. —Dimo tenía una sonrisa escondida pero malévola, muy malévola—
Ruby obedeció y con cuidado coloco la bolsa con hielo sobre la cara de Axel, mas precisamente sobre el moretón de mayor tamaño. Apenas la piel tuvo contacto contra la gélida superficie de la bolsa un escalofrió recorrió todo su rostro, pasando por su cuello hasta el cuerpo entero. Entonces despertó repentinamente, arqueando la espalda y levantarse repentinamente. Ruby había soltado la bolsa y esta cayó sobre el sofá. Axel estaba desorientado y un poquito asustado, lo último que recordaba fue una cosa peluda que lo golpeo a máxima velocidad. El chico miro al techo aliviado de que esa bestia salvaje ya no estaba cerca, entonces escucho una voz femenina hablar alegremente.
—¡Ya despertaste! ¡Qué bueno! —Ruby estaba alegre de que su nuevo amigo estuviera bien. Axel la miro y se quedó paralizado, nervioso a más no poder. Nunca espero encontrarse con la chica linda que conoció ese mismo día apenas despertando— ¿Oye que te sucede?
—¿D-donde e-estoy…? —tartamudeo el peli salmón al darse cuenta que estaba dentro de una casa extraña—
—Estas en mi casa. —respondió Ruby con una inocente sonrisa llena de alegría. Axel observo esa sonrisa, esos segundos fueron eternos y de gozo para nuestro protagonista, tanto que no pudo evitar sonreír—
—¡Que linda sonrisa tienes!
—¡¿Perdón?! —dijeron Dimo y Ruby, esta última con un leve sonrojo—
—N-nada. Nada. —Axel no podía creer que lo había dicho en voz alta y con clara tranquilidad. Tomo la bolsa con hielo que estaba junto a él y se la coloco con cuidado sobre el moretón de su rostro— G-gracias por a-a-ayudarme.
—No es nada. Estabas siendo atacado por ese canguro, si mi hermano no hubiera estado conmigo para espantar a esa bestia de seguro te hubiera matado. —explico Ruby muy emocionada, sacudiendo los brazos en el aire—
—¿Tu h-h-hermano?
—Sip: es el. —Ruby apunto al chico alto, delgado, rubio y con lentes que estaba cruzado de brazos recortado sobre el marco de la puerta de la cocina— El canguro apenas lo vio y se fue aterrado. Mi hermano da mucho miedo a veces.
—Ya lo veo… —lo pensó el peli salmón un poco intimidado. Dimo tenía una mirada profunda y seria, tanto que era capaz de acerté sentir apuñalado con tan solo verte. Así se sentía Axel en ese momento—
—Oye y porque te atacaba ese canguro, ¿es más de donde es? ¿Es cierto que es la mascota de un niño rico del vecindario? —pregunto la pequeña curiosa, sentándose en el sofá junto a su interlocutor, poniéndolo nervioso, que en si ya estaba más que nervioso por la mirada asesina de su hermano—
—Ese canguro… es Cangui, es la mascota de mi amigo Crisko… —respondió, nervioso, pero haciendo un esfuerzo descomunal para calmarse— El… siempre es así… con los extraños… —aunque parezca mentira hablar lento le servía para calmarse—
—Menuda mascota. Jeje, me imagino que ni tu ni ninguno de sus amigos quiere ir a su casa, jajajaja.
—Sí, t-tienes razón, jajaja.
Axel se rio con gusto. Sentía que la tensión y los nervios se ablandaban conforme hablaban. Dejándose llevar por las bromas de Ruby, Axel y ella continuaron riéndose y haciendo bromas por un rato. La mirada sofocante de Dimo quemaba a Axel y esa sensación no era bonita, pero mientras más se concentraba en Ruby y en su chispeante personalidad cada vez se olvidaba más de la presencia de su hermano. El tartamudeo se detuvo y Axel había tomado confianza para hablar y bromear con ella. Después de todo él siempre fue muy sociable.
—Eres muy graciosa Ruby. —confesaba Axel sonriendo, desde hace un buen rato no dejaba de sonreír—
—¿Te estas burlando de mí?
—No, n-no, no me estoy burlando. —reacciono el muchacho desviando la mirada— Solo eres graciosa, me pareces una chica divertida de escuchar.
—Oh… ah… gracias. A mi hermano no le gusta cuando hago bromas, dice que tengo que madurar… —confeso Ruby con total confianza, sin prestarle atención a la presencia de su hermano que los miraba con el ceño fruncido— Gracias Axel. —Ruby agradecía que Axel se divierta de buena con sus comentarios sin que la tomara por tonta o se lo reprochara como lo hacía su hermano—
—Creo que ya fue suficiente de tontear. —dijo el hermano mayor frio y cortante como una navaja. Camino firme hasta quedar frente a Axel que aún seguía sentado en el sofá… junto a su hermana— Ya se te bajo la hinchazón de los golpes, creo que ya te puedes ir. ¿O acaso sigues mareado?
—E-estoy b-bien. —Axel se sintió incomodo nuevamente y de una forma abrumadora— Tienes razón tengo que irme. —Axel se levantó y quedo cara a cara, mejor dicho cara a barbilla ya que Dimo era más alto— Adiós. —Axel se marchó andando con un poco de miedo—
—Tonto por allí no es. —expreso la loli riendo entre dientes—
—¿Ah, p-p-perdón? —Axel estaba apenado, había ido hacia la puerta que daba a la cocina—
—Vez, tú también puedes ser gracioso, jeje. —rio la loli, acercándose al protagonista y agarrándolo del brazo— Ven es por aquí.
—O-okey.
Ruby guio a Axel hacia la puerta principal, en el camino pasaron inevitablemente al lado de Dimo y él le hecho una última mirada asesina al pobre chico de cabello rosa. Pasaron por un pasillo hasta la puerta principal. Ruby le abrió la puerta a su invitado haciendo una reverencia, esto hizo reír a Axel.
—Ya se puede ir mi lord.
—Jaja, b-bien, mi lady. —Axel le siguió el juego e hizo una reverencia para luego salir por la puerta— Por cierto. —el chico dio media vuelta y observo a la chica que estaba a punto de cerrar la puerta— ¿P-podemos vernos o-o-otro día? —pregunto Axel. No sabía porque lo hacía, pero quería que volver a verla y poder hablar con ella—
—Claro, por supuesto. De todos modos ya sabes donde vivo. —respuesta muy sencilla y simple—
—¡Genial! ¡Hasta luego Ruby! —Axel se despidió y se fue corriendo con mucha felicidad—
—Jeje, que chico más raro, pero simpático. —pensó Ruby con una tierna sonrisa para luego cerrar la puerta para comenzar a hacer sus deberes—
Axel no lo podía creer. Había entablado una chistosa conversación con Ruby, mucho mejor que en la mañana. Axel no cabía de la felicidad, su cuerpo comenzó a echar chispas y su cabello se erizo. No entendía porque le pasaba esto cuando concentraba sus pensamientos en la pequeña loli. Pero se sentía muy bien en esa forma. Corriendo por la calle divisó a lo lejos a su amigo Turles, el cual apenas lo vio fue corriendo con una cara de preocupación.
—¡Axel, por fin te encuentro! —gritaba el pelo liso que se acercaba corriendo hacia a su amigo con lágrimas en los ojos— ¡No pensé que sobrevivirías, pensé que te perdería y-AHHHH! —apenas Tur estuve frente a su amigo este lo golpeo con un derechazo que le mando la cara al pavimento— Augh, ¡Oye! ¡¿Y eso porque?!
—Por dejarme abandonado a mi suerte. —se quejó el chico gamer que ya había perdido la transformación. De cierto modo no culpaba a Tur por haberlo abandonado, ese Cangui daba muchísimo miedo, cualquiera que conociera su agresividad habría actuado de esa misma manera. Pero aun así le molestaba—
—Confieso que no debí hacerlo, perdón. —Tur se estrujaba la frente mientras se levantaba adolorido— Pero esa chica sí que te tiene raro: es la primera vez que veo que actúas de forma físicamente violenta. —se expresaba el muchacho que le dolía la cabeza por el golpe del peli rosa, digo, salmón—
—¡Ella! ¡Acabo de hablar con ella hace poco!
—¿En serio?
—Sí, sí. Fue su hermano quien me salvo de Cangui, y me llevaron a su casa cuando estaba inconsciente y me ayudaron a recuperarme. ¡Lo mejor es que pude hablar un buen rato con ella! —Axel estaba divagando dejando sorprendido a Turles—
—Bien por ti. Veo que esa chica realmente te “agrada” mucho. —Tur enfatizo el “agrada” por qué esa fascinación casi obsesiva por una chica es algo que Tur conoce bien—
—Ya confirme lo que ya sabía.
—¿Qué cosa? Venga cuéntame. —al igual que antes de que apareciera Cangui, la charla se centró en la chica que se había ganado el “interés” del supuesto asexual del grupo—
—Que es linda, simpática, divertida, encantadora y linda.
—Eso ya lo dijiste.
—Jeje, perdón. —Axel se rasco la mejilla un poco avergonzado porque estaba hablando demás, pero no lo podía evitar, no paraba de sonreír al pensar y hablar de ella. Su amigo, que por primera vez le estaba comprendiendo, se le acerco y le apoyo el brazo detrás del cuello, apretando su hombro con su mano— ¿Turles…?
—Te entiendo Axel. No tienes por qué disculparte.
—Gracias Tur…
—De nada amigo. De nada.
Turles podría ser un tonto idiota a veces, pero era un buen amigo con el que se puede confiar… pero no siempre, uno nunca sabe cuándo puede irse volando cuando eres atacado por un canguro boxeador australiano. Continuaron hablando por un rato hasta que cada quien tomo rumbo a su casa. Axel entro de lo más feliz a su casa. Saludo a su madre y se puso a jugar con su consola portátil, de este modo olvidando por el momento a la pequeña y linda chica (solo por el momento).
Unas cuantas calles más lejos en ese vecindario, en otra casa, estaba Ruby sentada en el escritorio de su habitación haciendo tarea. Bueno no la estaba haciendo. Estaba distraída jugueteando con su lápiz. Si su hermano la viera la regañaría, pero él estaba ocupado con sus propios deberes. Pensaba en lo raro que había sido ese día. Pero lo raro estaba relacionado con ese chico de cabello rosa bastante tonto, pero le parecía un buen chico. Le pareció simpático y amable.
—Me gustaría volver a hablar con él. —comento Ruby en voz alta dándole vueltas al lápiz entre sus dedos, jugando— Tan solo espero que ese canguro no lo vaya a lastimar otra vez.
A Ruby le gusto conocer a ese Axel. Le pareció divertido y raro, pero raro no en un mal sentido, raro en el sentido de interesante y simpático. De esas personas que te dan curiosidad por conocer… y Ruby era muy curiosa. Sin darse cuenta esperaba con un poco de ansias volver a hablar con Axel. Este solo era el comienzo de una cómica amistad. ¿Pero se quedara solo así o será algo más? Pero aún falta algo por ver.
—¡Allí estas Cangui! —espetaba el chico adinerado que respondía al nombre de Crisko. Por fin había encontrado a su canguro mascota exportado desde áfrica… dentro de un cubo de basura de un callejón— ¿Qué haces allí? ¿Estas asustado? —Crisko veía como su antes aguerrida mascota temblaba desde el interior del asqueroso bote de desechos— ¿Quién te asusto? Dime chico, por favor.
Apenas pregunto eso, por la mente del animal surgió un recuerdo aterrador: estaba apaliando a uno de los amigos de su dueño descargando toda la frustración de ya no estar en su habitad natural, pero de la nada aparecieron una niña acompañada por un chico con cara de sicario. Apenas la pequeña grito al ver que estaba golpeando al peli rosa el otro sujeto con cara de sicario lo miro fijamente con una mirada de fuego infernal. Un desprecio y odio inimaginables se podían sentir en esa mirada como un cuchillo envenenado y prendido en fuego. Cangui quedo aterrado y no hizo otra cosa mejor que correr, buscando un lugar donde esconderse de esa mirada asesina.

Una Pequeña NoviaWhere stories live. Discover now