#22 Algo sucede / La magia de las lolis.

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“¡Curvas, curvas, curvas, curvas, curvas! ¡CURVAS! ¡Lola tiene curvas!” Ya había pasado como dos días desde que su hermanita y su novio fueron a la casa del millonario cuyo nombre nunca lograba recordar, tal vez porque no podía olvidar la imagen de la morenita loca que era la mejor amiga de Ruby. Dimo estaba tumbado sobre su cama por la mañana, le valía verga si llegaba tarde a clases, solo quería sacarse de la cabeza a la chillona de Lola. “Esto nunca me había pasado antes… AHHH” gritaba el rubio cuatro ojos mentalmente.
Giro bruscamente y se cayó de la cama, el impacto de su cabeza con el suelo no lo ayudo en nada, sus pensamientos estaban aún más confusos. Dimo se colocó una mano en la frente apretándola con fuerza, quería saber con desesperación lo que estaba pasando. Da la nada recuerdos de Lola azotaban su mente. Como por ejemplo aquellas veces que visito a Ruby y Dimo fue testigo de lo fastidiosa y ruidosa que era. Aparentemente Lola era consciente de eso y por eso dejo de ir a su casa.
Dimo tenía una muy mala impresión de Lola y la consideraba una muy mala influencia para su hermanita. Sobre todo cuando descubrió que tenía imágenes muy sugestivas de varones en su teléfono, lo cual empeoraba su pensar. Pero ahora. Joder ahora: sentía que algo le apuñalaba en el pecho queriéndolo matar. Se estremeció cuando la imagen de esa chiquilla en ese diminuto traje de baño volvió a su cabeza con brusquedad, aturdiéndolo. Las tenía, no muy notorias, ¡pero esas curvas estaban allí! Otra cosa que también estaban allí, pero que eran indetectable pero que Dimo detecto, eran unos pequeños bultos… “Le deben de estar comenzando a crecer” Dimo pelo los ojos en una mueca de sorpresa y desagrado a si mismo después de lo que acababa de pensar. ¡Estaba teniendo pensamientos lascivos sobre Lola! ¡O sobre una fémina en general!
—¡Dimo ¿te quedaste dormido?! —Ruby abrió la puerta con brusquedad quedando desconcertada viendo a su hermano en el suelo con la mirada perdida en la nada— ¿Estas enfermo? ¿Qué haces en el suelo? —pregunto ella curiosa acercándose a el—
—Buena está QUIZE DECIR: bien estoy… —se corrigió el mayor realmente desconcertado, tapándose el rostro con la palma de su mano— Tengo que hacer el desayuno.
—Ya es muy tarde para eso Dimo, comí lo que sobro de ayer. —dijo la menor un poco molesta por tener que comer sobras—
—Okey… ya puedes irte a la escuela…
—¿Y tú no vienés? ¿Seguro que estas bien? —para su hermana todo esto era extraño, Dimo estaba actuando fuera de lo normal y eso le preocupaba un poquito—
—Lola me tiene mal…
—¿Perdón? ¿Dijiste Lola? —Ruby se confundió, estaba segura de haber escuchado el nombre de su amiga de la boca de Dimo—
—Quise decir que me siento mal… —corrigió el mayor con indiferencia en su voz, pero muerto por dentro, su mente había colapsado—
—Aich, no te entiendo Dimo, hace un rato dijiste que estabas bien.
—Sí, pero creo estar mal de Lola.
—¡Lo dijiste! ¡Dijiste “Lola” otra vez!
—Te equivocas, solo tengo la lengua trabada… —Dimo quería matarse en ese mismo momento, la loli morena se estaba metiendo hasta en su selecto vocabulario. Fijo la mirada en su hermanita la cual tenía una expresión de queriéndole decir que parecía falso— No te me quedes viendo si no quieres llegar más tarde aún. —pero Dimo sabia como sacársela de encima—
—¡Tienes razón! ¡Adiós Dimo~! —grito ella largándose de allí con prisa—
—¡No te olvides de cerrar la puerta! —le recordó su hermano a gritos— Odio sentirme así. —se dijo a si mismo observando la palma de su mano— Todo porque la vi en un traje de baño, y no puedo dejar de pensar en esa fastidiosa de Lola… aunque se veía tan linda cuando estaba nerviosa al verme… ¡¿Ah?!
Dimo entro en pánico y comenzó a golpear el suelo con su puño con mucha fuerza una y otra y otra vez. Nuestro sicario rubio favorito estaba pasando por algo muy complicado. El día transcurrió normalmente. Dimo se quedó toda la mañana haciendo oficios del hogar queriendo distraerse… sin éxito, y de paso lo estaba haciendo todo mal por culpa de la tierna imagen de la morenita. Después de hacer un chingo de cosas mal hechas Dimo se quedó apoyado en el mesón de la cocina con la cabeza aun dando vueltas.
“¿Que mierda estará pasando conmigo?” fue lo último que pensó antes de quedarse dormido allí donde estaba. Saliendo de la escuela estaba la morenita que le quitaba el sueño a Dimo caminando un poco amargada junto a su amiga rubia también un poco amargada.
—¡No puedo creer que olvidaste traer el proyecto que hicimos el otro día! —se quejaba Lola haciendo un escándalo absorta de todos los quebraderos de cabeza que le estaba provocando al hermano de su amiga—
—Perdón Lola, me quede dormida y olvide llevármelo. —se defendió justamente Ruby maldiciendo mentalmente a su hermano por no haberla despertado temprano como siempre lo hacía— Aunque fue raro que hoy Dimo se quedara dormido… o que mencionara a Lola varias veces… Hmmmp, ¿Qué le pasara? —pensaba la loli ignorando las quejas de su amiga también loli—
—Por lo menos podremos entregarlo mañana… pero nos quedaremos como las rezagadas. ¡Uy! ¡Que molesto! Solo por eso me lo vas a dar y yo lo entregare mañana.
—Me parece bien. Siempre y cuando tu perro no lo destroce como el proyecto del año pasado. —le apuñalo la mini rubia a la mini morena recordando con rencor lo sucedido el año pasado—
—Ya te había dicho que Wuawua no lo hizo intencionalmente. —defendió la chica a su querida mascota—
—¡Si no lo hubiera hecho intencionalmente no lo hubiera hecho en primer lugar!
Durante todo el trayecto lo único que hicieron fue discutir sobre ese problema que tuvieron hace tiempo. Ya cuando llegaron a la casa de la rubia ya se andaban riendo de lo ocurrido dándose cuenta de lo estúpido que fue esa discusión (estas niñas maduraban a su manera). Ruby abrió la puerta y le permitió la entrada a su amiga. Lola se quedó esperando a su amiga en el marco de la puerta de la cocina mientras ella iba a buscar el proyecto. Lola se fijó en el interior de la cocina y vio a Dimo dormido con la cara apoyada sobre el mesón de la cocina, babeándolo. Rio sin ningún disimulo por lo que estaba viendo.
Fue entonces que sus chillonas risas despertaron al rubio que con pesar despego su cachete del mesón levantándose con un quejido. Pero entonces… la vio… a esa pequeña monita riendo, y aunque sus risas eran taladrantes para los oídos, Dimo no las escucho, todos sus sentidos se quedaron fijos en la gran sonrisa en la linda cara de Lola. Fue entonces que algo paso. Una reacción provoco un movimiento forzado en sus labios mientras que su cuerpo soltaba relámpagos y su cabello, normalmente bien peinado, comenzaba a despeinarse y a ondular en el aire. Lola dejo de reír al notar que el chico estaba despierto, pero lo que vio la shockeo por completo dejándole los ojos en blanco.
—Aquí está el… ¿Dimo? —pronuncio la rubia que llegaba al lugar con el proyecto (que por cierto era una representación del esqueleto de una mano) y se quedó en blanco al igual que su amiga al ver a su hermano— ¡¿Y esa sonrisa?!
Dimo. El intimidante y peligroso Dimo estaba sonriendo. Pero no era una sonrisa sarcástica, intimidante o confiada. ¡Era una sonrisa de bobo! De imbécil. De tonto. De estúpido. De todo lo referente a la carencia de materia gris. Y más que todo… era sincera. Las dos chicas estaban viendo algo insólito, pensaban que estaban soñando, debieron disfrutarla más, ya que cuando Dimo volvió a la realidad su semblante serio reemplazo su sonrisa.
—¿Q-q-que me v-ven? —fue lo único que alcanzo a decir Dimo sintiendo una vergüenza abrumadora, poco a poco volvía a ser el mismo de siempre—
—Hermano, estabas… sonriendo… —Ruby seguía en shock—
—¿Y que si estaba sonriendo? —Dimo estaba serio e indiferente pero sufriendo por dentro, pasando una pena indescriptible. Visualizo la maqueta de los huesos en las manos de su hermana y encontró una forma de pasar inadvertido— ¿Olvidaste el proyecto? Ahh, Ruby. ¿Qué te he dicho sobre ser responsable con tus deberes?
—Pero tú no fuiste responsable hoy. No me despertaste ni tampoco me hiciste el desayuno. —se defendió la menor mientras que la mini morena seguía en shock—
—Ya estas grande. Puedes despertarte temprano tú sola y prepararte tu propia comida. —el mayor aclaraba su punto cerrando los ojos pensativamente deseando que Lola dejara de verlo— No te voy a durar por siempre Ruby. —aquí venia el sermón, aunque este era por pura excusa para ya no parecer sospechoso— Y cuando yo o tu novio no podamos ayudarte tendrás que desempeñarte… sola… —Dimo se calló solo dándose cuenta que por los nervios la había jodido. Se supone que él debía fingir que no sabía nada de su relación hasta que ella misma se lo digiera—
—¡D-de que h-h-h-hablas Dimo! ¡Yo n-n-n-no t-tengo n-novio! —ahora era Ruby la que estaba nerviosa, delatando lo que su hermano ya sabía desde hace mucho—
—¿Lola puedes irte, por favor? Necesito hablar con Ruby a solas. —ordeno amablemente el mayor por fin encontrando la excusa perfecta para echarla, aunque en el fondo no quería que se fuera—
La morenita asintió y aun estando en shock tomo torpemente la maqueta entre sus manos y Ruby la guio hasta la puerta de salida. Se despidieron en un saludo silencioso y Lola se fue mientras que su amiga cerraba la puerta. Ese día Lola había descubierto algo que la dejo tan asombrada como la vez que vio el torso desnudo del hermano de su amiga… Dimo tenía una simpática sonrisa, no era tan amplia pero era claramente visible. Era una sonrisa de felicidad sincera que demostraba que no era tan frio y denso como aparentaba… Lola no se dio cuenta pero ella también estaba sonriendo como tonta de regreso a su casa, y un sonrojo en sus mejillas la ansía ver muy tierna. Dimo se hubiera derretido si la hubiera visto en ese momento… pero él estaba acorralando a su hermana para que no escapara de su confrontación.
—¿De qué querías hablar? —sonría forzadamente la rubia no queriendo saber la reacción de su hermano—
—Sé que tú y Axel son* —fue interrumpido—
—¡No somos novios, no lo somos! ¡Solo somos amigos! ¡AMIGOS! —expreso su hermanita casi llorando temerosa de lo que Dimo le pudiese hacer. Pero el mayor solo la agarro de los hombros para que se calmara. Ruby se quedó callada mirando al piso con miedo— Lo siento… —susurro por lo bajo—
—Está bien… yo le di permiso… —le aclaro Dimo relajadamente—
—¿Cómo? ¿Le diste permiso a Axel? —estaba confundida—
—Digamos que ahora son pareja gracias a mi… —Dimo sonrió con confianza y se fue de ahí dejando a Ruby con la palabra en la boca—
—¡¿Qué le hiciste a Axel, Dimo?! —protesto la menor un poco alterada, porque conocía a su hermano y sabía que el debió de haberle hecho algo a Axel— ¡¿Dimo respóndeme?! —Ruby siguió a su hermano pidiendo una respuesta— ¿Qué le hiciste a Axel?
—No le hice nada. Pregúntale a Axel si quieres saber más. —Dimo se encerró en su cuarto dejando a su hermana frustrada y con el ceño tiernamente fruncido—
—Ahí no, tengo que saber que está pasando aquí.
Ruby se fue a cambiar a su habitación y cuando salió se fue directito de la casa. Aun frustrada, pero determinada en averiguar la verdad. Y para lograrlo iba a interrogar a su novio que también le había estado ocultando esto. Se fue con prisa a la casa de Axel. El sicario con lentes se acostó en su cama mirando el techo como si fuera lo más interesante del mundo. Recordaba la sonrisa de Lola y de poco se reía (chillona) adorablemente. Volvió a sonreír con felicidad ocultándose el rostro con la palma de su mano. “Aun quiero saber que me pasa” pensó resignado a la confusión exasperante.
Allí estaba la pequeña Ruby. Mirando a Axel fijamente, ella estaba enojada, y se le notaba, pero para Axel así se veía como la más linda del mundo mundial. Ruby había llegado a la casa de Axel queriendo hablar sobre el tema con Dimo, quería saber la verdad. Y como el peli rosa amaba tenerla cerca la dejo pasar con gusto y allí estaban los dos sentados en la mesa del comedor uno delante del otro. Ruby fulminaba a Axel con la mirada mientras él sufría de sobredosis de azúcar al verla así.
—Así queeee… ¿Quieres saber toda la historia? ¿O solo lo importante? —Axel estaba un poco nervioso porque no quería que este momento llegase, pero al mismo tiempo agradecía que hubiese llegado porque ocultarle esto le hacía sentirse mal—
—Toda la historia. —pidió Ruby intrigada a mas no poder con un puchero adorable—
—Ahhh, esto será largo. ¿Quieres helado?
—¿Tienes helado? —de pronto Ruby se interesó más en el helado que en lo que iba a averiguar—
—Lo hizo mi mamá ayer, ya debe de estar congelado.
—¿Tienes de limón? —si Axel hubiera hecho una apuesta de si Ruby pediría de limón de seguro hubiera ganado, sonrió de lado—
—Claro. Ahorita te lo traigo. —Ruby se quedó mirando a Axel mientras este se levantaba y caminaba en dirección a la cocina—
—¡Pero que no se te olvide contarme la historia de mi hermano y tú!
—Contigo aquí no se me va a olvidar. —le respondió Axel desde la cocina, abriendo la heladera donde estaban obviamente los helados caseros que había hecho su madre— Ya no aguantaba tener que retener esto.
—¿Es tan malo así? —preguntaba la lolita enojándose con su hermano—
—Lo estas malinterpretando Ruby. No es algo malo. —aclaro el peli rosa regresando al comedor con los helados— De hecho debería estar agradecido con él.
—¡¿Cómo, agradecido?! No entiendo nada de nada.
—Dimo me abrió los ojos. Aunque siempre me ha odiado, todo lo que ha hecho es por tu bien. —Axel regreso al comedor y le ofreció su helado a Ruby la cual acepto amigablemente, él se sentó de regreso a su lugar mirando al techo con nostalgia— Es por eso que no quiero que te molestes con él cuando sepas lo que me hizo.
—Me da miedo saberlo. Dimo da mucho miedo. —comento ella probando su codiciado helado de limón, toda la amargura se fue y la felicidad la invadió—
—Concuerdo al cien por ciento. —Axel miro con ternura a su pequeña novia comiendo su helado para luego probar el suyo propio— Pero prométemelo.
—¿Qué quieres que te prometa? —pregunto la lolita que por mala suerte de su novio no traía puesta su sweater de gato debido al calor que estaba haciendo esos días—
—Que no te molestaras con tu hermano después de que te cuente todo esto.
—Aich, está bien, lo prometo. —prometió la mini-rubia un poco de mala gana— Pero cuéntamelo ya por favor que me mata la curiosidad. —suplico Ruby—
—Escucha atentamente. —por si no era obvio que ella ya estaba escuchándolo atentamente— Todo comenzó durante el festival cultural en la plaza.

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