#03 Un regalo inocente / Somos amigos.

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Delicioso dormir por la mañana. La frescura es genial para dormir excelente. En su casa, en su cama (ni modo que en otro lugar) estaba una chiquilla abrazando su almohada plácidamente. Le gustaba dormir por las mañanas. Dimo estaba preparando el desayuno. En cuanto estuvo listo entro a la habitación de su hermana que aún seguía dormida. Que Dimo despertara a Ruby que siempre se quedaba dormida peligrando con llegar tarde a clases era una rutina para ambos. Aunque para ser una rutina eso no quitaba el hecho de que era irritante para ambos.
—¡Ruby despierta! —Dimo agarro a Ruby por su tobillo y la jalo fuera de la cama impactando contra el frio suelo—
—¡Augh! —se quejó la pequeña— ¡Otra vez Dimo! ¡Me lastime el trasero por tu culpa!
—No deberías quedarte dormida en primer lugar. Ven que ya casi son las siete. —Dimo, serio y frio, salió de la habitación de la misma forma que entro, en silencio—
—Dimo es muy fastidioso… —Ruby se levantó sobándose la nalga que recibió la mayor parte del impacto al caer (aunque claro que no es la razón cosa)— Me apurare para no ir tarde, o la profesora también me regañara.
Después de lavarse, vestirse y desayunar. La loli y su hermano salieron del hogar y caminaron en silencio. Llegaron a un cruce que se dividía en dos. Uno llevaba a la secundaria donde estudiaba Dimo y el otro llevaba a la escuela donde iba Ruby. Los hermanos se detuvieron y la menor recibió como siempre un sermón del mayor, algo que siempre la fastidia.
—Presta atención en clases.
—Aja.
—No hagas estupideces.
—Bien.
—Y nada de ver cosas raras.
—¡Dimo! ¡Sabes que yo no veo esas cosas! —protesto Ruby frunciendo el ceño tiernamente—
—Tu no, pero tu loca amiga Lola sí y no quiero que te ande contagiando sus malos hábitos.
—¡Hermano ¿Cómo sabes eso?!
—Me lo conto tu profesora.
—¡¿También interrogas a mi profesora?! ¡Hermano ya te excediste! ¿Y cómo fue que ella te lo dijo?
—Fue durante una extraña conversación que tuvimos cuando me la encontré en el súper mercado. ¡Ugh! —se estremeció el mayor al recordar lo sucedido ese día— Pero ya no importa, ya puedes irte. Y recuerda no hacer tonterías.
—Bien, bien. —Ruby iba a darle la espalda a su hermano para irse a la escuela, pero apenas lo hizo volvió a girar para dirigirse a él nuevamente y llamarle la atención— ¡Hermano espera un momento!
—¿Qué sucede?
—Bueno la cosa es que… ¿Sabes del chico que ayudamos hace unos días?
—El de cabello rosa que lo ataco un canguro, si me acuerdo.
—Ah, bueno, no lo he visto desde ese día y me gustaría saber dónde vive. —pregunto Ruby nerviosa y apretando el dobles de su colorida falda—
—¿Y qué pinto yo con él? ¡¿Espera, porque quieres saber dónde vive?!
—Eh… esto… por nada. —contesto Ruby sintiendo apuñalada por la mirada juzgadora de Dimo— S-solo q-quería volver a v-verlo… y como eres bueno buscando información, y que A-Axel va a la misma escuela que tu… pensé que p-podrías a-averiguar donde vive.
—¿Por qué no le preguntas tú, no son amigos?
—Por favor Dimo.
—Okey. Veré que puedo hacer. —se reprimió el mayor—
—Gracias hermanito~ —la loli abrazo a su hermano mientras que este se quedaba inmóvil, pero conmovido, ya que ella no suele llamarlo “hermanito” muy seguido—
—Vete ahora que ya vas tarde a clases.
—¡Súper, hasta luego!
Ruby se despidió de su hermano y se fue corriendo a clases. Dimo continuo con su propio camino tan serio como siempre. Entro al instituto y fue a su aula, la 3-B. Se sentó en su lugar de siempre en la esquina del salón alejado del resto. Él no era sociable y carecía de amigos, pero eso no quiere decir que no los tuviera. Pero tampoco eran muchos jaja. Paso el día y las clases terminaron, Dimo estaba pensando si realmente conseguir la ubicación que le pidió su hermanita. Si no lo hacía, ella se iba a molestar y se pondría irritable, pero si lo hacía, ella iría a la casa de ese chico y esa idea tampoco le gustaba a Dimo. Al final se decidió por conseguir la información y luego debatir si dársela o no. Se acercó a Rosalinda, una de sus pocos amigos que estaba parada en la puerta de la institución leyendo un papel, por detrás.
—Rosalinda…
—¡Ah! ¡Yajaaa! —Rosalinda por el susto repentino se giró a la vez que lanzaba un derechazo al que estaba detrás de ella—
—Perdón por asustarte… —se disculpó el muchacho que había logrado bloquear el ataque de la chica— Veo que has mejorado en tus clases de defensa personal; por poco y me rompes los lentes.
—Uy, perdón Dimo, es que estaba distraída intentando memorizar la nueva formación que nos monstro la entrenadora para el equipo. —explico la jugadora. Como ya sabrán por el primer capítulo, Rosalinda era parte del equipo femenino de básquet— No sé porque la entrenadora no se decide por una formación concreta, siempre la cambia sin razón y es un poco molesto.
—Debe tener algunas inseguridades por la forma de jugar de las chicas. Y por eso busca una formación que haga relucir las fortalezas de cada una. —Dimo no era deportista, pero si comprendía bien la llamada “lógica del deporte”—
—Seguro que tienes razón. ¿Que necesitas de mí? Porque es muy raro que tú vengas y me hables así de la nada.
—Quería preguntarte algo ya que tú estudias con Axel.
—Sí, ¿y que hay con él?
—Quiero saber dónde vive.
—¿Lo vas a golpear? —Rosalinda no conocía a Dimo muy bien. Pero lo que si sabía es que si se interesaba en conocer el hogar de tal persona de seguro es porque tiene algo en contra de esa persona—
—Solo si se acerca mucho a mi hermana. —pensó Dimo en su subconsciente. Aclaro su garganta y hablo— Solo necesito saber dónde vive.
—Podrías preguntarle tú, acaba de irse hace un rato con Turles. —Rosalinda hizo una mueca de desagrado al recordar el nombre y la cara de Tur—
—Preferiría no preguntarle directamente.
—Sin duda: quieres golpearlo.
—¿Sabes dónde vive sí o no? —pregunto Dimo alzando un poco la voz y cruzándose de brazos un poco irritado por la vacilación de la conversación—
—Está bien está bien: vive dos calles antes de la escuela, en la tercera casa, la que es de color verde.
—Okey… muchas gracias…
Eso fue todo. Dimo ya había tenido suficiente de esa charla y tomo rumbo al cruce donde siempre le esperaba su hermana, como las clases ya habían terminado ella ya debería estar cerca de allí. Fue entonces que se acordó de la dirección de la casa de Axel: “¿Dos calles antes de la escuela? ¡Oh no! ¡Eso es antes del cruce! Y él ya salió como dijo Rosalinda… ¡Podrían encontrarse allí en este mismo momento!” Tras pensar esto Dimo acelero el paso y comenzó a correr con la esperanza de no ver a Ruby con ese chico. Muy tarde.
—¿Entonces vives por aquí cerca? ¡¿Donde?! —preguntaba Ruby animadamente. Se había encontrado con Axel cuando iba a reunirse con su hermano en el cruce y habían comenzado a hablar. Cabe mencionar que los dos estaban muy contentos, tanto que se podían ver un aura de alegría y flores alrededor de ellos—
—En la casa verde de por haya. —contesto el peli salmón con una sonrisa apuntando a su casa que se encontraba a pocos metros de distancia—
—¡No puede ser! Yo siempre he pasado frente a esa casa cuando voy y vengo de la escuela. Es bueno saber dónde vives, así podremos hablar siempre que queramos.
—¡Hablar siempre que queramos, eso es genial! —festejo Axel en su mente—
—Por cierto. El otro día me dijiste que te gustaba jugar videojuegos.
—Sí, lo dije.
—Tienes suerte entonces. —Ruby abrió el cierre de su mochila y metió la mano dentro, sacando de él unos cartuchos— ¡Ta-dan!
—¿Qué son esos?
—Son cartuchos de juegos. Le pertenecían a mi madre hace tiempo. —explico Ruby con una sonrisa deslumbrante, estirando el brazo, entregándole los cartuchos a Axel quien los acepto sin problemas— A mi madre no le importara, ya ni se acuerda de estas cosas. Así que puedes quedártelos, de nada Axel. —Ruby sonrió tiernamente, colgándose de nuevo la mochila y sacudiendo el cuerpo de un lado al otro tiernamente—
—Esta tan contenta y linda por haberme regalado esto… que no como decirle que estos no son cartuchos de videojuegos si no casetes de música. —Axel estaba aguantando la risa. Esta había sido una buena payasada involuntaria de Ruby—
—¿Y bien? ¿Qué se dice después de que se recibe algo?
—Gracias por el regalo Ruby…
—No hay de que… ahora esperare hasta que me regales algo.
—De hecho tengo algo aquí que podría regalarte. —comento Axel metiendo sus nuevos cartuchos de “juegos” en su mochila—
—¡¿Qué?! ¡¿Qué cosa?! —pregunto la lolita cortando la distancia entre ella y el peli rosa— ¿Es una muñeca Borbie de colección?
—¿Te gustan las muñecas Borbie?
—Ehhh… nop… pero no estaría mal tener una para mi colección… la cual no tengo…
—Lo siento no tengo ninguna muñeca Borbie, la cual no quieres, para la colección que no tienes… —irónicamente respondió Axel aguantando la risa—
—¿Entonces que tienes para mí? —pregunto Ruby con todas las ganas de cambiar el tema. Se había dejado llevar por la emoción y los nervios y casi revela su colección secreta de muñecas—
—Este sándwich de queso y jamón del almuerzo que no comí, jeje. —rio el chico sacando el dichoso sándwich que estaba envuelto en aluminio—
—¿Es una broma?
—¿No lo quieres? —Axel iba a guardar el sándwich cuando Ruby reacciono impulsivamente cortando aún más la distancia entre los dos—
—¡S-sí, la q-quiero!
—Es tuyo entonces. —Axel le dio el sándwich a Ruby y ella se alejó dando un brinquito de alegría por su nuevo bocadillo—
—¡Gracias Axel! Eh, seguro que no está envenenado. —pregunto pensando en su hermano Dimo que de seguro se enfurecería con ella si la veía aceptando comida de un extraño— Pero tú no eres un extraño, eres mi amigo. —lo pensó la chica, sin darse cuenta de que lo había dicho en voz alta—
—¿Somos amigos? —pregunto nuestro protagonista a un dudoso de lo que eran—
—Esto… supongo que sí, somos amigos. —confirmo la chica sin más—
—Genial, somos amigos. ¡¿Pero porque me alegra tanto que lo seamos?! —se preguntaba nuestro protagonista en su mente—
—Fue bueno hablar contigo Axel. Pero creo que ya tengo que reencontrarme con mi hermano porque podría molestarse.
—Eh, okey Ruby. Otro día hablamos… —Axel se sentía mal por tener que despedirse de Ruby. Quería pasar más tiempo hablando con ella—
—Como ya se dónde vives vendré seguido a molestarte, jajaja. —bromeo la loli guardando su nuevo sándwich dentro de su mochila—
—No me pareces molesta Ruby. Me gusta hablar contigo… —confeso Axel rascándose detrás de la oreja un poco apenado por haber dicho eso… aunque era sincero—
—Gracias Axel… ¡Adiós! —se despidió Ruby comenzando a correr dejando a Axel atrás—
Ruby no se creía eso. Ella era muy impertinente y todas sus amigas y su hermano la solían tachar de molesta, así que ella misma se encargaría de poner a prueba la paciencia de su nuevo amigo. Esa era su nueva meta, pero la dejaría para después ya que ahora se concentraría en llegar rápido al cruce para reunirse con su hermano. Acelero el paso comenzando a correr y cuando llego al cruce un segundo después llego su hermano que iba prácticamente corriendo. Esto extraño a Ruby.
—¿Tú también venias atrasado? Jeje. —se rio la menor por lo bajo, su hermano la fulmino con la mirada como si estuviera molesto o indignado por algo— ¿Qué sucede?
—Nada. Ah, solo pensé que se me hacía tarde… nada más. —el chico de los lentes estaba intranquilo, temiendo de que su hermana ya se haya encontrado con Axel, pero sea o no el caso ahora no era relevante, pero igual se iba a sacar de unas haciendo un pequeño comentario— Lo siento Ruby, no pude averiguar donde vive el chico ese. —ese comentario. Dimo cruzo los dedos esperando no escuchar lo que no quería escuchar—
—Ya no hace falta Dimo. —cruzar los dedos no funciono— Me encontré hace poco con él; ¿puedes creer que vive no tan lejos de mi escuela?
—No. No lo creo. —contesto Dimo secamente. Comenzando a andar con cierta molestia— Rápido vamos a casa. —la menor comenzó a seguirlo y el mayor rezaba para que no le preguntara lo que no quería que le preguntara—
—¿Oye Hermanito?
—¿Si? —Dimo maldijo internamente. Le había llamado “hermanito” con cariño y eso solo significaba que le iba a pedir algo—
—¿Puedo ir mañana o hoy en la tarde a casa de Axel? —pregunto la menor tiernamente sin darse cuenta que su hermano apretó los puños con tanta fuerza que incluso podría haberse roto la mano el mismo (¿Cómo lo llaman a él? ¿Chuck Norris?)—
—No.
—¡Por favor hermanito!
—B-bien… —Dimo había sido vencido nuevamente por la tierna palabra mágica de su hermana— Pero hoy no: mañana por la tarde.
—¡Si! ¡Súper! —festejo la lolita dando brinquitos con alegría e ignorando la irritación del mayor—

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