#05 Clase de educación física / La profesora Bimba.

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Nuestro protagonista estaba acostado sobre una banca con un moretón en el rostro. Al lado suyo y sentado en el suelo estaba su amigo Turles en iguales condiciones. Frente a ellos estaba Crisko riéndose entre dientes, irritando al pelo liso y al cabello pink… aunque a Axel le valía verga que se estuvieran riendo de él ya que estaba medio dormido incluso cuando su mejilla hinchada no dejaba de palpitarle. Era una mala costumbre, no podía recostarse en ningún tipo de banca o algo parecido porque le daba sueño.
—No te rías Crisko. —protesto Tur ya irritado—
—¡Es que es muy divertido! ¡Jajaja! —carcajeaba el niño rico agarrándose el estómago con fuerza— ¡¿Sabes las nulas probabilidades que existen que dos personas sean golpeadas por la misma pelota?! ¡Y acaba de ocurrir! ¡Ja, parecía de caricatura!
—Si te hubiera pasado a ti no te estarías riendo. —ataco el pelo liso irritado y molesto—
—Créeme, si me estaría riendo, jejeje.
—Púdrete Crisko. Me imagino que también te ríes cuando ese monstruo que tienes de mascota golpea a alguien.
—No, eso es un tema serio en verdad. Aún sigo pensando en una forma de tranquilizar a Cangui.
—Eso o encerrarlo en una jaula de acero. —comento el pelo liso sarcásticamente—
—Rompió la de hierro, tal vez una de acero si lo mantenga cautivo. —los dos se quedaron en silencio. Lo que Crisko había dicho no era mentira y Tur pelo los ojos al darse cuenta de ello—
—No jodas Crisko, a este paso vas a gastar casi toda la herencia de tu padre en ese jodido animal. Mejor deberías donarlo a un zoológico.
—Tú lo dirás jugando, pero la verdad me estoy quedando sin opciones. —se expresaba el ricachón acariciándose la barbilla en posición de reflexión— Pero no puedo donarlo a un zoológico: si se llegara a escapar le sería más fácil lastimar a los demás. ¡Ya se! —se prendió una bombilla sobre la cabeza de Crisko— Le comprare un compañero.
—No creo que tener dos canguros sea buena idea. —Tur se estremeció al pensar como seria si es sádico de Cangui tuviera un aliado de crimen—
—Yo estaba pensando en comprarle un oso de peluche.
—Sí, sí, mejor el peluche, mucho mejor… —suspiro Turles súper aliviado, que hubiera dos canguros sería una pesadilla saltarina insoportable. Tur giro la cabeza y vio al peli salmón acostado sobre la banca respirando levemente— Parece que Axel se quedó dormido.
—¡Axel! Lo había olvidado. —exclamo el ricachón de pronto, al parecer se había acordado de algo— El otro día vi a Axel con una niña en un callejón.
—¿En un callejón? ¡¿Qué estaban haciendo?! —pregunto el pelo liso alzándose del suelo bruscamente, quedando frente a frente con su interlocutor—
—A Axel lo había golpeado Cangui y creo que se había quedado inconsciente. El punto es que esa niña estaba con él y estaba muy preocupada por su seguridad.
—¿Quién no, je? Yo también estaría preocupado por la seguridad de las víctimas de ese monstruo. —Tur sonrió en silencio por su broma. Hacer chistes sobre el canguro asesino ya casi se había hecho costumbre, pero en lo profundo de su ser sabía que esas bromas eran crueles y algunas ciertas— ¿We? —gimoteo el chico al ver como su amigo lo observaba expectantemente—
—¿Quién es ella? —soltó la pregunta después de un rato de silencio—
—Ella es Ruby… —se escuchó una tercera voz. Los dos amigos dirigieron la mirada al origen de la voz y era Axel. Este se había despertado y lentamente se reincorporo sentándose normalmente sobre la banca donde antes estaba durmiendo— Es mi amiga… —Axel cerro los ojos pasivamente y sonrió. Cada vez que pensaba en Ruby le invadía un sentimiento de alegría poderoso. Recordar su sonrisa, su cabello dorado, su tierno sweater de gato— ¡Ella es endemoniadamente tierna! ¡Ahhh! —Axel se llevó una mano al pecho y la otra a la frente— ¡Demasiado linda! —un aura rosa comenzó a rodear el cuerpo de Axel acompañado por unos rayitos de poder— ¡Es la personificación de la diabetes! —el cabello de nuestro protagonista comenzó a ondular en el aire para luego erizarse en unos enormes pinchos—
—Tur… tú crees que Axel este… —le susurraba el ricachon que estaba pegado con el pelo liso dándole la espalda a su amigo pelo rosa—
—No sé qué pensar la verdad. —le respondió su arrimado compañero. Con el rabillo del ojo concentraba toda su atención en Axel que había sufrido esa extraña transformación y seguía vacilando sobre lo “kawaii” que es la hermana de Dimo— Pero es la primera vez que lo veo así.
—¿Desde cuándo esta así?
—Ufff, ya han pasado como tres semanas. Y ha cambiado mucho. —Tur empezó a contarle a Crisko sobre sus observaciones hacia Axel— Se comporta como siempre la mayor parte del tiempo; pero cuando se acuerda de Ruby se pone de esa manera.
—Lo veo perfectamente. —asintió Crisko viendo como el nivel de poder de Axel aumentaba junto con la intensidad de los rayos—
—¡Ya acabo el descanso muchachos! —grito la profesora de la clase. Por si no lo había mencionado antes estaban en clase de educación física jugando al futbol, ahí fue cuando algún descerebrado pateo la pelota con mucha fuerza durante un pase (y de paso muy elevada) que la pelota golpeo a Turles en el rostro y luego reboto para golpearle a Axel que estaba al lado de él, también en el rostro. Para algunos fue divertido (mayormente para Crisko) ya que se vio como si fuera un pinboll humano— Turles Axel, ¿están bien? —llamo la profesora acercándose a la banca donde estaban los tres chicos. La llamada de atención hizo que Axel reaccionara regresando a la normalidad—
—Si estamos bien profe. —contesto Turles restándole importancia al asunto— Sin embargo después le pasare factura al tonto de Nuñez para que aprenda a dirigir bien sus patadas. —pensó el chico con una sonrisa perversa. Pero la sonrisa desapareció cuando sintió unos dedos sobre su cachete hinchado. Miro al frente y sus ojos se encontraron con los de la profesora— ¿Profe?
El pelo liso estaba nervioso y por alguna razón sentía miedo. La profesora lo miraba fijamente a la cara y Tur sentía que se estaba muriendo. Ella solo estaba inspeccionando más de cerca el chichón del chico provocado por el golpe de la pelota el cual fue peor para Turles que para Axel, ya que fue el quien recibió el balonazo primero. Fugazmente, como parte de su mala costumbre y obsesión por los cuerpos femeninos Turles bajo la mirada y observo con una velocidad anormal.
“Bimba… era como se llamaba” esta es la mente de Turles la cual comenzó a vacilar: “La profesora de educación física… “física” estaba ella. 23, era la edad que me dijeron que tenía. Su cuerpo de modelo significaba lo en serio que se tomaba su trabajo. Teoría al carajo, ella era de práctica. Ese día, vestía como siempre: un jersey con cierre, también conocido como sweater deportivo con monos blancos y tenis. Dicho jersey de color blanco no podía ocultar sus colinas doradas. ¡Dios, esas colinas! Eran prohibidas. ¡Prohibidas! Me sentía culpable por mirarlas… aunque solo fue por un segundo, ya que después levante la mirada y la vi a ella. ¡Perfección! Cabello castaño hasta los hombros, ojos negros y atrapantes como un agujero negro del cual no se puede escapar… Creo que yo… creo que yo… ¡Creo que yo!”.
—¡Creo que yo!
—¿Qué tu qué? —pregunto nuestro protagonista que junto a Crisko estaban confundidos viendo al chico que estaba agachado en el suelo agarrándose la cabeza—
—Q-que yo n-nada, ¡NADA! —negó el vacilante muchacho levantándose y enderezando la espalda como si fuera una lámina de hierro— Estoy bien.
—Te pusiste así cuando la profesora se te acerco.
—¿Jeje, la profe, jejeje? —decía Turles mientras reía nerviosamente— ¿Y adonde se fue la p-p-p-profe?
—Fue al almacén a buscar otra pelota ya que la que teníamos se desinflo.
—Luego de chocar violentamente contra las rocas volcánicas de ustedes dos es normal que ya no pueda más. Hyajajajaja. —esta vez Crisko no se iba a contener y reiría hasta el final—
Tur se enfureció más temprano que tarde y empezó una discusión con su amigo millonario. Unos cinco minutos después llego la profesora Bimba con otro balón y después de tranquilizar y castigar a Crisko y a Turles propuso continuar con el juego de futbol. En el juego hubo varios cambios en los personajes y en el gameplay… ¿Espera que?... Algunos cambiaron de posiciones y Turles decidió ponerse como portero de su equipo y le fue bien por un rato hasta que vino Nuñez e intento anotar un gol… pero en su lugar golpeo al desafortunado de Tur en el rostro y tumbándolo al suelo.
—En serio Nuñez, tienes que mejorar esas patadas. —dijo Rosalinda aguantando la risa. Que Turles haya sido baloneado dos veces en un día debía de ser una bendición para ella—
Mientras la profe y unos compañeros iban a auxiliar al noqueado pelo liso en una esquina estaba Axel mirando la situación con una sonrisa. No porque le pareciera divertido que golpearan a Turles otra vez, aunque si era divertido, sino porque estaba pensando en su loli. Levanto la mirada al cielo azul con nubes. “¿Qué estarás haciendo Ruby?” unas cuadras más lejos en la escuela primaria cuyo nombre no quiero inventarme, dentro de un salón de clases, recibiendo sus clases sentada de lo más aburrida en su pupitre estaba la lolita ojos verdes rubia favorita de nuestro protagonista.
—¿Qué estarás haciendo Axel? —pensaba la pequeña fastidiada la verdad. Detrás de ella escucho un “plizz plizz”— ¿Qué sucede? —protesto Ruby en voz baja, volteando hacia atrás viendo a su amiga Lola que estaba sentada detrás de ella—
—Toma. —la morenita de Lola le paso un papelito doblado discretamente para luego fingir que ponía atención en la clase—
Ruby había tomado el papelito ya deduciendo lo que era. Discretamente lo desdoblo debajo de su mesa a escondidas de la profesora, lo desdoblo por segunda vez, luego por tercera vez… cuando lo desdoblo por cuarta vez se dio cuenta que no era un papelito sino una hoja entera. Ruby observo el panorama para asegurarse de que nadie la estuviera espiando y que la profesora siguiera concentrada en escribir cálculos en la pizarra para leer su literalmente carta la cual decía lo siguiente: “Andan diciendo que hay algo entre la profesora y tu hermano. ¿Es verdad?” Era lo que decía (obviamente mal escrito y en grande) y en la parte final estaban dos casillas; una decía “si” y la otra “no”.
—Aich ¿Qué es esto? Por supuesto que no. —Ruby tomo su lápiz e iba a marcar la casilla negativa para devolvérselo a Lola, pero una persona externa agarro la hoja de papel con mucha velocidad. Ruby levanto la mirada temblando de miedo (le tenía un poco de miedo a su profesora)— P-profe…
—Yo me quedo con esto. —la mujer fulmino a la pequeña con la mirada mientras le daba una sonrisa falsa (esa combinación no era buena)—
La profe regreso a su escritorio y leyó la hojita mientras que Ruby y Lola se comían las uñas desde sus asientos. Acabado de leerlo la mujer sonrió de oreja a oreja y guardo la hoja en su bolso personal y continuo con la clase. Ruby tenía una cara de miedo. Se giró y observo a la amiga detrás de sí, la cual tenía la misma cara de miedo. Cuando sonó el timbre de salida tanto Lola como Ruby tenían miedo de levantarse, pero les daba más miedo estar dentro del salón cuando todos se fueran. Así que se armaron de valor y con pie firme salieron del salón sin problemas.
—Qué raro, yo pensé que la profesora nos llamaría para regañarnos. —decía la mini-rubia que andaba por los pasillos caminando junto a su amiga la morenita enana—
—Al menos a ti, ella no tiene por qué saber que yo lo escribí. —se defendió ratamente la mona— Y no tiene por qué molestarse con nosotras solo por un rumor, ¿que por cierto cual es la respuesta?
—La respuesta es un gran NO. —remarco Ruby el no. La idea de que su hermano y la profesora loca que tiene salieran le desagradaba completamente— ¿Quién te dijo eso? Quiero saberlo para callarlo por siempre.
—Siempre dices así cuando algo o alguien te molesta, pero eres muy cobarde. —golpe bajo, Lola conocía muy bien a Ruby y sabía que ella podría ser alegre y con temperamento duro pero que se asustaba fácilmente. Y eso se pudo comprobar cuando ella y Axel fueron atacados por el canguro asesino—
—Dime quien fue.
—No lo sé, lo escuche sin querer queriendo de una conversación ajena y no preste atención de quienes eran los que hablaban.
—Bueno ya no importa. —apenas cruzaron el umbral de la puerta que daba al patio principal el rostro de la rubia fue iluminado por la luz del medio día, pero fue el sol quien quedo deslumbrado por la sonrientes labios de Ruby— ¡Ya soy libre! ¡Chao Lola!
—Chao Ruby.
Se despidieron las chicas con un abrazo y entonces Ruby corrió hacia su casa, mejor dicho al cruce donde se reuniría con su hermano para ir a casa. Bajo la velocidad al recordar que si iba más lento de lo normal podría encontrarse con el chico peli salmón. Sonrió más deseando que eso sucediera. Si llegaba tarde su hermano se enojaría sin duda, pero valdría la pena si con eso podría ver a Axel… sin embargo podría simplemente pedir permiso para ir a su casa más tarde y si tuviera suerte Dimo le dejaría ir ese día.
Pero por ahora solo quería encontrarse con Axel e intercambian unas pocas (muchas) palabras con él. Axel era su amigo. Ella no solía tener amigos varones, no era que le costara socializar, sino que nunca había entablado amistad con alguien tan fácilmente como lo había hecho con Axel y sin embargo de una forma de lo más bizarra. Primero ella le había preguntado el paradero de su hermano cuando ella fue a llevarle un almuerzo (ese día ella no había tenido clase), por algún motivo Axel actuó raro esa vez, como si estuviera conmocionado. Luego y ese mismo día ella y su hermano fueron testigos de cómo Axel estaba siendo coñaseado por Cangui, gracias a Dimo lograron posiblemente salvarle la vida. Fue cuando lo llevaron a su casa para que despertara de su inconsciencia que Ruby pudo conocerlo mejor. Al principio estaba nervioso, pero cuando agarro confianza y hablaron gratamente y se rieron por las bromas y chistes de ella.
Era bonito la verdad. Se llevaban súper bien. Y era difícil de explicar pero, disfrutaban enormemente la simple presencia del otro, que para ellos no era nada simple. Era genial. Así mismo lo pondrían describir: genial. Ruby estaba tan metida en sus pensamientos que cuando se dio cuenta ya estaba en el cruce, extrañada vio a los lados y diviso a su hermano acercándose.
—Perdón, me distraje y llegue tarde. —se defendió Dimo de lo más serio y frio, característica súper común en el—
—Jeje, ya te voy a regañar tal y como lo haces conmigo. —bromeaba la loli llevándose las manos a las caderas mientras fingía fruncir el ceño—
—Hm, como sea, vámonos. —Dimo dio media vuelta y ando en dirección a su hogar—
—Que malo que no me encontré con Axel. —murmuraba Ruby mientras caminaba detrás de su hermano cuatro ojos con la mirada gacha—
—¿Dijiste algo?
—N-no, no d-dije nada.
—Aja. —Dimo notaba rara el ánimo de su hermana. Bajo el paso hasta quedar al lado de ella— ¿Sucede algo?
—Ehhh, bueno, nada nada me pasa. Solo queeee… —Ruby estaba vacilando, dudando si preguntar o no, aunque pregunto lo mismo casi todos los días—
—No vas a ir a casa de Axel. —Dimo se había adelantado a la pregunta dando su respuesta de una—
—¡Eso no era lo que iba a preguntar! —protesto la pequeña inflando las mejillas en un puchero y cruzándose de brazos— ¡¿Cómo supo que iba a preguntar eso?! —se preguntó Ruby a sí misma en voz muy baja, sintiéndose derrotada—

Una Pequeña NoviaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt