Capítulo 13

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CAPÍTULO 13

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No hubo lugar para el asombro, la cerradura de la puerta principal se forzó sin que alguien la tocase.

—Dime que esto es una broma. —Thomas devolvió una mirada nerviosa hacia la ventana—. ¿Un título? Me estan tomando el pelo.

—Desearía que esto fuera un sueño nada más.

Otro ruido atravesó el piso en el que nos encontrábamos.

—Recuerdo que me aseguré que no había nadie en casa. —Comencé a seguirlo cuando se movió, pero decidió que lo más sensato era encontrar una fuente de luz primero. Así que me desvié hacia el comedor y mientras lo hacía, pude observar a Thomas adentrándose en la cocina.

En el estante en el que mamá guardaba la vajilla más cara, comencé a rebuscar entre los cajones.

—Zara —Thomas pronunció mi nombre.

—Ahora voy.

Me llevó un momento a encontrar el paquete de velas y agarrarlo. Solo me faltaba un encendedor, así que me dirigí a la cocina. Poco después de cruzar el umbral, me detuve.

Thomas se encontró de pie al otro lado, cerca de la puerta trasera y el horno, entre el par de ventanas que daban al pequeño patio detrás de casa. Su expresión reflejó un claro estado de pánico.

Justo en frente se encontraba Josef, pero su apariencia indicó que se trataba de un muñeco bien elaborado. Estaba cubierto de hollín, lo cual me llevó a deducir que había entrado por la chimenea. Sin embargo, eso no era lo único inusual. También noté un escalofrío al observar la forma en que los platos, los condimentos, los utensilios e incluso las frutas se suspendían en el aire, como si fueran sostenidos por hilos invisibles que los sujetaban desde el techo.

—Zara, ¿qué demonios está pasando? —La voz de Thomas fue un susurro. Con mucho esfuerzo, intentó no provocar al títere al quedarse muy quieto. Ingenioso, pero también muy tonto por haberme hablado.

Tras percatarse de mi presencia, Josef volteó en mi dirección y retrocedí un paso.

—¡Abajo!

Sin dudarlo, obedecí la orden y me dejé caer al suelo. Thomas me observó y poco después hizo lo mismo. Junto a un estruendo ensordecedor, protegí mi cabeza mientras incontables fragmentos caían a mi alrededor. De reojo, noté un suave destello que provenía de detrás de mi suéter, indicando que el medallón se había encendido.

Una vez que la tranquilidad regresó, abrí mis ojos uno tras otro y me puse de pie para contemplar el caos. La alacena tenía un tenedor incrustado, los frascos de condimentos yacían destrozados en el suelo, y la loza era un desastre total. Las manzanas fueron las únicas que escaparon indemnes, mientras que las uvas verdes parecían manchas pegadas en las paredes y el techo.

Sin embargo, lo más importante fue que Josef aprovechó la oportunidad y saltó por una de las ventanas. Los fragmentos de cristal se esparcieron por el suelo, al igual que el paquete de velas que en algún momento se me resbaló de las manos.

Un último traste se quebró a mis espaldas y volteé.

Debí suponer que la escena de los objetos voladores fue obra de la entidad que en algún momento apareció.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Ashton.

Puesto que no encontré mi voz para responder, contemplé la forma en la que se acomodó el sombrero mientras se acercaba.

—Zara —Thomas me tocó el brazo, su voz resonó baja y temblorosa, cargada de temor—. ¿Te hiciste daño?

—Mis padres van a matarme —le aseguré.

—No si ellos lo hacen primero. —Casi había olvidado cuán indiferente podía ser Ashton.

Thomas agarró mi brazo con firmeza, pero sin causarme daño, capturando por completo mi atención. Sin embargo, también recibí un toque en la punta de mi zapato, que resultó ser el bastón de Ashton.

—Zara, debemos largarnos antes de que esa cosa regrese.

—Deja que se vaya él solo —se adelantó el señor de la oscuridad. Tuve la sensación de que me observaba, aunque no pude distinguir cómo debido a la escasez de luz y la falta de detalles claros.

—Corre peligro —le indiqué.

—¿Quién? —Tomás preguntó. No sabía que el fantasma de sus sueños estaba en frente de sus narices.

—No —pronunció Ashton con firmeza—. Si se involucra, será un estorbo. Existe la posibilidad de que termine disperso como un condimento o, peor aún, atrapado entre la pared y algún cuchillo. No asumiré la responsabilidad. Estará mejor lejos de todo esto.

Cuán gráfico podía ser.

—¡Zara! —Thomas me agitó el brazo con desesperación. Aunque me resultó incómodo admitirlo, Ashton tenía razón en algo: mi mejor amigo era tan importante para mí como mi propia familia, y no estaría a salvo si decidía escapar junto a él, a pesar de que fuera el culpable de meterme en este lío desde el principio.

—Te dije que no vinieras, Tom —apremié, soltándome de su agarre.

—Eso no funcionó —desafió Ashton—. Debes exigirle que se vaya.

Giré para mirarlo con furia, esperando que pudiera percibir mi evidente molestia por su falta de flexibilidad. Sin embargo, me hizo retroceder al jalar de la orilla de mi prenda. Elevó su bastón y hubo otro débil destello detrás de mi suéter, obligando a Thomas a retroceder como si un muro gigantesco lo empujara.

Mi mejor amigo tropezó en repetidas ocasiones al tiempo que pronunciaba mi nombre. Un nudo se formó en mi garganta mientras observaba la manera en que la puerta se abría detrás de él y caía de espaldas al suelo, sobre el césped húmedo, como si fuera un ser insignificante.

Preocupada, sintió el impulso de acercarme, pero la puerta se cerró con fuerza.

—¿Por qué hiciste eso? —reproché.

—Estará bien, mejor de lo que podría estar con nosotros —respondió Ashton, mientras se movía a mi alrededor.

—No tenías que ser tan brusco.

Cuando se detuvo frente a mí, se inclinó en un gesto de disculpa que no pareció del todo sincero.

—Lo siento, pero era necesario —se justificó.

—¿De verdad? —dudé sin creerle todavía.

Los golpes en la puerta atrajeron mi atención hacia ella.

Thomas se encontraba de pie y ahora suplicaba que lo dejara entrar. Verlo en esa situación era desgarrador. A pesar de que había venido a ofrecer su ayuda, Ashton lo acababa de echar.

—Si das un paso adelante, no dejar de insistir y es probable que encuentre la forma de derribar esa puerta. Entonces, se habrá involucrado. ¿Estás dispuesta a asumir todas las consecuencias que eso conlleva?


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¿Qué tal van? Estoy reviviendo muchos recuerdos con esta historia 🤧

Si estuvieran en el lugar de Zara, ¿a quién le harían caso?


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La sombra de los caídos ✓Where stories live. Discover now