Capítulo 54

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CAPÍTULO 54

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Mi pecho palpitaba con fuerza, mientras mi mente intentó aferrarse a algo que se me había escapado.

Sentí como si el mundo comenzara a dar vueltas, pero luché contra la sensación, abriendo los ojos.

Me encontraba en mi dormitorio, con las paredes claras destacando que era temprano en la mañana. Sin embargo, algo no estaba bien. Mis músculos protestaron cuando intenté moverme, una sensación de pesadez y agotamiento me invadió por completo.

Noté con sorpresa que estaba vestida y sucia, con arena sobre el colchón. Tan parecida al carbón, incluso había teñido la sábana.

Recordé mi visita a la vieja estación. Sin empargo, ¿qué ocurrió después? Mamá me regañó por dejar la puerta abierta, así que la suciedad debía ser producto de todo eso.

Pero no hay nada más.

Mientras buscaba mi teléfono, noté que algo estaba mal con el aparador, inclinado y con una pata rota. Al final, no lo encontré por ningún lugar.

Con una extraña sensación de vacío en el pecho, mareada y con un potente dolor en la cabeza, me tambaleé hacia el baño, donde me invadió la necesidad de echarme a llorar sin razón aparente.

Tomé una ducha rápida. Al abrir mi armario, encontré una prenda que, antes de que pudiera examinar su forma, se deshizo en arena negra, similar a la que hallé en mi cama.

La situación me sobrepasaba. Sin comprender por qué, me encontraba temblando. A través de una exhalación, comprobé que mis ojos se habían llenado de lágrimas. Acabé agitando la cabeza, tal vez se trataba de un ataque de pánico, solo que nunca había sufrido de eso.

Me vestí rápidamente y corrí por la casa buscando a mi familia, pero no encontré a nadie.

La angustia me oprimía el pecho mientras me desplazaba por cada habitación.

La visión de mi cocina hecha un desastre casi me hizo soltar un grito.

¿Qué había pasado?

Mi estómago, sin comprender la seriedad del asunto, emitió gruñidos, manifestando un gran vacío. Pero no era el momento ideal para preocuparme por ello, había algo más importante por solucionar: mi familia había desaparecido.


Decidí ir a la estación de policía.

Al salir de casa, tropecé con la familia de enfrente. Examinaban su buzón, sin comprender lo que pudo haber causado una gran abolladura, como si alguien la hubiera golpeado con un martillo. No me detuve mucho y seguí con mi camino.

La sombra de los caídos ✓Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt