El secuestro

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Capítulo ciento tres 

—Pablo, basta —dijo Melanie al notar que él empezaba a frotar sus dedos contra el sex* de su prometida.

—Es que tú me provocas —confesó él, sin culpa.

—¿Yo te provoco? —Ella no podía creer lo que le decía.

—Sí, eres demasiado tentadora —dijo sonriendo cuando su móvil sonó—. Ahora no...

Pablo no quería ser interrumpido, aún no tenía suficiente de Melanie.

—Atiende mientras preparo la tina —contestó Melanie sonriendo.

—Hola —dijo él devolviéndole la sonrisa mientras ella caminaba desnuda en dirección al baño.

Melanie estaba muy feliz, pronto se casaría con el hombre que amaba y con el que quería compartir el resto de su vida. No podía considerar que en tan poco tiempo llegara a vivir cosas tan hermosas pese a todo lo malo. Cuando estaba al lado de Pablo se sentía segura, familiarizada con un cariño que le era completamente nuevo.

Ella estaba buscando música tranquila en su móvil para poner mientras la bañera se cargaba, pero recibió un llamado desde el número de su prima. Colgó ya que no quería tener que hablar con ella. Si bien seguía hablando con el resto de ellos, no le prestaría atención a una demente como ella. Su móvil volvió a sonar, pero esta vez era Lena la que la estaba llamando, por lo que respondió feliz.

—Hola, amiga —dijo Melanie, pero al escuchar la voz de su prima se le heló la sangre—. ¿Por qué tienes su móvil?

—Porque ahora es mi nueva amiga. Te haré las cosas fáciles. Destruye todas las copias que tengas del video en donde Isaac y yo quemamos la casa y volverás a ver a Lena. Si no lo haces la mataré.

—María, ¿estás loca? ¿Cómo vas a secuestrar a Lena? —preguntó Melanie sorprendida.

—Haz lo que te digo o también mataré a su novio —amenazó María.

—¿Novio? —preguntó Melanie y Pablo entró al baño ya vestido y con ropa para ella.

Este le pidió que siguiera hablando, al parecer ya sabía lo que estaba ocurriendo.

—Solo eres una mentirosa. Lena no tiene novio. Tal vez robaste su móvil para que piense que la secuestraste —dijo Melanie preguntándole con las manos a su prometido que era lo que ocurría.

Pablo notó el vapor en el espejo y escribió en él.

La policía necesitan tiempo

—¿No me crees? —preguntó María molesta.

Entonces Melanie escuchó la voz de Lena.

—Suéltame, maldita, desgraciada —decía Lena.

—¿Ahora me crees? —preguntó María mientras Pablo ayudaba a Melanie a vestirse y salían del cuarto.

—¿Qué quieres? —preguntó Melanie para hacer tiempo mientras bajaban por el ascensor. Esperaba que la comunicación no se cortara.

—Ya te dije lo que quiero, borra todas las copias del video o mataré a Lena y a Rafael —dijo María y colgó.

—Lo siento, ella me cortó —le dijo a Pablo, preocupada—. Parece que Lena estaba con Rafael.

—Tranquila, la policía los tiene rodeados. Rescatarán a Lena y a... ¿Qué hace Rafael con ella?

—No tengo idea —dijo Melanie y volvieron a subir.

—Debemos llevar a Leo con nosotros.

Mientras tanto, Lena le quitaba algo de información a María.

—No puedo considerar que estés tan mal que pienses que tu padre sigue vivo. —Lena conocía a María y sabía que era tan tonta que le contaría todo con tal de no quedar como una mentirosa.

—Es verdad, solo mi hermana murió. Mi padre tenía otra familia y él se fue cuando ocurrió eso. Lo hizo para protegernos, porque tipos malos lo seguían buscando y si estaba con vida lo lastimarían —explicó María.

—¿Qué clase de ridiculez es esa? —preguntó Rafael sin poder contenerse—. ¿Tu padre tenía otra familia y tú lo defiendes?

—Tú no sabes por todo lo que tuvo que pasar. Él quería quedarse con nosotros, pero su otra esposa tenía dinero e hizo que la empresa de mi padre perdiera todo. Él es un hombre mayor y no podía luchar contra eso.

—¿Qué edad tienen tus hermanos? —preguntó Rafael compenetrado.

—Los que tuvo con esa mujer son mayores, aún no los conozco, pero mi padre me pidió que solucionara todo esto y así me los presentará. —María tenía solo un año menos que Melanie, por lo que era demasiado inocente en ese aspecto.

—Es gracioso, eso vuelve a tu madre la amante —le indicó Rafael, más molesto de lo que esperaba.

—¡Mi madre no fue amante! —gritó María.

—Déjala que crea que su padre se sacrificó para salvarla, y no la abandonó como un cobarde. —Lena estaba disfrutando burlándose de ella.

En ese momento alguien llamó a María.

—Hola, papi, sí. Me estoy haciendo cargo de lo que me pediste. ¿Qué? ¿Cómo lo supiste? No papi. —Parecía que estaban discutiendo.

—En ese momento Pablo y Leonardo entraron en el lugar acompañado de la policía.

—Mierd* —dijo Rafael, sabía que su hermano se enojaría por haber sido tan tonto.

—¿Qué hacen ustedes aquí? —preguntó María sorprendida y después de tirar su móvil al suelo lo rompió.

—Vine a buscar a mi hermano, y a mi novia. ¿Quién se atreve a dañar a la familia Dinamo? —preguntó Leonardo a María mirándola con desprecio.

—¿Familia Dinamo? —Ella estaba más sorprendida. No podía ser que tuviera tan mala suerte.

La policía entró y capturó a María y a los dos hombres que la ayudaban.

—No puede ser —dijo María con lágrimas en los ojos mientras Melanie abrazaba a Lena.

—Dime que no te hizo daño —Melanie estaba muy preocupada por Lena.

—Estoy bien, no te preocupes —se apresuró a decir Lena.

—No me toques —Rafael estaba molesto con Leonardo. Este había dicho que Lena era su novia.

—Está bien. Dejaré que regreses con nuestro padre con el precinto en las manos —dijo Leonardo soltándolo.

—¿De qué hablas? ¿Nuestro padre está en la ciudad? —preguntó Rafael preocupado.

—Lena, ¿te encuentras bien? —Leonardo se acercó a ella.

Sin embargo, ella lo ignoró.

—Debemos volver a casa, les pedí a los oficiales que les tomen las declaraciones ahí. Hace mucho frío —explicó Pablo pasándoles algo caliente para que bebieran mientras iban al coche.

—La verdad es que no siento las piernas —indicó Lena sonriendo.

—Amiga, qué miedo —Melanie abrazó a Lena.

—Deja de preocuparte, esa loca estará en prisión como corresponde. Aun así, debo contarte algo curioso —Lena no quería olvidarse de decirle a Melanie sobre su tío.

El hombre había fingido su muerte, y Lena sospechaba que era su culpa que su hija Cielo hubiera muerto el día del cumpleaños de Melanie. Ella no solía celebrarlo, ya que le recordaba a ese suceso y eso la hacía sentirse triste. 

Autora: Osaku 

Ponle la firmaWhere stories live. Discover now