Ponle la firma

Complicaciones en la despedida

Capítulo ciento doce

—Jana ¿viste a Lena? —preguntó Melanie.

—No, había ido al baño. Sabes que las filas son interminables —dijo la mujer que estaba besándose con otra chica.

La despedida de soltera de Melanie había sido organizada en uno de los clubes de Pablo, así él podría cuidar de ella y de sus amigas. Sin embargo, después de que Lena fuera abordada por Caín y este se fuera enojado, Melanie no la volvió a ver. Estaba preocupada por su amiga, tal vez Caín la había sacado por la fuerza.

—Llamaré a Pablo, creo que ya es hora de que me vaya —dijo Melanie y su prima la detuvo.

—Mel, no te vayas. Busquemos juntas a Lena —dijo Alondra, su prima. Ella era unos años mayor que Melanie, aunque también era menudita.

Ambas trataron de localizar a Lena, pero era difícil, ya que las personas eran la mayoría más alta que ellas.

—¿Y si subimos ahí? —le preguntó Alondra a Melanie. Eran las escaleras que daban a la oficina de Pablo.

—Eres una genio —Melanie parecía estar de mejor humor.

Desde ahí lograban ver todo el club, pero no localizaron a Lena. Sin embargo, Melanie logró ver a Rafael y le hizo señas para que se acercara a la escalera.

Alondra lo vio y no pudo evitar sentirse atraída por él. Era un muchacho muy atractivo.

—Rafa, ¿no estabas en la despedida de Pablo? ¿Te envió a vigilarme? —preguntó Melanie sonriendo. Imaginaba que a Pablo no le bastaría con dejarla ir sola al club y pronto aparecería después de que sus empleados le dijeran que varios hombres se acercaron a ella esa noche.

Ya habían discutido en casa cuando ella le dijo que no quería el club solo para ella y sus amigas, como lo había ofrecido Pablo en un primer momento. La mayoría de sus amigas eran solteras y tal vez esa salida les serviría para conseguir algo y ella no iba a arruinarles la oportunidad.

—Lo siento, vine a buscarlas. Pablo está en prisión —dijo Rafael mirando a Alondra de manera despectiva. Él ya sabía quién era ella y no tenía ganas de interactuar con su media hermana.

—¿Tengo algo malo en la cara? ¿Por qué me miras así? —preguntó ella molesta. Sin embargo, Rafael la ignoró.

—¿Dónde está Lena? Leonardo también está preso —dijo Rafael y Melanie se sorprendió.

—¿Cómo? ¿Puede que haya ido a verlo al enterarse? —preguntó Melanie sin entender.

Salieron del lugar después de que Melanie se despidiera de las demás chicas. Jana fue con ellos, ninguna pudo comunicarse con Lena.

—Mierd*, ¿qué hicieron esos dos para terminar presos? —preguntó Jana.

—Parece que Caín fue a molestarlos y ellos lo golpearon, vino la policía y se los llevó a los tres —explicó Rafael.

Los cuatro subieron al coche de Rafael y se dirigieron al sitio que el abogado de su familia le había dicho a Rafael que estarían. Cuando llegaron, Lena ya estaba en la comisaría, si bien había decidido ayudar a Caín para proteger a Melanie. No pensaba contarle la verdad a ninguno de los dos. Si Pablo se enteraba, no sabía de lo que sería capaz.

—¿Te dejaron verlos? —preguntó Melanie a Lena.

—¿Tú les dijiste? —preguntó Lena a Rafael—. ¿No sabes que está embarazada? No debes hacer que se preocupe en vano.

—¿Estás embarazada? —preguntó Rafael y Melanie se molestó con Lena. Se suponía que nadie lo sabía aún.

—Aún no lo contamos —confesó Melanie avergonzada.

—Felicidades, Mel —dijo Alondra sonriendo y Rafael la miró molesto. No confiaba en ninguno de sus medios hermanos. María era una loca y probablemente ella también.

—Deja de mirarme así, si no quieres que te deje mi mano de recuerdo —dijo Alondra sin ver a Rafael. ¿Qué le pasaba a ese tipo? Era lindo, pero tampoco como para tener que estarle rendida a los pies.

—No podemos hacer mucho más por ahora —dijo Lena a su amiga, y Melanie la miró.

—¿Estuviste llorando? —le preguntó Melanie sorprendida.

—Discutí con Leo, pero todo está bien —mintió Lena.

—Vamos a la casa de Pablo, esperemos ahí hasta que los liberen —dijo Melanie y todos estuvieron de acuerdo.

Lena le preguntó a Melanie si ya le había mostrado el vestido a Jana cuando llegaron a la mansión. Quería tratar de distraer a su amiga mientras pensaba en la mejor manera de separarla de Pablo.

—No, y tampoco hice que Alondra se pruebe el suyo.

—Falta solo una semana —dijo Alondra segura de que su prima estaría muy ocupada—. Si necesitabas ayuda debiste llamarme.

Melanie trataba de hablar con normalidad, aunque estaba muy preocupada por Pablo.

—Gracias, pero Jana se hizo cargo de todo. No quería molestarte. Sé que estuviste muy ocupada —le dijo Melanie y las chicas se fueron a ver los vestidos para la boda, dejando a Rafael solo en el comedor.

Este tomó el vaso en el que Alondra había bebido y lo guardó. Necesitaba hacerle una prueba de ADN para confirmar si ella era su hermana, ya le había hecho una prueba a María y estaba esperando los resultados. Y aún le faltaba el hermano mayor de las dos. A ese seguramente lo vería en la boda. Una vez que tuviera las pruebas se lo mostraría a su madre para que sacara a su padre de sus vidas para siempre. No dejaría que ellos tomaran algo de la empresa de la familia de su madre.

Para Rafael solo eran unos hijos ilegítimos que conspiraban junto con su padre para lastimar a su madre. Él estaba seguro de que ellos tratarían de hacer algo. Ahora María se había ido del país gracias a su padre, pero había regresado Alondra. Aunque la chica parecía de buen corazón delante de Melanie y Lena. Él estaba seguro de que tenía la misma intención que María y querría tomar parte en la empresa de la familia Dinamo. Por lo que, cuanto antes sacara a su padre de la empresa, antes podría deshacerse de estos intrusos.

Rafael llamó a un amigo y le pidió que hiciera la prueba, cuando había ido a ver a su padre ya le había tomado una muestra. Por lo que solo quedaba confirmar que ellos eran hermanos. Al hacerlo, perdería todo, ya que en el acuerdo prenupcial decía claramente que si alguno de los dos resultaba ser infiel perdería las acciones de la compañía. Rafael tenía todo más que preparado para que su padre pagara al fin por sus actos. 

Autora: Osaku