1.(C) un chico en un sueño

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CEDRIC

I

Fue el peor sueño que había tenido en su vida.

Eso no debía de significar mucho. Cedric estaba próximo a cumplir dieciséis años. ¿Sobre qué podría tener pesadillas?

No se suponía que debía tener muchas preocupaciones.

Y no pensaba que las tuviera.

Sí, quizás estaba algo ansioso por el regreso a clases y su quinto año. El viaje a Hogwarts siempre lo entusiasmaba. Quizás soñaría que se perdía el tren, que se olvidaría su túnica o su camiseta favorita. No solía tratarse más que de escenas cotidianas o temores ocasionales justificados. Durante el año escolar algún examen lo tendría despertándose entre visiones en las que desaprobaba. De vez en cuando le acudían imágenes de su madre, quien había fallecido cuando era un niño. No estaba seguro de si se trataban de recuerdos o imaginaciones suyas, deseos imposibles que reverberaban en su interior y encontraban su camino al dormir. Fuese como fuese, se encontraría con una sensación agridulce, a veces más dulce, otras más amarga y triste.

Esta vez Cedric se despertó con el corazón desbocado, como si se lo hubieran arrancado.

Le dolía el pecho.

Sus latidos sonaban como disparos en sus oídos.

Se encontró sentado en su cama, luchando por respirar. Asustado. Extrañado. Pequeños y rápidos recuerdos le aparecían en la mente como luces sombrías. Un hechizo. El suelo de tierra. Podía ver sus manos cuando caía. Muerto. Él estaba muerto en su sueño. Se había sentido tan real. La tierra en sus manos. La angustia de saber que no se salvaría. No era solo la muerte lo que lo angustiaba, pero no podía atrapar el pensamiento. Había un chico mirándolo, de lejos. Lo vio de soslayo, apenas un segundo, antes de que el dolor terminara con él.

II

Solía olvidar sus sueños. A los minutos, unos pocos días máximo. Pero aquella pesadilla permanecía en su memoria. No era nítida. Solo quedaban unas cuantas imágenes. Las sensaciones que le habían provocado aún podía encontrarlas en su interior si las buscaba. No quería buscarlas. Se sentía extraño, cargando con eso en el fondo de su mente. Incluso si quería encontrar más detalles, los únicos que podía recordar eran aquellos que le habían acudido esa madrugada. Ninguno más.

El chico era lo que más le daba intriga. ¿Cómo podía saber siquiera que era un chico cuando se trataba más bien de una figura en la oscuridad? De alguna forma lo sabía. Intentaba visualizar su rostro, pero simplemente no estaba allí.

Quizás fue la curiosidad.

El inexplicable y confuso deseo de entender qué hacían allí, quién era.

Soñar con desconocidos no era algo que hiciera. No era tan creativo, pero, al fin y al cabo, solo era un borde en la oscuridad con forma humana. Su siguiente sueño lo desconcertó, a pesar de su interés en ver más. Unos grandes ojos verdes lo observaban. La niebla le cubría el resto de su rostro, volviéndose cada vez más espesa a medida que se acercaba a él. Solo los ojos sobresalían. Atentos. Intimidantes.

Debía sentir miedo. Terror. Pánico. Sin embargo, solo sentía tristeza.

III

Cedric no podía negar que se sentía perseguido después de haber tenido aquel sueño más noches de las que querría contar. Sabía que no había nadie observándolo. Solo era un sueño. No era real. Aun así, caminaba por los pasillos de Hogwarts como si estuviera buscando un espía.

Como si estuviese esperando encontrarse con aquellos ojos.

Era cuestión de tiempo que su conducta paranoica tuviera alguna consecuencia. Una tarde, de camino al gran comedor, creyó que había alguien caminando detrás suyo. Juraría que oyó pasos. Se volteó hacia atrás, y todo lo que encontró fue un pasillo desolado. Cuando volvió a mirar hacia adelante, era otra la historia. Alcanzó a ver a alguien que caminaba cabizbajo y con prisa... hacia él. Cedric aminoró el paso de inmediato, pero eso no alcanzó para detener el impacto.

El chico de mis sueños -HEDRIC (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora