14.(CH) el misterio de saber si te gusta (o no)

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CEDRIC

XXXIV

—¿Desde cuándo le deseamos suerte a un Gryffindor? ¿A Harry Potter, después de lo que pasó el año pasado?

Era consciente de que las personas podrían tener una opinión acerca de su comentario incluso antes de decirlo. Eso no lo había detenido. Tampoco el hecho de estar junto a sus amigos.

Pero Zacharias no era uno de ellos, no para Cedric.

Nunca lo había sido.

A veces se sentía fatal porque su compañero era una de las pocas personas en el mundo que alguna vez le había dado mala espina . Detestaba que fuese así. Intentaba llevarse bien, jamás le había dicho nada que pudiera iniciar una pelea ni le había dejado de lado en ningún plan porque eso no era algo que él haría. Lo que no podía hacer era ignorar cada vez que él le dijera algo con una intención dudosa y con un reproche innecesario. Cedric podía dejar pasar algunas cosas, pero notaba cuando alguien decía algo para molestarle o hacerle quedar mal.

—Yo también le deseé suerte —comentó Cho, girándose hacia Zacharias— hace unos días.

Cedric se detuvo en su lugar para responderle de frente:

—Fui yo el que lo hizo, no tú —Tomó una respiración profunda—. Puedes apoyar a quien quieras, y lo que recuerdo del año pasado fue que Harry salvó a una estudiante.

—Luego de haber sido él quien la puso en peligro en primer lugar.

Contó uno, dos, tres .

Cedric iba a necesitar más que unas cuantas inhalaciones y exhalaciones.

—No creo que hayan sido así los hechos —intervino Tam detrás suyo, sujetándole por el brazo—. ¿Alguna vez le has preguntado siquiera?

Zacharias permaneció en silencio, con una expresión desconocida porque Cedric se volteó y no le miró una segunda vez. No le gustaban los enfrentamientos y menos con personas con quienes no creía que se pudiera dialogar. Recordaba los eventos del año pasado y los comentarios que su compañero había hecho sobre Harry en incontables ocasiones. Y el hecho de que no había hecho más para defenderlo que decir que no conocían lo que había pasado y mantener una posición neutral.

Porque así era él a veces, sin tomar lados.

Ahí estaba, caminando cerca de alguien a quien no consideraba su amigo pero nunca se había alejado ni lo había enfrentado en una conversación sincera. Podía sentir que a Zacharias no le agradaba, claro que lo había notado. Pese a que él no era el tipo de persona con quien Cedric elegiría rodearse, sentía que debía mantener la paz por la convivencia en la habitación y por el equipo. Aunque ese había sido un intercambio poco grato, le invadió una tranquilidad que podía rastrear al exclusivo hecho de que esta vez se había atrevido a desearle suerte a Harry.

Y a cuánto le gustaba haber dejado en claro a quién apoyaba.

HARRY

XXXIII

Había conseguido evitar con éxito cualquier rastro de inquietud durante la noche previa al partido gracias a una estrategia tan eficaz como bochornosa de reconocer. Enfocarse en que Cho y Cedric le habían deseado suerte funcionó de maravilla hasta el desayuno, cuando se sintió tan enfermo que tenía náuseas. Se trataba del último partido de la temporada y el que decidiría quién era el ganador de la Copa, y Malfoy junto a otros chicos de Slytherin se habían pasado meses diciéndoles a todos que ese año tenían la victoria asegurada dado que tenían los puntos a su favor.

El plan de Oliver era bueno, pero era solo eso: un plan.

No estarían en esa situación si no hubiesen perdido de forma tan estrepitosa contra Hufflepuff. El objetivo de Harry nunca antes había sido prevenir que el otro buscador atrape la snitch para darles tiempo de hacer los puntos suficientes.

El chico de mis sueños -HEDRIC (1)Where stories live. Discover now