— ¡Auron cálmate! — Fargan estaba desesperado se le había escapado Auron y andaba por el pueblo ya vacío solo con la ropa que había llegado
— David suéltame — le gritó asustado y Fargan al escuchar aquel nombre se aterró y lo soltó rápido, hacía años que no lo habían llamado así, lo odiaba.
Corrió hacia el bosque, tenía que salir de aquel lugar, algo andaba mal en el aire no le gustaba, antes de salir de los terrenos de aquella ciudad unas sombras salieron desde abajo y le impidieron salir, retrocede asustado hasta que alguien lo tomó de los hombros, asustado se movió
— te saliste — Luzu lo veía triste — mi amor — lo quería tocar pero su propia conciencia no lo dejaba, pues él había condenado a su hija a vivir con una maldición — solo vuelve con Fargan
— solo... — dijo queriendo llorar — solo quiero irme — estaba temblando — quiero irme a mi casa
— esta es tu casa Auron — decía sonriendo
— no me llamo Auron — estaba llorando — usted dijo que me quería comprar, dijo que era alguien sin valor
— no... amor eso era actuación — sonrió desesperado tratando de hacerlo entender — yo nunca he pensado eso de ti... yo te amo
— pero yo no te conozco
— no ahora no, pero somos amantes, eres mi todo, Auron — Luzu empezaba a querer llorar y sus ojos se tiñeron de azul — Te amo mi amor, te amo
— solo quiero regresar a casa — decía desesperado
— ok — se acercó de a poco — lo siento, lo siento — besó su frente — lo siento mucho, te llevaré haya — sonrió y Auron aún seguía negándose a su toque, los dos asintieron y Luzu lo abrazó moviéndose entre las sombras
Llegaron a un lugar muy hermoso, donde Auron nada más verlo corrió hacia la casa, Luzu no podía pasar, nunca tuvo permiso de pisar ese lugar después de tirarle la maldición a Auron, sonrió triste viéndolo, como sonreía como un niño, de aquella casa salió un hombre corriendo, lo abrazó seguido de más personas, incluida una mujer hermosa, que miró a Luzu sonriendo.
Se acercó al límite — Gracias por traerlo a su hogar — la mujer le hizo una reverencia — Luzu te respeto, y te considero parte de mi hijo, pero la muerte no es bienvenida en mi hogar — él sonrió y asintió siendo envuelto entre las sombras — yo lo cuidaré
— Ad, no te preocupes — dijo sonriendo — te entregaré la cabeza del culpable — la diosa sonrió tiernamente — adiós Diosa de la vida y la fertilidad
— Adiós portador de la muerte — se desvaneció en la oscuridad sin agregar algo más ante la mirada de la diosa
— estará bien — dijo Auron mirando hacia donde se desvaneció aquella persona peculiar — parecía vacío...
— es Luzu... seguro estar bien — Perchitta le acarició el cabello sonriendo — ahora vamos a dentro
Mientras iban caminando hacia dentro, Raúl solo podía mirar hacia el bosque preocupado, por el rostro afligido de aquel hombre que le estruja el corazón.
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