cap. 24

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— Ruben —

— hola Akira — él la miró con tristeza

Estaban en el borde de su casa flotante, Rubius estaba sentado mirando a la Luna, Vegetta estaba trabajando sin dormir desde hace días, a él le toca solo esperar a la mañana 

— ¿Porque no entras osito? — se sentó a lado de él y tomó su mano — prepare un poco de café

— como se supone, que entre y vea a Nieves, que se supone que debo hacer — dejó caer su cabeza en el hombro de la muchacha, ella le acarició los cabellos y lo acunó — ¿Quieres saber lo que pasó?

— puedo esperar a que estén listos — ella besó la frente de Rubius y sonrió — se que fue muy doloroso para tí contárselo a Vegetta — el soltó un par de lágrimas

— lo fue, pero el nunca me juzgo, él me abrazó y dijo que él me amaba, — ella sonrió — me pidió perdón y yo lo acepte 

— más le valía pedirte perdón — dijo ella haciendo reír a Rubius — nadie te hace llorar y se libra de mí — ella es un hermosa persona que se preocupa por los demás, sobretodo por Rubius — entonces, estás listo

El se lo pensó un rato, la miró a la cara y supo que esa persona era incapaz de juzgarlo, que ella también lo aceptaría con todo y su pasado, Akira es la mejor persona que él podía conocer.

— Fue a hace muchos años — ella lo abrazó — 

Éramos una pequeña tribu al norte del mundo, vivíamos alegres híbridos y personas de nieve.

Ellos eran personas como Nieves, todos tenían su pelo anaranjado y siempre se la pasaban felices, ellos fueron los que crearon a los Golems de Nieve; Nieves era la princesa de ellos y yo era su más cercano amigo. Mi tribu, era de puros osos y yo era el siguiente, regente.

Pasó cuando teníamos 6 años, unos cazadores llegaron, no eran muchos, pero tenían a su lado a una bruja, mi madre nos escondió en una de las casas, a mi y a todos los niños del lugar, Nieves era muy valiente, sostuvo mi mano en todo momento, me decía que todo iba a estar bien, pero ella no olía la sangre, o escuchaba los gritos, de las personas que amamos.

Cubrí mis orejas en un intento de callar los gritos, hasta que escuche el grito de mi madre, ella decía que corrieramos, que no miráramos hacia atrás, tome la mano de Nieves y de los otros niños, salimos de la casa, la mayoría de nuestros seres queridos estaban muertos en el suelo y otro estaban en jaulas.

Corrimos, le grite a los niños que siguieran corriendo, pero los Cazadores nos tenían rodeado, atraparon a los niños y los metieron en jaulas, Nieves y yo seguimos resistiéndose, la bruja llegó tenía a mi madre y al padre de Nieves amarrados, ella corrió hacía su padre y la bruja la agarró.

Yo me quedé en mi lugar, solo viendo como mi mejor amiga era atrapada, mi madre me amenazó con la mirada, ella no quería que me acercara, los cazadores se rieron de mí. — los ojos de Rubius derramaron lágrimas

— les grité, dejen a osito — Nieves llegó y se sentó del otro lado, tomando la otro mano de su amigo — no tienen derecho a tocarlo — Rubius apoyó la cabeza en el hombro de Nieves 

Akira sonrió viéndolos, los tomó de la mano y se los llevó a dentro de la casa, se sentaron en el sillón y les besó la frente a los dos, ellos sonrieron y la abrazaron, se volvieron acomodar, pues la historia no terminaba ahí.

—El jefe de ellos me atrapó, era un hombre grande, de cabellos blanco, su ojos me daban miedo, me subió a su caballo, y nos fuimos de ahí. — Rubius tembló ligeramente — 

No me encerraron, ese hombre me tenía en su caballo y entre ratos acariciaba mis piernas o mis brazos — Akira, los abrazó — mi madre, le gruñía, yo no sabía, qué pasaba, yo solo era un niño, mamá me miraba con amor, su mirada me decía que todo iba a estar bien. 

La bruja tenía a Nieves, hicimos una parada por sus tierras y le entregó a Nieves a una diosa, cuando las rescastamos, me di cuenta de a quien entregó a Nieves, era Perséfone. Una parte de Nieves se unió a mi collar, por eso puede estar con ella hasta el día de hoy.

Mi madre se logró liberar y liberar al padre de Nieves, ella luchó para rescatarme, cuando estaba apunto de tomar su mano murió, murieron a manos del hijo del jefe de los cazadores, mi madre me dijo algo, pero no pude escucharlo.

Después de ahí mi vida fue un infierno, nos llevaron a campos de concentración, el jefe de ellos me tenía siempre consigo, al igual que a otro niño, vi como mis amigos y familia, morían, en torneos, como le sacaban sus orejas, colmillos y cola, ese era mi castigó, verlos morir y no poder hacer nada al respecto.

Cuando cumplí 12 años, me empezaron a utilizar, para otras cosas, ellos — se tapó la boca tenía ganas de vomitar, de solo recordarlo, Akira lo beso en la frente y Nieves lloró en su hombro — ellos, me violaron, una y otra vez, todos los días, quería matarlos, quería que desaparecieran, y eso intenté

Le abrí la garganta a varios, de ellos, mis garras desgarraban su asquerosa piel, mis dientes desprendían los pedazos de carne de aquellos cuerpos, me volví una animal.

Pero pude escapar, corrí hasta que mis piernas no pudieron, llegué a una cabaña y me metí dentro, me escondí. 

Esa cabaña, tan podré pero tierna y acogedora era de Mangel, me tapó con una manta, me dió comida y limpió mis heridas, después de eso, él me protegió, escondía mis orejas tras un gorro, él siempre ha sido una buena persona. — la puerta se abría dejando ver a Vegetta, cansado, 

Rubius lo miró y luego su esposo le devolvió la mirada, Vegetta corrió a abrazarlo, Rubius le devolvió el abrazo, llorando en su pecho y gritando otra vez.

— ya estoy aquí Rubén, fuiste muy valiente — Rubius asintió hundiéndose en el pecho de su esposo — nadie te volverá a lastimar

Akira, estaba enojada, muy enojada, todo el lugar empezó a flotar, Nieves tomó su mano y ella pudo calmarse un poco, caminó a donde estaban los otros dos, sus ojos derramaron lágrimas, y tomó la cara de Rubius.

— no siempre tienes que estar feliz Rubius, — besó las lágrimas de Rubius — ahora somos una familia — Nieves llegó y asintió — puedes contarnos todo, nosotros siempre te escucharemos — todos se abrazaron

Se escuchó el llanto de dos bebés, Nieves y Rubius corrieron para ver a sus bebés, los cargaron entre sus brazos, los bebés se calmaron, solo al sentir los brazos de ellos.

— te despertamos pequeño, — dijo Rubius viendo los ojos morados del bebé — perdóname — el niño tocó con sus manitas el rostro del híbrido y sonrió — mi hermoso Victor 

— mi pequeño Adonis, te dejé solo, perdóname — Nieves arrullaba a su bebé de cabellos naranjas como los de ella y ojos rosados como los de akira 

— y nuestra familia se sigue haciendo más grande — susurró Akira, besando a Vegetta en la mejilla — es hora de dormir, mañana, tenemos que contener, las ganas de arrancarle la cabeza a esos hijos de puta — Vegetta beso la cabeza de Akira — matare a esos pendejos 

Vegetta la quedo viendo, pues acababa de utilizar el acento de Ora, tenía ganas de reírse hasta que llegó Rubius con su hijo en los brazos, con una sonrisa en sus labios y sus ojos brillantes. Volvió a prometerse, proteger esa hermosa sonrisa, esa era su familia y no la cambiaría por nada y sabe que Willy también en esos momentos, está amando a su hermosa familia. 

Pensó en Luzu y en la soledad que debe de estar sintiendo, él y su hermosa hija.

Luzu, paseaba en su casa con la bebé en los brazos, sus ojos derramaron lágrimas, escuchaba las risas de aquel frasco, que solo hacían que se desesperara más, la pequeña estaba dormida en sus brazos, solo ella lo lograba calmar.

++++Aurora++++

Aquí el pasado de Nieves y Rubius.

Mi bebé oso (╯ರ ~ ರ)╯︵ ┻━┻

Voy a matar a esos putos.
Muy dolorosamente.

Luzu (╯ರ ~ ರ)╯︵ ┻━┻

Te amo Where stories live. Discover now