Capítulo 20

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Este día no podía ir peor

Esto no podía estar pasando, de todas las personas que podrían enseñar Oclumancia o Legeremancia tiene que ser ella

-"Bueno bueno, eres igual de hermosa que tu madre" se acerca un hombre de unos cincuenta y tantos años hacia Akila, ella se dio cuenta de su asquerosa mirada recorriendo su cuerpo así que le dedicó una mirada de odio.
-"Oh vamos, no me mires así belleza"
-"Aléjate de mi hija Yaxley" apareció Carl con la varita en la mano dispuesto a atacar, al parecer el tal Yaxley se acobardó ya que le dijo
-"Tranquilo Burke, tranquilo" y alzó las manos  en son de paz, Carl le pasó el brazo a su hija por el hombro para llevársela de ahí, antes de abandonar la habitación Dolohov le regala una pequeña sonrisa a Akila y ella se la devuelve, habían hablado por cartas los últimos días y se habían vuelto bastante cercanos.

Carl una vez tuvo alejada a su hija de dicha habitación le preguntó si estaba bien, sabía que no solo se lo preguntaba por el tal Yaxley,así que respondió honestamente
-"No lo de, tengo mucho que asimilar aún"
-"Lo entiendo pequeña, lo entiendo y de verdad lamento todo esto...yo"
-"Oye oye, mírame" le dijo en tono serio si hija
-"Nada de esto es tu culpa ¿Si? Todo estará bien papá, lo prometo" le dio una sonrisa tranquilizadora, Carl asintió y la abrazó.
Akila sabía que le acababa de prometer algo a su padre de lo que no estaba segura si podría cumplir.
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Si Bellatrix no torturaba a alguien pronto quemaría la mansión.
Esto no podía estar pasándole, había ignorado a la chica todo este tiempo ya que sabría que no se controlaría estando cerca de ella, aunque eso se le dificultaba cada vez más, a veces coincidían en las comidas o hasta en la misma biblioteca, pero Bellatrix no le dirigía la palabra, deseaba poder hacerlo con todas sus fuerzas, pero estaba intentando luchar contra sus sentimientos y pensó que al no tenerla cerca ayudaría, pero sus resultados eran lo contrario, solo lograba hacer que no saliese de su cabeza ni por un segundo.

Ahora tendría que estar con ella por petición de su señor, ¿Por qué no se lo pidió a Narcissa?
Aunque tal vez ella podría pedírselo a su hermana...enseguida descartó la idea, sabía que Cissy haría preguntas, ademas su señor le mando esa tarea a ella y debía cumplirla.
Tomó un último trago de su Whisky y llamó a uno de los elfos, cuando apareció rápidamente tomó una de sus dagas que siempre tenía a mano, el pobre elfo pagaría las consecuencias de su enojo.



Los libros para Akila siempre habían sido su lugar seguro, había escogido uno del estante pero hacía veinte minutos que estaba en la misma página, tenía muchas cosas que asimilar, muchos...sentimientos.

Cerró el libro y lentamente una lágrima cayó por su mejilla, luego otra y otra.
Tenía ya los ojos rojos de tanto llorar, cuando escucha que abren la puerta de la biblioteca, era Dolohov.
-"Oh, lo siento pensé que no había nadie"Akila solo asiente tratando de que no se de cuenta de que estaba llorando, pero Su amigo ya lo había notado.
Suspiro y se sentó en el asiento enfrente a ella esperando pacientemente a que la chica levantase su mirada, cuando pensó que no lo haría Akila por fin levantó su cabeza y lo vio a los ojos.

Dolohov tomó sus manos y depositó un pequeño beso en ellas, luego le regaló una cálida sonrisa, lo que hizo que Akila se levantase de su asiento y se tirase a sus brazos, abrazándolo con necesidad.
-"Tranquila, estoy aquí para ti" con esa simple frase ella continuó llorando en el hombro de su amigo mientras él le decía palabras de consuelo.

Cuando se tranquilizó ella rompió el abrazo y miro a Dolohov dándose cuenta que él también había llorado un poco, el tomo el rostro de Akila entre sus manos y con sus pulgares limpio los restos de lágrimas que quedaban en sus mejillas.
-"Te quiero pequeña, te quiero mucho y para lo que necesites estaré ¿Si? Mi querida amiga" Akila le sonrió y asintió
-"Bueno y...¿Qué leías?" Preguntó el, ella soltó una pequeña carcajada que pronto se volvió contagiosa provocando que él también se riera, olvidando por un momento las tristezas y preocupaciones, y así continuaron la tarde, riendo y con un poco de té como habían prometido en cartas.

𝗉𝖾𝗋𝖽𝗂𝖽𝖺 𝖾𝗇 𝗍𝗎𝗌 𝗈𝗃𝗈𝗌 𝗆𝖺𝗋𝗋𝗈𝗇𝖾𝗌Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang