22. Capítulo 21.

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Hi~ Anduve desaparecida, estresada, medio muerta y quemada, onda, un ciclo normal en mi vida, pero ya, regrese recargada porque salieron promps bien bonitos para octubre y estoy con ganas de empezar una nueva trama rosita, gay, feliz y brillante, ni he terminado esta y ya pienso en otra, perdón, pero practicamente es edición y subirla, siento que me decepcione de mi propio manejo del fic y eso se reflejo caleta en la constancia, pero de todas maneras, ha tratar de terminarlo y ponerlo en el rincón de los fics no amados, Dios.

Espero que a pesar de sus bajitos ayude a pasar el tiempo, gracias por el cariño siempre.

Ash quiere ser la taza favorita de Eiji, sí, esa que lava con un cuidado especial, a la que siempre acuna entre sus manos con una sonrisa que se mitiga tras el vapor del té, esa que tiene un horroroso dibujo que da cuenta del mal gusto de su novio

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Ash quiere ser la taza favorita de Eiji, sí, esa que lava con un cuidado especial, a la que siempre acuna entre sus manos con una sonrisa que se mitiga tras el vapor del té, esa que tiene un horroroso dibujo que da cuenta del mal gusto de su novio. Quiere ser su suéter favorito, ese que usa si la vida se torna especialmente pesada y necesita una pausa para refugiarse entre las tiernas hebras del algodón, ese que ha escuchado sus secretos, ha secado sus lágrimas y lo ha conocido en sus bajones más mierdas.

Sí.

Ash quiere ser esa taza, ese suéter, esa planta que Eiji riega de manera especial ya que vislumbra la fragilidad que desglosa y que anhela un poco de ayuda extra para florecer, quiere ser la fotografía a la que adore presumir porque es especial y logró atrapar un momento de igual calibre, quiere ser la vela que enciende su camino cuando les cortan la luz, quiere ser hogareño, doméstico y confortante, pero más que nada, Ash quiere ser especial. Egoísta, ¿verdad? Sin embargo, cree que todos en cierta medida quieren ser especiales para sus seres amados.

No puedes proteger a quienes amas, ni siquiera te puedes proteger a ti mismo.

El problema es que la jodió.

Y ahora tu reputación está manchando a ese pobre chico, imagínate lo fácil que se oye anunciando que necesita con urgencia a un donador de esperma igual que una perra en celo.

Y la jodió con creces.

Permitió que sus sentimientos lo desbordaran y en vez de la taza se hizo agua hirviendo, no es suéter sino las polillas que se lo comen, no es la planta sino el pesticida que la mata, no es la fotografía sino el clic traumático de la cámara y muy tarde se ha dado cuenta que en vez de vela es oscuridad puesto que arruina todo lo bueno que le puede pasar, está arriesgando de más a Eiji y a sus amigos ¿en qué carajos estaba pensando al dejarse llevar así? No aprendió nada, si Alex le volvió a confiar su pandilla luego de que desapareciera cobardemente y le delegara la responsabilidad fue porque creían en sus capacidades o al menos en su temple. Mierda. Los defraudó a todos.

—No dejes que se meta en tu cabeza. —La voz de Yut-Lung se escucha lejana dentro de la catástrofe.

—No está en mi cabeza.

—Lo está. —El chino le extiende una bebida y es ese café que venden en las máquinas expendedoras del metro, ese que deja un concho asquerosamente amargo pegoteado al borde y el azúcar flota en burbujas blanquecinas—. Puedo verlo en tus ojos, Lynx.

Dandelions [Agosto de MPreg]Where stories live. Discover now