KISS AND TELL [REMUS LUPIN]

TWENTY-SEVEN

Era la mitad de la cena en el Gran Salón cuando Sirius suspiró dramáticamente, mirando a Remus, que estaba mirando a Tobías y Gracelyn.

"Moony, estoy tan cansado de tener esta conversación contigo", dijo Sirius, agarrándole las mejillas

Remus gruñó, golpeando la mano de Sirius. "A ella no le gusta".

"No, estoy bastante seguro de que lo hace. Ella simplemente no lo ama", corrigió Sirius.

Remus siguió mirándolos fijamente.

Sirius puso los ojos en blanco. "Muy bien, he terminare con esto, sea lo que sea".

Se levantó de su asiento y se acercó a Gracelyn y Tobias. Remus observó la interacción con los ojos bien abiertos. Sirius se paró detrás de ellos en el medio y puso  una mano sobre sus hombros, inclinándose para susurrarles algo a los dos. Tobías y Gracelyn sacudieron la cabeza. Sirius señaló a Remus , haciendo que los tres lo miraran. Miró hacia otro lado y escondió su cara detrás de su mano, asomándose a través de las grietas de sus dedos. Sirius le dijo algo a Gracelyn antes de ponerse de pie y caminar de regreso a Remus, sentado en su lugar anterior.

"¿Qué era eso?" Remus siseó.

"Yo siendo el inteligente por una vez. No están saliendo. Solo juegan por ahí".

"¿Qué?"

"Me has oído. No están saliendo. Wood dijo que está tratando de poner celosa a otra chica y que Gracie está ahí para correr. "No se gustan", concluyó. "Así que, finalmente, sal de tu culo plano y pídele que salga. Moony, te juro que tenemos esta conversación cada día y cada noche. Antes de que te des cuenta, te regañaré mientras duermo".

"¿Qué crees que debería hacer?" Remus preguntó.

Sirius se encogió de hombros. "Infierno, si lo sé. Atrévete a ella y habla con ella.
Para un hombre lobo, seguro que eres un gato asustado".

"Mantén la voz baja", regañó Remus.

Sirius puso los ojos en blanco. "Eres el mas tonto en esta situación".

Sirius no podía creer el nervio de Remus.
Se suponía que era el merodeador más inteligente, pero ahí estaba, siendo regañado por su mejor amigo por no invitar ala chica por la que babea  una  chica bonita y su perfume dulces. Sabía que Remus era fácil de descomponer. Con su licántropía, lo último que necesitaba era sentirse menos por un chico que apenas conocía.