Kintsugi [JS]

18

Yoongi suspiró, girandose hacia un costado y aplastando la cara en esa suave y fresca almohada.

El omega gruñó con disgusto cuando sintió el sol pegarle a la cara. Oh, maldito sol, ¿no podía salir un poco más tarde?.

Quería dormir una eternidad.

Sin embargo, se recordó a sí mismo que debía ir a la universidad. Aceptando su destino (triste destino), se dispuso a levantarse.

Pero apenas despego la nariz de la suave almohada, un aroma le llegó, y oh.

No, no, no. ¿Él neutralizador había fallado?.

Yoongi casi entra en pánico total, se sentó de un sopetón que hasta le dió fuertes mareos. Levantó su camisa y la olisqueó, el alma le cayó al piso.

No era su aroma, definitivamente, ese no era su aroma. Era de un alfa.

Los ojos se le cristalizaron y el corazón casi se le sale por la boca, pero antes de caer en otro ataque de ansiedad, su lobo se encargó de frenarlo reconociendo el aroma y quitando la bruma de confusión que casi le consume la cabeza.

Era el aroma de Jimin, el aroma a deliciosas galletas recién horneadas y anís. Era una esencia suave y dulce, hogareño quizá.

Aunque un tercer aroma se coló, uno muy suave, un casi imperceptible aromas a pinos.

Yoongi apretó las sábanas, cayendo en cuenta de lo que pasó, sí, él no quedó dormido en la cama la noche anterior.

No podía culpar a Jimin por llenarlo de su aroma al cargarlo, se supone que era beta para él, así que no debía imaginar que era capaz de sentir su esencia ni por asomo.

Jimin lo había cargado. Lo tocó.

Un pequeño escalofrío de temor le recorrió, pero se obligó a ser razonable. Él estaba bien, su cuerpo y lobo estaban bien, era solo su mente la que jugaba con él.

Una vez más, inhalo aquel aroma a alfa, descubriendo que no lo inquietaba para nada, de hecho, su lobo y él mismo se sintieron un poco en paz. Lo reconocía como algo agradable, cercano, hasta protector.

Yoongi se río de sí mismo. Sí, toda la mierda estaba en su cabeza, su cabeza que solo podía pensar en que estuvo pegado a Jimin por menos de 30 segundos mientras se encontraba sin conciencia, vulnerable.

El lado racional sabía que nada pasó y nada pasaría, el otro lado intentaba comprenderlo también y relajarse, aunque era mucho más difícil.

Se escondió en las sábanas, la esencia del alfa quedó marcada en su ropa, y se mantuvo cerrando los ojos y tratando de drenar cualquier pensamiento ilógico, tratando también de familiarizarse con ese aroma todavía más.

Estaba bien, Jimin no le haría daño. Se sentía tranquilo.

Estar frente al espejo del baño unos pocos minutos se había vuelto una rutina para Yoongi.

Era su pequeño momento de soledad, muy necesario para tomar un respiro, armarse de valor y volver a salir por esa puerta a encontrarse con el asqueroso mundo.

Y bueno, también el momento donde se bañaba en spray neutralizador. Especialmente en el cuello, su zona que disparaba el olor se había vuelto más rebelde, culpaba a la cercanía de su próximo celo.

Se observó en el espejo un tiempo más, limpiándose cualquier rastro de transpiración que pueda delatar su aroma. Después de abrir las ventanas y asegurarse que no apestaba a lavanda y leche de almendras.

Inhaló su camisa para detectar si había algún rastro de su propio aroma, y ese movimiento le hizo tener pequeños recuerdos de esa mañana.

Sí, él había despertado en la cama a pesar de que recordaba exactamente el momento en el que durmió sobre el suelo

No podía molestarse con Jimin por ayudarlo. No podía.

Eso estuvo realmente cerca, Yoongi fácilmente pudo haber sido descubierto en su mentira al haber estado tan cerca de él.

Cerró los ojos un segundo. Demasiado cerca.

No podía mantenerlo por más tiempo, debía decirlo antes de su próximo celo.

Sería mil veces peor que Jimin sea tomado por sorpresa...

Yoongi apretó las manos al borde del lavamanos, no quería pensar mal de él, no quería sentir que todos le harían daño, pero el ser sorprendido de pronto con el aroma de su "compañero beta" en pleno celo...

Temía los resultados.

Tenía que decirlo. Jimin le había cogido cariño, ¿No? Él podía entender su situación.

El podía.

Con ese pensamiento, salió al exterior y lo primero con lo que se encontró fue con Jimin y su agradable sonrisa.

Le sonrió de vuelta, despidiéndose de todos para ir junto a él-No quise interrumpir tu ritual de baño, pero he llegado temprano hoy.

-¿Ritual de baño?-Yoongi hace una diminuta mueca sin entender.

-Sí, es que siempre te encierras al menos diez minutos-Jimin se encoge de hombros y luego se gira mirar, bastante alegre, y levanta una mano mostrando lo que traía en ella-Por cierto, compré pastel.

-No lo había notado- Murmura un poco, antes de mirar al frente-De seguro es delicioso. A los clientes les gusta mucho.

-Bueno, eso lo sabrás cuando lleguemos a casa-Yoongi se voltea a verlo con ojitos sorprendidos-¿Qué? ¿Creíste que no te iba a dar? Por favor, soy todo menos egoísta, me ofendes, Yoongi.

-Aish, lo siento-Bufando, el pálido aceleró el ritmo hasta que llegaron al departamento donde se adentraron sin tapujos, ya podía saborear el dulce manjar en su paladar, el castaño le dió la mitad y no dudaron en ir al cuarto-Oh, mira. Al fin tienes una cama decente.

-¡Cierto! Casi olvidaba contarte-Jimin se sentó alegremente sobre la cama completamente armada, sin ser solo un pobre colchón en el suelo-La verdad, estaba harto de vivir con el miedo de que me caminen insectos en la cara por la noche.

El alfa fingió un estremecimiento muy exagerado que le saco una diminuta carcajada, saboreando el pastel en su boca, cómodo y feliz.

Las cosas parecían estar bastante bien, a pesar de todo.

Seviene