Capítulo 2: Confía en buen el zorro

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Capítulo 2

Confía en el buen zorro



ALESHA

Viktor pasó corriendo frente a ella a tanta velocidad que, si no hubiese tenido todo el cabello atado en una tirante y gruesa trenza, hubiese movido sus rizos.

Su padre presionó el botón del cronómetro con fuerza, como si hubiese corrido con Viktor, una vez este llegó a la línea blanca dibujada sobre la tierra de la pista para correr en su patio.

—¡Eso hace 56 kilómetros por hora! Es increíble —dio una palmada de felicitación sobre el hombro de Alesha que la sacudió más como un manotazo—. Llévalo a sesenta, ¿sí?.

Solo le sonrió como respuesta y removió el frasquito de cristal vacío en su mano. Su padre regresó adentro para mostrarle a su madre la planilla con los avances, y Viktor se acercó.

—Sí fue genial —arrugó un poco el rostro por el sol. A ella también le molestaba, era pleno medio día, pero no se permitiría verse menos cool por lo que resistió la urgencia de hacer el mismo gesto—. Fue impresionante, de hecho.

—Que no se te suba, ya va a pasar el efecto —se encaminó dentro para ir por sus cosas. Iba tarde, joder.

Pero Viktor trotó hasta su lado —Hazme un poco más.

—¿Para?

Se encogió de hombros —Práctica.

Alesha le dio una falsa risa —No han iniciado las cacerías, Viktor.

Su hermano bloqueó su camino y ahora sí tuvo que tapar el sol con su mano para mirarlo —Sabes que falta poco —murmuró.

—¿Exactamente cuánto? —imitó su tono. Viktor miró atrás, hacia la casa, regresó la mirada hacia ella y Alesha le alzó las cejas. Intentó mostrarse firme, pero sabía que no sería fácil sacarle todo. Aún no la dejaban entrar a las reuniones acerca de las cacerías, pero a cambio de pociones lograba que Viktor le filtrara algunos datos de vez en cuando. Claramente no todo. Viktor negó y Alesha rodó los ojos— Olvida la poción, entonces.

Regresó adentro sin darle más atención y fue a su habitación a colgarse un bolso al hombro. Ya cada quien estaba en lo suyo, pero cantó victoria demasiado rápido pensando que saldría sin un obstáculo previo.

Maldito Viktor.

—¿A dónde con tanto apuro?

—A buscar ingredientes para que seas tan rapidito como quiere padre —le soltó, y se apresuró al carro. El chofer la esperaba ya listo para arrancar y no fue necesario darle la señal para que la sacara de ahí lo antes posible.

Suspiró pesadamente y se dejó hundir en el asiento.

—¿Al bosque?

Alesha asintió. No quiso revisar su teléfono, sabía que iba tarde. Y por supuesto que él se lo sacaría en cara.

Los dos últimos meses habían sido increíblemente absorbentes. Tuvo que adoptar el papel de la Alesha que haría todo lo posible por encajar en su familia, la Alesha que inició su primer semestre en Aeternum, antes de conocer a Jaehyeon y que su vida diera un giro de 180°. Antes de entender lo que su familia era capaz de hacerle por no encajar. Y esa chica ahora lucía como alguien totalmente ajeno a ella.

Incluso le dolía la cabeza por volver a hacerse trenzas tan complejas. Y el negro regresó, la última vez que usó color fue en su visita a Alexander.

Zemblania: Máscara de sangre y colmillos [LIBRO #2]Where stories live. Discover now