Capítulo 12: 10...9...8...7...

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 Capítulo 12

10...9...8...7...



TAESUNG

El tiempo y su escritura perfecta le parecía que podía hacer las cosas más irónicas cuando se lo proponía. Taesung había crecido con la idea de Jaehyeon como el temible zorro asesino y despiadado, con el cual le temblaban las manos al pensar en acercarse. Y por supuesto, le tocó acercarse, a veces demasiado cerca hasta besarlo, pero no era el momento para pensar en eso. De nuevo.

Llegó a conocerlo y pasó de temer por su vida y estar estresado a entenderlo, a considerarlo un amigo y admirarlo. A querer aprender de él.

Y ahora estaba aquí, intentando retrasar a la muerte. No tenía seguridad de si lo que hacía tendría sentido, si Jaehyeon estaba destinado a morir y no importaba lo que Taesung hiciera.

Desde que habían llegado del bosque estuvo pensando si debería usar el reloj o no, esta era la primera regla que le habían enseñado, un Kwon no interfiere, y no se utiliza la magia del tiempo a menos que se haya designado.

¿Qué debía hacer? No solo era usar el reloj, era el que lo usara de la forma correcta. Había pasado sus vacaciones estudiando el libro de Hyunki, uno de sus ancestros, y pasado horas en vela trabajando en su magia. ¿Podía hacerlo? Eso esperaba, no terminaba de confiar plenamente en que tenía la capacidad de hacerlo, pero nadie estaba haciendo nada. Jaehyeon se estaba muriendo en la camilla y eso le causaba un peso dentro de su cuerpo como si en vez de sangre tuviese un líquido espeso y negro dentro de él.

No podía solo sentarse y ver. Por Jaehyeon valía la pena usar su reloj.

Así que lo hizo, pidiendo ayuda y perdón a sus ancestros, pidiendo ayuda a Hyunki que le guiara para salvar a Jaehyeon.

—¿Cómo vas a hacer para ayudar a Alesha? —Mizhar estaba de pie cerca de Jaehyeon, observándolo. Le había limpiado la sangre, acomodado la ropa lo más que pudo y hasta peinado el cabello. Cada tanto le movía un mechón negro que le caía sobre el párpado, en un gesto casi paternal.

—Puedo dejar el hechizo en una especie de modo automático —explicó— por un tiempo.

—¿Cuánto? —Kilari estaba sentada en una de las sillas de espera, con las piernas abiertas.

—Unos diez minutos.

—¿Y eso sería suficiente, cierto? Para que busques y regreses —Lyra se acercó para revisarle el vendaje del brazo. Cuando habían entrado al cuarto, Lyra fue la única a la que Taesung permitió acercarse a ayudarlo, con vendas a la antigua. Le preocupaba que otra magia pudiese interferir con la suya, y este no era el momento para arriesgarse.

—Tiene que serlo —sentenció Mizhar, sin levantar la vista de Jaehyeon.

—Deberían prepararse en caso de que... —que no lo logre, pensó— que llegue tarde. Jaehyeon podría no despertarse por el dolor del arma celestial.

—O podría matarnos a todes —Harsal se levantó, y a pesar de la sentencia que acababa de decir, se veía igual de tranquilo y confiado que siempre. Incluso cuando se enfrentaron a la criatura se veía así. Taesung se preguntó si alguna vez llegaba a estresarse —. Un día más en Lilura.

Robin, que seguía pegado a su asiento donde unos segundos estuvo Harsal, parecía que fuera a vomitar.

Tal vez lo haría después de Robin, por esa parte de su cerebro que le estaba gritando que todo saldría mal.

Zemblania: Máscara de sangre y colmillos [LIBRO #2]Where stories live. Discover now