Capítulo 31: Cuarto Salto

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Capítulo 31

Cuarto Salto



TAESUNG

El día del aniversario de la academia Aeternum debía ser una fecha de júbilo y celebración, y así se veía de su cuarto para afuera. Música instrumental tocando de un lado a otro, discursos de conmemoración, bailes, banquetes. Estuvieron ahí un rato, Jaehyeon en todo momento al lado de Tamanaco. Notó que evitaba cruzarse con Taesung y Alesha, y especialmente cruzarse con Nora.

Nora estaba ocupada, y debían encargarse de que se mantuviera así. Bailaba una canción instrumental tradicional venezolana, llamada «el diablo suelto», de la torpe mano de Alesha. Nadie sabía de estos viajes, pero Jaehyeon le dejó a Diego la tarea de que una vez desaparecieran, él no perdiera a Nora de vista.

El día del aniversario de fundación de la academia Aeternum era la misma fecha del aniversario de la muerte de Klaus Amariei, y la fecha en que Taesung estaría viajando para asegurarse de que exactamente eso pasara.

¿Eso lo convertía en una especie de asesino? ¿De alguna extraña manera? Su primer salto constó en asegurar una muerte, la de Aldo, y en los siguientes la de múltiples Van Darte. Aún así, esto no se sentía ni remotamente igual de neutral.

Klaus no se sentía como una pieza que debía caer para que siguiera el juego en el tablero. Tenía rostro, historia y nombre, y aunque muchos tenían estas cosas, a él sí lo conocía, por eso se sentía real.

Temprano, Jaehyeon recibió una carta que tenía el nombre de él y de Nora. De hecho, eran dos cartas, pero ambas las conservó. Lo vio con ojos cristalizados en más de una ocasión, en dirección a las esquinas, a los cuadros, a las paredes, menos frente a ellos. A veces lo notaba mirando al techo y parpadeando rápido, sacando y guardando su carta una y otra vez, caminando hacia Nora, arrepintiéndose, regresando.

Alesha solo sabía que harían un salto, no cuál. Eso hacía a su pecho sentirse más denso, más pesado. Taesung también quería tomar una mano este día, quería apoyo. Jaehyeon necesitaba una mano.

La recibiría más tarde, cuando fuera con Nora a un pequeño altar que hicieron en memoria de Klaus para hoy, después de la fiesta y después del ruido. Ahí se abrazarían, llorarían, o contarían anécdotas. Quién sabe cómo es su proceso, especialmente siglos después cuando tal vez el luto no es tan fuerte, pero siempre real.

Cerca de la hora, durante un juego de búsqueda del tesoro que se organizó en la academia, Taesung se escabulló al cuarto de Alesha, ahí recogió sus libros de la cama de ella. Las palabras del kumiho le dejaron un regusto amargo en la boca, con un peso incómodo en el pecho que no sabía cómo describir.

Guardó el libro de Historia Europea Mágica Volumen II junto a su tomo sobre la Segunda Guerra Mundial. ¿Algún día se encontraría en medio de algunas de esas guerras? Enviado por su familia para asegurarse que le dispararan a la persona correcta, o evitar que se desangrara a muerte alguien importante.

Alesha salió de la melodía ilusionista de la flauta de Jaehyeon, vistiendo ropa de época, con un vestido sencillo y sin maquillaje, su cabello violeta en una coleta alta perfecta, que poco después se sustituyó por café, y su rostro —gracias a la magia de sangre— se transformó en el de Kwon Jia. Taesung asintió y se acercó a él para su turno. Una vez se anunció la búsqueda del tesoro, el plan inició con rapidez para aprovechar el tiempo. Esa era la clave de todo, el tiempo.

El nerviosismo se expresó de distintas formas. Jaehyeon no habló, Alesha se puso a practicar pociones, nerviosa por un salto que no tenía idea de en qué acabaría.

Zemblania: Máscara de sangre y colmillos [LIBRO #2]Where stories live. Discover now