Capítulo 30: Fiesta, pero no de disfraces

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Capítulo 30

Fiesta, pero no de disfraces



🔞 Alerta 🔞

ALESHA

Luego de Salem, los días fueron más ligeros. Taesung no dejaba de aparecer por aquí y por allá con el nuevo truco que había aprendido. Alesha rotaba entre la cama de Taesung y la compañía de Nora en la suya propia. Los pocos momentos que pasaba sola eran un constante debate entre si atreverse o no a abrir el libro. El libro. El grimorio de Baltazar.

Todo en eso era tan mágico y misterioso. Aún podía sentir el peso energético que cargaba, cada mirada al techo era una pregunta en silencio. ¿Cómo estará escrito? ¿Serán solo recetas o estarán sus pensamientos, su diario? ¿Cómo era su letra?

Una parte de ella, la que creció con admiración al gran magoi, sentía gran emoción. Tal que le daba ganas de vomitar, el hecho de guardar este enorme secreto que debería ser gritado a los cuatro vientos.

¡Tengo el grimorio de Baltazar!

Aún así, la otra parte de ella, la que vio la manera en la que convirtió a Nora sin una pizca de su consentimiento, sintió conflicto. ¿Quería conectar con eso?

No era una decisión de si quería o no, debía, eventualmente. Nadie en su familia valía lo suficiente como para tener el grimorio en sus manos, solo ella podía, pero qué difícil era. Porque ¿qué otras cosas había hecho? A juzgar por los libros que se llevó y que ya leyó, magia de sangre era una de ellas.

A este punto, lo ilegal no le perturbaba, sino el tocar la mano de quien causó daño a alguien a quien le tenía tal aprecio que al entrar en su recuerdo solo quiso intervenir para detener lo que él hacía.

Con solo pasar su mano sobre el topo, su anillo emitía un brillo, y la llamaba. El cuero del encuadernado, los diamantes incrustados, las trenzas de cuero, las páginas, era como ondas constantemente llamándola, abriendo sus ojos en la noche.

Lo mantenía protegido en una esfera de energía que flotaba junto a su escritorio, como la reliquia que era. Reliquia que no tenía tantas ganas como creía de querer tocar.

Suspiró, preparándose una taza de té. Su habitación había dejado de responderle, y su magia de protegerla. Aún tenía un hematoma donde James le dio el golpe en Salem, que no habría sucedido de tan solo su magia actuar por sí sola. Perdió contacto con la magia salvaje de forma tan incierta como lo obtuvo.

En cierta forma era bueno, pues hubiera sido sospechoso para su familia, pero solo se sumaba a la lista de cosas que le quitaban el sueño. La magia era complicada, y como magoi se sintió tan ignorante por no entenderla. Por darla por sentado y creer que siempre estaría en su control cuando claramente podía actuar por sí sola.

Unas gotas de té mancharon las páginas de su grimorio, mientras escribía sus conclusiones. La magia tiene tanta vida propia como el Bosque de Lilura, y la comunidad magoi se limita a invocar esta magia, mas no a compartir con ella. Yo compartí, sostuvo mi mano, y por no cuidarla, de alguna forma, me soltó. Me enseñaron que la magia te obedece gracias a tu concentración, y que si no lo haces no puedes crear nada. Nunca la creamos, solo la llamamos, y de alguna forma ella sació nuestro orgullo respondiendo a nuestra alarma.

Jaehyeon no podía ayudarla, tampoco Nora, ni nadie que no fuese magoi. Y los magoi a su alrededor no conocieron la magia de la forma en la que Alesha lo hizo estos últimos meses, no recibieron su amistad íntima y complicidad. Sintió pena por quienes no lo hicieron, nadie lo ha hecho nunca. Quizá, antes de ella, solo Baltazar. Con toda una casa encantada que respondía a magia incluso ahora, sin su viva presencia.

Zemblania: Máscara de sangre y colmillos [LIBRO #2]Where stories live. Discover now