Capítulo 15: Recuerdos de un alma vieja

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Capítulo 15

Recuerdos de un alma vieja

«¿Quién gozaba al bailar un vals inmemorial?»

Una vez en diciembre


ALESHA

El viento golpeaba con fuerza su rostro, frío calaba en sus huesos que traía rocío de quién sabe dónde y llenaba sus lentes de gotitas. Frente al grupo había un claro, tan limpio de algún sesgo de propiedad como cualquier otra colina libre. La cosa es que en realidad no era libre.

Ante sus ojos estaba oculta la casa perdida de Baltazar Van Darte.

La ilusión que le había puesto Ezhno alguna vez en el tiempo era tan buena que todas las piedras que Alesha lanzó con magia atravesaban el campo de un lado a otro, y lo hizo de todas direcciones.

—Que lances otra piedra no hará que la casa aparezca —dijo Ezhno.

—¿Y cuando aparezca dónde estarán las piedras? —lanzó otra y Ezhno se encogió de hombros.

—Magia.

Todo el camino a la colina Alesha lo sintió como un Déjà Vu. El árbol torcido que parecía un columpio, el tumulto de arbustos que de lejos podría pasar por una tortuga, el camino natural de piedras que se hacía en un arroyo.

Era estúpido, pensar como si sus pies alguna vez ya hubiesen recorrido ese camino, como si una pequeña parte de sí, en el fondo de su cabeza, ya supiese por dónde ir. Su fanatismo por Baltazar le jugaba una mala broma, porque no había manera posible de que la piedra rota que estaba a sus pies le pareciera remotamente familiar.

Tuvo el impulso de saltar sobre ella en un pie, le pareció divertido, antes de seguir su camino.

Lúmina y Nora pasaron todo el viaje en silencio.

Ezhno sacó sus papiros y los olió como si fueran un libro nuevo —Cuanto las extrañé. Ramona y Claudia.

Alesha contuvo una risa —¿Nombraste a tus papiros?

—¿Tú no nombras tus cosas?

Alesha parpadeó —¿No?

—Deberías hacerlo —sonrió con su dentadura enteramente afilada—. Zorro nunca supo, gracias al infierno.

—Zorro sí supo —murmuró Nora, dejando salir su voz por primera vez en horas.

—No queremos saber lo que tu novio el zorro ladrón hizo con estos papiros. No les volverá a poner sus manos encima.

Alesha se mordió el interior de la mejilla ante el comentario. Prometió a Mizhar devolverlos, aunque técnicamente eso hizo, a su dueño.

—No es mi novio —gruñó Nora.

—Claro —Lúmina se cruzó de brazos—. No querrás un novio después de tener tantas vergas dentro de ti.

—Escúchame bien, pedazo de mierda móvil —Nora la apuntó con una garra bien afilada—. Un comentario más y-

—¿Y qué? Intenta lo que quieras —Lúmina se le acercó—. Tendrás tus... dones, maldiciones, llámalo como quieras. Yo tengo un demonio angelical para protegerme, y eso es más que tu marca de Caín.

Zemblania: Máscara de sangre y colmillos [LIBRO #2]Where stories live. Discover now