Capítulo 6: Meso, meso, meso

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Capítulo 6

Meso, meso, meso


⚠️TW: Pensamientos suicidas, mención de suicidio⚠️


NORA

Meso, meso, meso. A un lado, a otro y no pienso.

Meso, meso, meso. Un círculo casi perfecto.

Meso, meso, meso. No despiertes o estás en el infierno.

La capacidad de pensar hacía un rato abandonó su cuerpo mientras solo se daba el lujo de empujarlo de un lado a otro sobre el colchón, y su atención la ocupaba la vibración de su propia voz contra sus labios casi cerrados que cantaban para sí, en cómo se hundía el colchón con su peso y en el ronroneo de Reginald. Ya por fin estaba logrando enfocarse en eso más que en la sangre seca en el pantalón de Jaehyeon que tapó con sus colas en un triste intento de que no se notara que venía de atravesar otro episodio, ni en la mirada que le dio Mizhar antes de irse que deletreaba «cuídalo y cuidado» con los ojos.

No quería pasar por esto, no quería que él pasara por esto, pero los Van Darte siempre tenían algo que ver con todos y cada uno de sus problemas.

¿Hasta cuándo pagaría este karma?

La puerta se abrió, con unos toquecitos —¿Mi luna? —su voz la trajo de vuelta a la realidad, no respondió. No tenía fuerza para mover los labios ni sacar sonido de sus cuerdas vocales— ¿Puedes hablar? —negó, sin levantar la cabeza de sus rodillas— De acuerdo.

Se escuchó cómo se movían cosas y a los minutos el colchón se hundió —A ver, vamos con la cajita de las emociones —Jaehyeon abrió la caja de madera y puso entre sus dedos un pincel, abriendo para ella la pequeña paleta de pinturas. Extendió su antebrazo, para que ella lo usara como lienzo— ¿Cómo te sientes?

Tragó, sujetando el pincel un poco más fuerte y mojándolo en la pintura azul. Hizo un manchón en el brazo de Jaehyeon y él asintió —Triste —agregó por encima pintura roja, sin detenerse a limpiar el pincel—. Molesta —mezcló el rojo y el azul, y agregó un poco de verde encima, sin un orden específico—. ¿Preocupada? ¿Estresada?

Le dió varias veces con el pincel en el brazo, mezclando los colores en algo que ya lucía como barro y terminó lanzándoselo, mas él lo cachó antes de que cayera sobre las sábanas.

—Perdón por ponerte en esta situación —susurró, acariciando sus nudillos. Nora le haló por detrás del cuello la cadena de plata que usualmente colgaba bajo su ropa, igual a la de ella, revelando el anillo de la serpiente de plata que entre sus colmillos sostenía un rubí. Era la promesa de que estaría con ella para la eternidad, de que él lucharía contra su mortalidad para hacerle compañía y de que aún si el mundo se destruía, Jaehyeon quedaría de pie a su lado. Y por primera vez, esa promesa se estaba fracturando.

Nora sonrió por la maldita ironía —¿Debo mentalizarme de que esto no será para siempre, después de todo?

Porque muchas de las pesadillas recurrentes que Jaehyeon con su flauta convertía en sueños de pradera, eran de Nora de pie sobre las ruinas del apocalipsis, tras la destrucción de todo lo vivo, y ella aún respirando. Sola.

—No, voy a salir de esta.

-Claro, si no nos matas primero -soltó. Jaehyeon guardó silencio, quizá se había pasado. Cuando estaba por emitir una disculpa, él tiró del collar que colgaba bajo su blusa, con el anillo de Nora a juego del suyo.

Zemblania: Máscara de sangre y colmillos [LIBRO #2]Where stories live. Discover now