Capítulo XXI

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XXI - ESTRELLAS

7 meses después


Marzo

En cuanto veo que un taxi se detiene al lado de la puerta, me apresuro a acercarme para abrirla. El cliente, un señor trajeado —que va hablando por el móvil y apenas me echa un vistazo—, va directo al mostrador. Veo que comenta algo a la chica que trabaja por las tardes y, acto seguido, recoge la tarjeta de su habitación. Toca esperar al siguiente huésped.

Esto de ser una botones no es lo más glamuroso del mundo, pero no puedo decir que me disguste. Al menos, es entretenido. Y tengo compañeros con los que hablar cuando hacen su pausa para fumar. Yo no fumo con ellos, pero al menos me siento un rato junto a la puerta trasera y escucho lo que dicen.

La idea fue de tío Liam. Después de ir y venir unas cuantas veces desde la casa de mis padres hasta la que él comparte con tía Lexi, me preguntó si me apetecía trabajar en alguna cosa para ganar un dinerillo extra. Como el conservatorio ya no era un camino posible, decidí que era bueno estar entretenida.

Hoy hace dos meses que estoy aquí. Los turistas que vienen son bastante simpáticos, aunque no hago tantas propinas como tío Liam, que trabaja en la barra del bar y les cuenta chistes en todos los idiomas que sabe. Creo que los aprende en varios para poder entretener a más gente. Yo no puedo hacerlo porque:

1-No tengo gracia

2-Tampoco memoria

3-Y menos paciencia.

Di que sí, con alegría.

Pero no parece importarles demasiado, porque cuando aparco un coche, subo las maletas o arreglo alguna caja fuerte, me llevo mi propina igual.

Además, necesito estar distraída. Llegó un punto en el que estaba siendo absorbida por una parte de mí que ni siquiera sabía muy bien de dónde salía y, honestamente, llegué a asustarme. Mi primera medida fue desactivar Omega. La segunda fue cambiar de ciudad. La tercera no fue voluntaria, pero la he hecho igual; alejarme un poco de todo el mundo, menos de mis padres y mis tíos.

¿Un poco radical? Quizá. Pero es lo único que me ha funcionado. Y el instinto no suele fallar, ¿verdad?

Tengo mis dudas.

Pero no me da tiempo a pensar en eso porque justo acaba de llegar otro coche. Me apresuro a ir a abrir la puerta.


Abril

Ya he terminado el turno en el hotel, así que vuelvo andando a casa junto con otros compañeros. Cada uno va quedándose en diferentes puntos hasta que llegamos a casa de mis tíos, que es la tercera parada de la noche. Tras despedirme de ellos, uso la llave que me dejaron hace unos meses.

Normalmente, cuando vuelvo del trabajo no hay nadie en casa. Tía Lexi llega a la hora de cenar y tío Liam lo hace a las once de la noche. Suelo aprovechar para prepararles algo, para ordenar el despachito en el que me pusieron un colchón hinchable para dormir o, directamente, me tiro en el sofá para escuchar algo de música, que es mi actividad favorita.

Me gusta tener una lista de reproducción para cada momento; feliz, triste, fiesta, instrumental, nostálgic... Me quedo mirando una lista muy concreta. Una que no recuerdo haber puesto. Respirar. Esto no es mío, ¿no?

Tardo unos instantes en acordarme de que es la música que me pasó Jane. La lista entera. Me la puse en el móvil para escucharla de camino a la academia, pero nunca llegué a hacerlo. Creo que, con tantos estímulos, se me fue completamente de la cabeza.

La primera canciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora