XXVIII - REFRESCOS
Se supone que he quedado con Tommy y Rebeca a las cuatro en esta cafetería, pero hace un buen rato que los espero. Aburrida, recorro el borde del vaso con la punta de un dedo. El batido era caliente, pero ya se ha enfriado. ¿Se puede saber dónde están mis amigos?
Mentalmente, repaso la última canción que oí de la lista de Jane. Marco el ritmo con la punta del pie, aunque el resto de mi cuerpo permanece quieto. Y mi expresión, por supuesto, no...
—Hola.
Me tenso de pies a cabeza al pensar que puede tratarse de Jules. Pero no. Al volverme, repaso a la chica que me está mirando con los ojos muy abiertos. Pese a tomarme unos segundos, no consigo reconocerla.
—Hola —murmuro, confusa.
—Uh... ¿Eres Liv?
Oh, no, ¿qué he hecho ahora?
¿Qué no has hecho, más bien?
Repaso el resto de cafetería con la mirada, como si alguien me estuviera acusando de alguna cosa mala. Los únicos que nos prestan atención son los de su mesa, que nos observan con curiosidad, pero no se acercan. No entiendo nada.
Ah, espera, que tengo que responder.
—Sí —digo, bastante desconfiada.
No sé qué reacción esperaba, pero desde luego no era que la chica se pusiera a sonreír con toda su alegría.
—¡Me encantan tus vídeos! —dice de repente, y casi tiro el batido de la impresión—. Cantas genial. Y me gustan mucho las canciones que eliges.
—Oh. Um...
—¿Puedo pedirte una foto?, ¿te importa?
No sé cuánto tiempo me paso procesando la pregunta, pero es el suficiente como para que la conversación se vuelva rara. La chica, que ya había preparado el móvil, empieza a bajarlo con una mueca de tristeza.
—Vale —me oigo decir a mí misma.
Ni siquiera proceso que tengo que levantarme de la silla, pero ella se inclina hacia mí y nos hace una foto juntas. Creo que consigo sonreír antes de que se aparte, me dé las gracias y vuelva correteando con sus amigos.
No entiendo nada.
Imagínate yo.
Todavía lo estoy procesando cuando alguien me pone las manos en los hombros. El apretujón de Tommy me hace reaccionar. Él, de mientras, se deja caer en la silla que tengo al lado como si no me hubiera hecho esperar media hora.
—¿Quién era? —me pregunta, señalando a la chica de antes con un gesto.
—No tengo ni idea. Me ha pedido una foto.
—Qué influencer eres, ¿no?
En cuanto hace un ademán de robarme el batido, consigo reaccionar y quitárselo a tiempo.
—¿Se puede saber dónde estabas? —pregunto, bastante irritada—. Habíamos quedado a las cuatro.
Tommy siempre sonríe. Incluso en las conversaciones incómodas. Y especialmente cuando sabe que tiene la culpa de alguna cosa y quiere convencerte de que es una buena persona.
Siempre le funciona.
—Me he despistado —explica con alegría forzada.
—Seguro. ¿Y Rebeca?

STAI LEGGENDO
La primera canción
Storie d'amoreSEGUNDA PARTE DE 'LA ÚLTIMA NOTA', DISPONIBLE EN MI PERFIL Apenas sé nada de ella. Sé que le gusta la música. Sé que siempre lleva pulseras de viejos festivales. Sé que nunca me mira. Sé que se llama Jane. Y sé que no he dejado de pensar en ella des...