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Los días empezaron a pasar rápidamente y en un abrir y cerrar de ojos, ya había sido un mes desde que Dan empezó a vivir con él.

Para ser honesto, era una experiencia divertida tener un roomie como Dan; alguien terriblemente honesto que hablaba sin pensarlo dos veces y luego se avergonzaba. Recientemente, se había ofrecido a ayudarle con el restaurante y lo aceptó con gusto. Cuatro manos cortan y cocinan mariscos más rápido que dos.

Dan era hábil, rápido y eficaz; además, tenía un buen ojo en la cocina. Era útil tenerlo como ayudante aparte de ser una presencia amena.

El restaurante abrió sus puertas de nuevo y los clientes iban y venían de manera constante; desde el mediodía hasta el anochecer, las personas fluían como un río y los pedidos corrían en la cocina. Siendo sólo Dan y él, era algo manejable ya que no era un negocio extremadamente grande y al que le iba bastante bien; sin embargo, a veces era agotador. No lo había dicho, pero estaba considerando contratar más personal. Dos o tres personas más estarían bien para cubrir lo necesario.

Dan le era de mucha ayuda, claro que sí, pero en caso de que el local se llenase, era difícil dejar a una sola persona haciendo todo en la cocina. Los fines de semana eran verdaderamente agotadores y ambos terminaban tan cansados que incluso cerrar era una odisea; con unas manos más en atención al cliente todo sería más fácil.

Suspiró mientras terminaba de armar el sushi. Atender un restaurante era complicado.

– ¿Dooshik-ssi, qué pasa? –. Dan dejó lo que hacía y preguntó en voz baja mientras veía a su jefe (y roomie) terminar de cortar el roll e inclinarse un poco hacia el frente.

– Mhm, estaba pensando en contratar más personal –. Dooshik empaquetó con cuidado uno a uno los pedazos de sushi y cerró la caja para separarla. Al fin había terminado con los pedidos, pensó mientras se apoyaba en la mesa.

– Oh~, eso sería bueno. Necesitas cubrir la caja –. Respondió Dan dándole fin a la charla mientras tarareaba suavemente.

Dooshik sonrió. Dan probablemente no se daba cuenta, pero su aura y tez habían mejorado mucho. Lo veía más calmado e incluso alegre, se atrevía a decir; se desenvolvía en la cocina con naturalidad y con los clientes era amable y servicial. Sin darse cuenta, había avanzado bastante desde la primera vez que se conocieron.

Miró al chico anotar las direcciones de los pedidos y agradeció tenerlo ayudándole.

Bien, busquemos trabajadores de medio tiempo entonces, pensó Kang mientras terminaba de pasarle los paquetes a Dan.

金継ぎ

Unos días después de hablarlo con Dan, Kang publicó el anuncio de búsqueda de personal. Estaba confiado en que habrían solicitantes, sin embargo...

– Esto es... –. Ambos hombres se miraron con sorpresa.

En la mesa frente a ellos estaban todas las solicitudes de trabajo que se habían acumulado en una semana. Sabían que habría unas cuántas, pero mierda, esto era inesperado, totalmente inesperado; pilas de currículums ordenados por orden alfabético, carpetas de antecedentes y ni hablar de los correos en la computadora, enloquecerían si los veían.

– Ah, bueno, ¿empezamos? –. Propuso el rubio, a lo que el ojidorado solo asintió cansado.

Eran demasiadas solicitudes, pero ellos sólo necesitaban dos o tres personas. Iba a ser agotador analizarlos uno por uno y eliminar a quienes no cumplían con el perfil. Los dos tomaron asiento y empezaron con los descartes.

La mañana y mediodía fue solo leer la información y ver los perfiles de los solicitantes, si tenían experiencia o un historial, si eran graduados o estudiantes, si eran responsables e impecables. Era demasiado para revisar y se habían propuesto completarlo en un día, pero viendo la torre de papel era un objetivo dudoso. Las hojas en las que anotaban los intereses principales se llenaron por completo con nombres, edades y estado de aquellos que cumplían, mínimo, con el perfil del postulante.

Para cuando el sol se escondió, ambos hombres apenas podían mantenerse con los ojos abiertos. Dan cubrió su rostro con sus manos, estaba tan cansado de ver tantas letras que podría jurar que si cerraba los ojos podría ver toda la información de los postulantes anteriores. Se echó hacia atrás en su silla y se frotó los ojos suavemente para no dañarlos más de lo que forzar su vista lo había obligado.

Desvió su mirada hacia el castaño que seguía leyendo una última carpeta con un rostro serio. Se veía tan concentrado que cualquiera diría que su lectura se trataba de algún contrato importante.

Aunque entendía la preocupación de Kang por los postulantes, le preocupó que se cansara de más siendo la primera fase, por lo que ordenó los papeles y carpetas y se paró, acercándose al alto.

– Dooshik-ssi, ya hemos terminado por hoy. Vamos a descansar por ahora –. Dijo Dan en voz baja y suave mientras posaba la mano en el hombro de su compañero, quien lo miró por unos segundos y asintió.

Cuando los documentos fueron ordenados y puestos en una estantería al alcance, ambos se prepararon para cenar con sus estómagos gruñendo de hambre después de no haber comido en todo el día.

Dos potes de ramen instantáneo y una botella de soju de uva verde fueron puestas en la mesa con los dos hombres sentados que comían desesperadamente. No era la cena ideal, pero era lo más rápido y fácil que había.

– Ah~, realmente el ramen puede calmar inmediatamente el hambre de un hombre –. Exclamó Kang mientras devoraba los fideos con rapidez. Dan se rió abiertamente del hombre ya que pensó que cualquiera que lo viese diría que no había comido en semanas.

– Dooshik-ssi, más despacio o te atragantarás –. Dijo Dan, que luchaba por no reírse de la forma en que el hombre frente a él devoraba el pote de fideos y trataba de comerse los suyos propios.

– Eso no va a pasar –. El ojidorado se jactó al abrir la botella de alcohol y servir a ambos un vaso para acompañar. Brindaron y cenaron tranquilamente entre charlas simples y preguntas al azar al tiempo en que más botellas de soju se abrieron y la conversación se hacía más y más larga, con temas y palabras vagas; las anécdotas salieron naturalmente y las risas de ambos siguieron por mucho rato.

Cuando el reloj marcó las once de la noche, tanto Dan como Dooshik estaban ebrios y terriblemente cansados, con los párpados cerrándose involuntariamente y los pies arrastrándose con la lentitud de un caracol, los dos hombres se dirigieron a sus respectivas habitaciones tambaleándose levemente y con las vistas borrosas.

– Buenas noches, Dooshik -ssi –. Bostezó Dan abriendo la puerta de su -ahora- habitación dentro de la casa, sin esperar la respuesta del contrario y prácticamente derrumbándose sobre la cama.

Todo sin saber que había recibido una respuesta y, que si se hubiera quedado unos segundos más, habría escuchado a su roomie llamarlo hyung antes de desaparecer por la puerta.

Kintsugi || DanShikحيث تعيش القصص. اكتشف الآن