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El humo de cigarro se disipaba en el aire como la niebla con el viento. La caja vacía de cigarros cayó al suelo y una nueva fue abierta.

Dooshik nunca había fumado tanto hasta ahora. El alcohol no estaba permitido, pero nadie dijo nada de los cigarrillos. En las últimas semanas había estado fumando como si su vida dependiera de ello.

Las cosas habían estado complicadas en su mente.

Dan seguía sin aparecer, Jaeil empezó a visitarlo más seguido y sus empleados estaban constantemente tratando de darle ánimo. Estaba agradecido, pero no era lo que quería.

Quería que Dan volviera a casa.

No estaba durmiendo ni comiendo bien y estaba perfectamente consciente de ello; sabía cuánto le podría afectar, pero no tenía ni la voluntad ni la fuerza para hacerlo porque la ansiedad de no saber dónde y cómo estaba su pequeño hyung lo estaba haciendo pedazos.

¿Estará comiendo bien? ¿No tendrá frío? ¿Estará sintiéndose solo?

¿Dónde estás?

Estaba desesperado de la misma forma en que estaba arrepentido. Lo pensó bien y no dudaba de su amor por Dan; sin embargo, se sentía miserable por cuestionarse el dejar ir a su amor anterior.

¿Es muy pronto? Había sido ya un año y medio desde que su perla se había ido, pero él ya había empezado a amar a alguien más. En el fondo se sentía como una gravísima traición. Aunque los demás le dijeran lo contrario, necesitaba oírlo de él para estar seguro. Quería amar así como quería dejar de sentir culpa y cargar con esa cruz.

Dejó el cigarro a medio acabar en el cenicero y fue a prepararse para dormir. La barba, que había empezado a crecer sin darse cuenta, le picaba y era incómoda, pero no se molestó en rasurarla.

De todas formas, no había a quién presumirle su apariencia.

Apagó las luces y se acostó en su cama. Dió vueltas una y otra vez tratando de conciliar en sueño y espantar todos sus pensamientos. Cerró los ojos a la fuerza y dejó que ruido blanco lo guiara.

"Dan, ¿estarás tú tan preocupado como yo? ¿me extrañarás tanto como te extraño yo?"

金継ぎ

El sonido del oleaje del mar lo despertó. Al abrir los ojos todo lo que vió fue un inmenso mar y blanca arena debajo de sus pies.

– ¿Qué es esto...?

Miró a su alrededor; era una playa enorme y hermosa sin indicios de más personas. Era solamente él y el sonido de las olas chocando.

Descolocado, empezó a caminar sin rumbo a lo largo del lugar mientras veía las olas yendo y viniendo, trayendo espuma consigo. Era relajante y tranquilo, casi como un paraíso de paz para un alma inquieta. La espuma brillaba como perlas bajo reflectores en un blanco puro.

Se sintió nostálgico. Tenía muchos recuerdos en una playa.

Se cansó después de un rato y se tumbó en la arena. El cielo nocturno lleno de estrellas sobre su cabeza lucía como diamantes incrustados en terciopelo azul. El oleaje, la nostalgia y la tranquilidad lo hicieron sentir como si estuviera flotando sobre la nada.

Era increíblemente pacífico.

Cerró los ojos buscando descanso, pero el sonido de unos pasos interrumpió su intento y pronto sintió la presencia sentada junto a él. Decidió ignorarla e intentar dormitar de nuevo, fallando estrepitosamente al oír la voz.

– Dooshik-ah, ¿estás demasiado cansado?

Esa voz...

Saltó de su lugar y jadeó al ver de quién se trataba. Su corazón saltó de su pecho y la felicidad lo invadió.

Kintsugi || DanShikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora