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– ¿Qué le pasa al jefe?

"Ojalá pudiera saberlo yo también"  pensó Dan mirando de soslayo a Dooshik.

Actuaba raro, casi como ido. Era exactamente igual a como actuaba cuando recién se habían conocido. Aunque trataba de no hacerlo obvio, era evidente que estaba pensando en algo más y su constante silencio lo delataba.

El día que volvió de una salida, su rostro estaba totalmente pálido y se veía confundido y desesperado. Trató de preguntar, pero él respondió antes de hablar y corrió a su habitación. Después de eso, volvió a la "normalidad", pero parecía haber una línea formándose.

Una línea que antes no estaba ahí.

Una línea que no le gustaba.

Mordió el interior de su mejilla. ¿Le pasó algo? ¿Vió algo? Si preguntabas al Dan anterior, estaba seguro que obtendría respuesta, pero ahora mismo...

Suspiró reticiente. Si Dooshik no quería decirlo, entonces está bien. Todos guardan secretos de vez en cuando; sin embargo, si se mantenía de esa forma definitivamente iba a preguntar.

Necesitaba saber qué pasó con el hombre que parecía un sol brillante.

– Juyeon, Leah, por favor limpien las mesas exteriores y retiren todo –. Las mujeres asintieron y salieron. Se quedó con Nakyum, quien estaba revisando con cuidado las reposiciones.

No quiso molestarlo y se fue a la cocina. Hoy estaba tranquilo, pero todavía había trabajo por hacer y no se permitiría atrasarse en sus labores; además, también podía despejar un poco su mente que estaba como un huracán desastroso pensando en el comportamiento de Dooshik.

El skinship era mínimo, las palabras bonitas ya no salían y el rostro alegre se había esfumado como el humo después de un soplido del viento. El Dooshik actual era como mirar un cuadro desgastando sus colores y volviéndose opaco. Lo asustaba, y odiaba.

El Dooshik que conocía no era alguien sombrío sino un poco tonto y educado. ¿Está pasando por un mal momento? Si es muy duro, podría confiar en él y decirle. Quería ser de confianza plena, poder ofrecerle un hombro en el cual llorar y unos brazos en los cuales caer despreocupadamente.

Dan deseaba darle a Dooshik la misma seguridad y confort que él le dió en el pasado.

Desde que admitió que le gustaba, trató de no obviarlo o caer demasiado, pero fue imposible de evitar. Ahora que la situación era diferente y su persona amada se sentía distante, ¿qué opciones tenía?

– ¡Auch! –. El sonido del metal cayendo al suelo resonó en la cocina. Sostuvo su mano sangrante y suspiró. Se había hecho un corte grande por distraído.

"Carajo". Por suerte no había contaminado nada en gran cantidad, sería un desperdicio si fuese así. Caminó hasta el lavabo y abrió el grifo dejando a el agua fría caer sobre la herida.

Oh bueno, era un corte bastante feo...

La unión entre el pulgar y el indice estaba abierta y sangrante. No era profundo, pero si lo suficientemente grande para considerarse un poco alarmante; además, dolía bastante.

El botiquín estaba en la habitación del fondo, entonces arrastró sus pies hasta allá. Qué problemática situación. Ah, ¿por qué justo ahora?

Oyó voces, pero las ignoró y entró directamente buscando la caja blanca. No fue difícil de encontrar; la tomó y se sentó en una esquina de la habitación de descanso. Sacó todo lo necesario: gasa, alcohol y un ungüento.

Se acomodó para empezar a curarse, después de todo, estaba acostumbrado a curar sus propias heridas y había sido un tiempo desde la última vez que hizo esto. Era una sensación de nostalgia extraña.

Kintsugi || DanShikWhere stories live. Discover now