Capitulo 29

93 11 24
                                    


Una semana, una maldita semana entera en la que Yeosang no había mejorado.

En esa semana, el rubio no había dejado de vomitar, se levantaba en las noches y a veces cuando despertaba también lo hacía, no le sorprendía a San que también tenga mucho apetito, vomitaba a diario por lo tanto vaciaba su estómago.

Le dolió verlo así, no aguantó más y lo llevó al médico, éste le recetó unas pequeñas pastillas redondas de color blanco después de cada comida. El botecito estaba ya vacío y Yeosang no se había curado, incluso pensó San que empeoró, su estómago comenzó a dolerle tanto que no podía levantarse de la cama por un buen rato.

Faltó a la universidad dos días para quedarse a cuidar a su enfermo novio, no sabía que más hacer, se le estaban acabando las opciones y Yeosang solamente lloraba, lloraba del dolor, lloraba de lo horrible que se siente vomitar, lloraba porque estaba preocupando a San.

Dos hipidos se escucharon en la habitación, ya era de día. Era sábado por lo cual San no se tenía que preocuparse en inventar que aún no se había curado de su gripe para poder faltar a la universidad.

La pareja estaba en la cama, San abrazaba la cintura y espalda de Yeosang mientras que éste se aferraba de la camisa del peligris escondiendo su rostro en su pecho.

-Sangie -Yeosang sorbió su nariz- Te voy a llevar al hospital.

Yeosang levantó la vista hacia San dejando ver sus ojos rojos e hinchados, su nariz estaba igual roja, las lágrimas cristalinas caían de sus ojos hasta perderse en su cuello, una tras otra sin parar.

-Ya no llores, estoy aquí contigo y no te dejaré hasta saber que tienes -comenzó a mover su mano de arriba hacia abajo sobando su espalda pensando que así su llanto cesaría y lo hizo, las lágrimas comenzaron a caer con menos fuerza.

-Te amo -dijo Yeosang con voz temblorosa, se veía demasiado mal en cuestiones de salud.

-También te amo, bebé -y se besaron nuevamente transmitiendo su amor en el acto, transmitiendo seguridad y compañía. Las manecillas del reloj parecieron haberse detenido junto con todos los problemas, solo eran ellos dos demostrando que no estaban solos, que se tenían uno al otro y eso era todo lo que importaba. ¿A quién le interesa si los padres de San no aceptaban su relación? Aunque le hubiera encantando decirles y que ellos les den su apoyo y comprensión, sabía que no iba a pasar pero aún tenía una pizca de esperanza en el que eso suceda porque después de todo, ellos eran sus padres y los padres deben de apoyar en todo a sus hijos ¿no?

San mordió ligeramente el labio de Yeosang y lo jaló dejándolo libre segundos después, el tiempo pareció volver a correr regresando los problemas y angustias, San desearía que el dolor e incomodidad que Yeosang estaba sintiendo lo hubiera pasado él, hubiera preferido eso mil veces antes que ver a su adorable chico con sus ojos rojos e hinchados escuchando cada uno de sus hipidos y disculpas.

Yeosang se disculpaba con San por preocuparle tanto, no sabía cómo calmar sus vómitos y dolores de estómago, incluso pensó un día que si dejaba de comer no tendría nada en su estómago por lo cual tampoco tendría algo que vomitar. Lo intentó, de verdad que lo hizo, pero el hambre lo estaba matando, tenía tanta hambre que sentía que lo que él comía podía alimentar a dos personas. Se sintió frustrado cuando sus intentos de curarse fracasaron.

Ambos se levantaron de la cama alistándose para ir al hospital, esa era la última opción y si no descubrían que tenía Yeosang, San moriría de decepción, tristeza y angustia.

El mayor no podía mantenerse de pie mucho tiempo, todo le daba vueltas y el dolor de estómago solo empeoraba todo. San había pedido un taxi con antelación por lo que solo tuvo que bajar a la primera planta con Yeosang en brazos.

El fresco de la mañana los recibió con el auto color amarillo que esperaba por ellos. El menor sentó a Yeosang en su regazo creyendo que así se sentiría más seguro y cómodo.

El transcurso del edificio hacia el hospital fue de unos diez minutos, San pagó y ambos se adentraron a la gran construcción médica.

-Disculpe, el doctor Park Seonghwa -preguntó el peligris a una recepcionista.

-¿Choi San y Choi Yeosang? -San asintió, había pedido una cita con antelación- El doctor Park los espera, está en el último consultorio de esta planta.

El universitario agradeció y se dirigió al lugar indicado. Tocó la puerta con mucho cuidado de no mover a Yeosang y un “pase” se pudo escuchar.

-Bienvenidos -saludó el médico cuando los vio ingresar- Veo que tu amigo es el que tiene problemas, recuéstalo en la camilla, por favor.

San acató lo pedido, puso el cuerpo de Yeosang en una camilla azul con suma delicadeza -Mi novio -aclaró- ha sufrido de vómitos por una semana entera, fuimos a un doctor y me dio estas pastillas -de su bolsillo sacó el bote azul de las pastillas que anteriormente Yeosang había tomado- pero no funcionaron e incluso creo que le hicieron mal porque también comenzó a dolerle el estómago.

-Ya veo -Park examinó el botecito con atención- tal vez fue una reacción alérgica a los medicamentos, pero nada es seguro, déjame revisarlo primero.

Seonghwa checó el peso, temperatura, los ojos, el estómago e incluso preguntó por la alimentación de Yeosang y todo parecía ir bien. Paseó sus dedos por el vientre del rubio tratando de encontrar una anomalía que le indicara que sucedía, pero nada, era extraño.

Frustrado, el médico ojeó todo su consultorio como si aquello sirviera para darle una respuesta. San estaba al lado de Yeosang sosteniéndole la mano para darle fuerzas y Seonghwa admiró eso. Su vista fue repentinamente a uno de los estantes que su consultorio tenía y repentinamente una idea vino a su mente.

-Espera, creo que sé lo que Yeosang tiene y si estoy en lo cierto, tienes que hacer todo lo que yo diga.

San asintió viendo como Kim se pasaba del otro lado de la camilla.

-Voy a bajar un poco tu pantalón ¿ok?

- ¿Por qué? -preguntó San algo inseguro.

-Confía en mí -respondió Seonghwa tratando de calmar al menor. Yeosang le dio un apretón en la mano indicándole que todo estaba bien.

Al ver cómo la tensión bajaba, Seonghwa bajó solo un poco un lado del pantalón de Yeosang revelando una curiosa marca de la luna creciente de un tono más oscuro que su piel.

Los ojos de Park se iluminaron y fue por algunos instrumentos bajo la curiosa mirada de San- ¿Qué tiene? -preguntó San impaciente.

-No estoy seguro al cien por ciento, pero planeo estarlo.

San no era tonto, sabía para qué servían los instrumentos que Park había tomado, un frasco con una crema transparente, un transductor ecográfico y una pantalla. Prefirió no hacerse más ideas ya que no creía del todo posible su teoría, sólo le dio espacio al médico para aplicar la crema y pasear el transductor de un lado al otro en el vientre de Yeosang mientras que las lágrimas se acumulaban en sus ojos.

-Aquí está -satisfecho, Park dejó lo que estaba haciendo y se acercó a San confundiendo a ambos jóvenes.

- ¿Qué… qué es lo que Yeosang tiene?

-Felicidades -estrechó su mano con la de San.

- ¿Q-qué? -las lágrimas se sentían cada vez más cerca.

-Yeosang tiene dos semanas de embarazo.

Y finalmente, las lágrimas se derramaron sin control alguno.

Y finalmente, las lágrimas se derramaron sin control alguno

ओह! यह छवि हमारे सामग्री दिशानिर्देशों का पालन नहीं करती है। प्रकाशन जारी रखने के लिए, कृपया इसे हटा दें या कोई भिन्न छवि अपलोड करें।

3/?

𝐌𝐄𝐑𝐌𝐀𝐍- SanSang (Adaptación)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें