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Hiccup, desde uno de los balcones del segundo piso del salón, veía con gracia y una sonrisa ladina a Astrid estar jalando, no tan disimuladamente, su pegado vestido verde. Claramente, él sabía que estaba muy incómoda, a la princesa nunca le habían gustado esos vestidos que se te pegaban como si de una segunda piel se tratara. Pero, a pesar de verla disgustada, el ojiverde no podía dejar de verla encantado; la forma en que ella se quejaba por lo bajo, mientras arrugaba la nariz inconforme y movía discretamente sus manos por su vestido, sólo lo dejaban hipnotizado y con ganas de verla por horas.

Sin embargo, no pudo seguir viendo el tierno espectáculo que su refunfuñona amiga le estaba mostrando, puesto que su padre adoptivo llegó a su lado.

-Muchacho.- lo saludó Bocón con una sonrisa divertida, mientras lo miraba de arriba a abajo.

Haddock supo que a él le hacía gracia verlo con un traje de fiesta.

-No te atrevas a burlarte.- le advirtió alzando una ceja antes de que el rubio lanzara algún comentario- Por Astrid, y sólo por Astrid, tolero esta agonía.- aclaró para que no se haga ninguna errónea ilusión.

-¿Ya le dijiste?- cuando su hijo mencionó a la princesa, su expresión se volvió más seria.

El castaño tragó saliva al saber a lo que se refería.

-Iba a hacerlo, pero al final no se dió.- respondió el joven desviando su mirada fugazmente hacia la rubia en cuestión, pero el gruñido frustrado del Capitán de Guardia lo atrajo nuevamente.

-Hiccup.- soltó su nombre en tono de regaño- Ya debes decírselo. Mientras más esperes, más doloroso va a ser para ambos. Además, no sé por qué te preocupa tanto el que ella se entere, si es una buena amiga, se alegrará mucho por ti.- le dijo sin cambiar su semblante serio.

-Ella sentirá que la estoy abandonando cuando más me necesita.- refutó el ojiverde con firmeza- Porque lo voy a hacer.- confesó con lamento.

Volvió a verla y vió que ella también lo miraba, cuando sus miradas conectaron, la ojiazul ladeó la cabeza y puso una expresión aburrida que lo hizo sonreír. Mientras que Bocón suspiró con pesadez y luego carraspeó.

-La reina ya va a anunciar la razón de esta fiesta.- declaró el rubio e Hiccup deshizo su sonrisa al recordar aquel motivo, el cual tuvo que ocultárselo a su mejor amiga por orden de su padre- Gracias por haberlo mantenido en secreto.- le dijo al muchacho antes de irse, pronto la cena iba a empezar y, con ello, el discurso de Lagertha.

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-200 lunas desde que nos liberamos del macabro y oscuro reinado de mi padre, el rey Grimmel. Y durante 200 lunas hemos mantenido una alianza civil que gobierna con consentimiento mutuo, mientras preservamos nuestra autonomía. Somos dos reinos que conformamos una mucho más grande y así ha sido tras 200 lunas, hasta ahora...- hablaba la reina con una copa de vino en manos, mientras todas las personas importantes de ambos reinos la escuchan con atención- ...Mañana, el príncipe Patapez se casará con mi hija Astrid, unificando por fin al Gran Reino: Nuevo Berk y Galadawn...- la princesa abrió los ojos asombrada y no tardó en mirar a su madre con reproche y disgusto- ...Asegurándonos un futuro armonioso y fortaleciéndonos contra cualquier amenaza que podamos enfrentar, dentro o fuera de la barrera. Por los novios, que gobiernen sabia y justamente y defiendan nuestro reino hasta el día en que regrese la verdadera emperatriz, Heather Berserker.- alzó su copa, el resto de los presentes hicieron lo mismo y luego bebieron.

La única que no se atrevió a levantar su copa y, mucho menos, beber su vino, fue Astrid. Ella clavó sus ojos en el príncipe de ojos verdes, quien estaba sentado al lado del su padre, el rey de Galadawn; él ni se había inmutado ante lo anunciado, dedujo por sí misma que él ya sabía acerca de todo esto. ¿Y había estado de acuerdo? ¿Cómo no está tan alterado como ella? ¿Cómo su madre se atrevió a hacerle esto?

∞ Protectors of Magic ∞Onde as histórias ganham vida. Descobre agora