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El amanecer ya había iniciado hace pocas horas, un radiante sol iluminaba al reino del Nuevo Berk logrando un lindo día para sus habitantes, quien eran ignorantes a lo que había sucedido en plena madrugada en el castillo y, por ende, del secuestro de su heredero. Sin embargo, esta situación era opuesta a la de la preocupada familia real y compañía.

Lagertha, después de despertar y menospreciado su adolorido cuerpo, mandó a llamar al príncipe de Galadawn al salón del trono para decir lo que vió del secuestro de su primogénito.

-Estaba en la torre, en mi habitación, no sabía qué hacer, soy un pacifista, no me gustan las peleas, por lo que quise mantenerme al margen en esta...- hablaba un nervioso Patapez a unos metros delante del imponente trono de la herida reina, quien no estaba sentada correctamente, sino que estaba recargada hacia el lado izquierdo y algo chorreada sobre su trono, mientras uno de sus brazos rodeaba su adolorido abdomen- Luego oí esa voz hablando en dracónico... O eso creo. Luego vi a una gran criatura, con enormes alas, elevándose y con alguien en sus garras. Como un alcón con su presa.- terminó de relatar el rubio, quien no pudo evitar desviar su mirada a su prometida.

Astrid estaba sentada sobre los pequeños escalones que separaban el trono de su madre con el resto del salón, ella tenía sus manos entrelazadas, con los codos sobre sus rodillas y su mird fija en el piso.

Mientras que Bocón, a un lado del salón, era atendido por Torsteinn, quien curaba la gran quemadura de su Capitán cerca de la clavícula.

Un silencio inquietante inundó el salón.

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-¡Oye!- Helga dió un pequeño salto al escuchar el regaño que vino en un susurro de su jefa- Eso no te concierne, niña.- le indicó la mujer alejándola de las puertas entreabiertas del salón.

-¿Qué no me...?- la pelirroja ni siquiera pudo terminar su pregunta- ¡Claro que me concierne! Están diciendo que a Eret se lo llevaron, tenemos que ir a rescatarlo ya, salir a buscarlo.- dijo al borde de la angustia.

-Sé que te preocupa el príncipe, pero es un asunto muy serio. Estoy segura que ellos harán todo lo que puedan hacer para regresarlo a salvo, es el hijo de la reina y heredero al trono después de todo.- le recordó para luego tomarla de la mano y caminar con ella de regreso a la cocina, sin darle tiempo a replicar.

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Aquel silencio que se formó entre todos fue acabado por la abrupta entrada de dos guardias con dos pelinegros que llevaban esposas inmovilizando sus manos delante de ellos.

-Los atrapamos en las afueras, tratando de robar un caballo.- anunció un guardia y el menor de los detenidos se removió.

-¡Completamente falso!- declaró Patán soltándose del agarre de su opresor y luego se dirigió a Lagertha- Estábamos revisando las condiciones de los establos, buscando el bienestar de los animales. ¿Es un crimen que eso nos importe? ¡Tenemos corazón!- quiso defenderse y terminó alzando la voz.

-¡Ya basta!- le gritó el rey Ingerman, quien estaba también en los escalones del trono, pero a diferencia de la princesa, él estaba de pie y al lado izquierdo de la reina.

-Yo voy.- la voz determinada de Astrid se alzó inmediatamente después- Yo voy.- repitió poniéndose de pie.

-Hazlo.- le dijo su madre con voz rasposa

∞ Protectors of Magic ∞Where stories live. Discover now